La última hija de la Luna

Un cambio repentino

Lloraba arrodillada, pensando en ¿Por qué me sucedía esto a mí?, que clase de cosa malvada había hecho para que todo estuviera en mi contra. Estuve un rato con los ojos cerrados recordando los bellos momentos que había vivido con mi madre, en mi mente era el único lugar donde no moriría jamás, cuando abrí los ojos bajé mi mirada hacia mis manos y vi que estas eran pálidas, blancas, lo siguiente que vi me dejó congelada, atreves del rabillo del ojo noté un bulto blanco en mi espalda, gire mi cabeza lentamente, eran unas grandes alas blancas, rápidamente me levanté, tenía que salir de ahí, me estaba volviendo loca.

Estaba desesperado no sabía qué hacer, el cementerio de convirtió en un gran laberinto, parecía todo igual sin salida, pero no dejaba de correr o eso pensaba hasta que me di cuenta que no corría ¡volaba!, al darme cuenta el pánico me invadió lo que ocasiono que cayera, una de mis rodillas tenía un corte muy profundo había un vidrio roto en el piso, la herida era profunda, de alguna manera tenía que pedir ayuda, buscaba con la mirada alguna salida, pero, no veía ninguna, cuando volví a ver mi rodilla esta había sanado, no había rastro de que algo me hubiera pasado, ni cicatriz había.

Me levanté y comencé a caminar lentamente para evitar volar, ¿¡Que estaba diciendo?!, me estaba convenciendo de algo que no podía ser real.

Choque con un árbol, provocando que me enredara en él, mi cabeza estaba atorada, cuando traté de tocar lo que me hacía estar atorada, noté algo que no debía de estar ahí. Insiste con más fuerza, pero fue inútil, no sabía que hacer…



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En el texto hay: seres miticos, guerra y amor, rencarnaciones

Editado: 03.12.2021

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