Me despierto con el zumbido de la alarma al lado de mi cama. Que ruido más desagradable, Dios.
Aun con los ojos cerrados me acerco y consigo apagar el móvil. Y estoy tan cansada que me vuelvo a dormir. Olvidando que tenemos que irnos a la casa del lago.
Escucho que alguien abre de un portazo y camina a paso rápido hacia mí. No hace falta que sepa que es mi madre por los tacones y porque mi padre nunca entra a mi habitación. Abro un ojo y confirmo que es ella.
¿Qué hora es?
¿En qué día estamos?
¿Por qué tengo que madrugar siendo estas las dos últimas semanas de mis vacaciones?
Ah si, porque por alguna extraña razón que desconozco hubo un cortocircuito que hizo que mi casa se chamuscara. Y ahora me tengo que despertar a esta hora para irme a la otra casa.
Otra casa en la que estaré sola por meses, porque por lo que me dijo mi madre, ella y mi padre se iban otros 3 meses. Que sorpresa, la verdad no me lo esperaba.
Nótese el sarcasmo, señores.
Veo como mi madre me mira con una mirada acusadora. Volteo la cabeza para ver que hora es en el reloj y son espera eso está mal.
¡Las nueve ya! ¡Pero si acababa de apagar el despertador hace como diez minutos!
Volteo hacia mi madre y veo que tiene los dientes apretados y tiene las dos manos en sus caderas, mostrándome así su manicura perfecta.
-¡Se puede saber por qué sigues despierta!-chilla mi madre con esa mirada acusadora que no me ha quitado desde que ha entrado a mi habitación.-¡Te dije que te pusieras la alarma a las 8 y mira que hora es!-me dice señalando el reloj que está en mi mesita de noche.
-Lo siento, lo siento-digo levantándome de golpe.- Es que tenía mucho sueño y apague la alarma para dormir unos minutos más y perdí el tiempo.-miro a mi madre y me niega con la cabeza con una clara decepción en sus ojos color miel.
-¡Ponte lo primero que encuentres y sal!-dice tirándome a la cara los cojines de decoración de la cama que tire al suelo por la noche.-¡Y cuando acabes sales pitando de casa y te espero en el coche!-y con eso último dado por terminada nuestra discusión, pero veo que se da la vuelta otra vez hacia mí para mirarme.
-Ah y por cierto, tu padre ya se ha ido-le miro con cara de duda y sigue con su explicación-, porque si te esperaba un poco más perdía su reunión de las diez. Y yo voy a perder la mía de las once como no te des prisa. ¡Así que vamos! - dice con una señal de que me levante de la cama, y con eso último sale de la habitación dando un portazo.
Madre mía, nos levantamos bravas por la mañana.
Anoche papi no le dio lo suyo y por eso esta así.
Ay por dios, a veces me gustaría no tenerte como conciencia.
Después de estar prácticamente hablando conmigo misma, me dispongo a coger algo cómodo, y que sea rápido porque no queremos que mama nos mate antes de llegar a los dieciocho.
Busco en mi maleta algo que me pueda poner, ya que ayer las hice para no demorarme tanto tiempo esta mañana en hacerlas, aunque no ha servido de mucho porque igualmente he tardado así que.
Je, je. Ups
Cuando por fin veo lo que me puedo poner lo cojo sin desordenar mucho la maleta, aunque mis esfuerzos son en vano, ya que revuelco todo lo que hay. Pero como no tengo tiempo cierro la maleta, y la dejo de pie otra vez.
Igualmente tenía que deshacer la maleta cuando llegara allí así que.
Me pongo lo que he elegido como ropa lo más rápido que puedo, tan rápido que cuando intento ponerme los pantalones, subiéndolos por mis piernas, tropiezo y caigo de culo a la cama.
Menos mal que estaba la cama, si no, me hubiera roto el culo.
Vale era un poco exagerada, pero seguro que me hubiera dolido bastante.
Una vez me pongo el pantalón, cojo un sujetador deportivo para estar más cómodo de mi mesita de noche y me lo pongo. Después cojo la sudadera que he escogido y me la pongo también. Acto seguido me pongo los calcetines y las deportivas.
Me dispongo a ir al baño para peinar la maraña que llamo pelo. Si bueno, por las mañanas mi pelo no era muy agradable a la vista, ya que me movía mucho al dormir y al despertarme parecía mi pelo un nido de pájaros. Pero a eso iba yo, a hacer que pareciera normal.
Me pongo frente al espejo y me dispongo a peinarlo.
Después de unos minutos de sufrimiento, porque eso era lo que sucedía cuando me peinaba, era una tortura.
Me miro al espejo durante unos segundos. La verdad es que he cogido un look bastante cómodo. Una sudadera de mi serie favorita Stranger Things y unas mallas Adidas, y para terminar mis deportivas Nike blancas.
Simple, pero cómodo.
Bajo las escaleras de la casa como loca y lo más rápido que puedo, de dos en dos. Mi madre siempre me dice que un día me mataré, pero como ese día no ha llegado aun yo lo sigo haciendo.
Vivir la vida al límite chicos.
Cojo un zumo de piña y salgo corriendo de casa.
Pero tengo el presentimiento de que se me olvida algo pero no sé el que.
Oigo el claxon del coche de mi madre, y me olvido de todo y salgo corriendo de casa.
-¿Estas lista ya?-dice mi madre cuando me siento a su lado y me pongo el cinturón de seguridad.
Asiento y ella pone la marcha atrás para sacar el coche del garaje.
Pero de repente lo recuerdo, lo que se me olvidaba.
-¡Mi maleta!-le chillo a mi madre.
Ella asustada por mi chillido frena bruscamente haciendo que el cinturón se aferre a mi cuello.
-Hablas en serio-me dice con una mirada de cansancio. - ¡Te he dicho que llego tarde a una reunión! ¡Corre, ve a por ella!- y de inmediato oigo como quita el seguro de la puerta.
Sin dudarlo, me quito el cinturón y abro la puerta y salgo disparada hacia la puerta de casa.
Pongo la clave de seguridad y entro sin cerrar la puerta. Subo los escalones de dos en dos igual que los había bajado hace apenas unos minutos. Entro en mi habitación y veo la maleta, la cojo y salgo pitando.