Salí corriendo de la casa.
- ¡Katia! - escuche a mi abuelo gritarme desde adentro.
No quería saber nada; quería desaparecer, solo me sucedía tragedia tras tragedia, estaba harta, solo quería a mamá. Seguía corriendo sin rumbo fijo, mis pies me guiaban, no me importaba a donde me dirigía.
Cuando mi cuerpo ya no daba más, me di cuenta que estaba en “El Sacro”, el cementerio de la ciudad.
Inconscientemente comencé a caminar por entre las tumbas buscando la de mi madre.
-Mamá… - susurraba para mí.
Cuando por fin la encontré me quedé unos minutos observando el pequeño altar que mi abuelo le había mandado a hacer, era de mármol blanco, tenía una foto de ella en medio con un ramo de rosas rojas encima de el, estaba rodeado con una pequeña valla de metal color negro, sonreí al darme cuenta que esa pequeña construcción no valía nada, pudieron haberla enterrado con oro, pero aun así no haría que la situación fuera bonita o menos dolorosa.
Me deja caer pesadamente enfrente de su tumba, y por primera vez, después de varios meses lloré, ella se había ido para siempre, ya no la vería, no volvería a abrazarla, decirle cuanto la amaba, lo mucho que estaba agradecida con ella, daría todo por tener unos instantes con ella y pedirle perdón por todo.
Mi tristeza se convirtió en odio, odia hacia a mi abuelo, odio hacia mí misma, hacia los asesinos de mi madre.
¡Ya no podía más! Solo quería que sufrieran lo que yo estaba sufriendo, quería hacerlos pagar.
Grite.
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Mientras caminaba por el palacio este empezó a temblar.
- ¡Majestad, tiene que ver esto! - gritó uno de los guardias mientras corría hacia mí.
El guardia me llevo hasta el cuarto de las Almas, al revisar el palacio este cuarto estaba destruido y el cristal que era resguardado por nuestros antepasados muerto, sin color, sin brillo.
Pero ahora era todo lo contrario, brillaba con más fuerza de lo que recordaba, parecía como si nada hubiera pasado.
Cuando me acerqué para poder verlo mejor me di cuenta que se estaba volviendo a conectar… con sus almas.
Sin pensarlo extendí mis alas, salí del Cuarto de las Almas yendo a la Habitación de Trono, era el momento. Cuando mire a mi alrededor todos se habían congregado junto conmigo.
- ¡Ya es hora! - grité, -Prepárense, es hora de volver a la tierra. –…