La última vez

16. Despedida

PHOEBE

 

Me despierto sudando y temblando. Ha sido una pesadilla horrible. En mi sueño, estaba en un callejón oscuro y sucio, rodeada de sombras que me perseguían. Escucho sus voces susurrando mi nombre, pero no puedo ver sus caras. Intento correr, pero mis pies se sienten pesados y me cuesta moverme. Entonces, de repente, aparece Eduardo frente a mí. Sus ojos fríos y duros me miran con desprecio mientras me acorrala. Intento gritar, pero no sale ningún sonido de mi boca.

Me despierto jadeando y me doy cuenta de que ha sido solo una pesadilla. Me siento en la cama y respiro profundamente tratando de calmarme. Pero las imágenes de mi sueño siguen en mi mente, haciéndome sentir inquieta y asustada. Me levanto y camino hasta la ventana, abro las cortinas y miro al exterior. La ciudad todavía está oscura y silenciosa, pero poco a poco comienza a despertar. Los rayos del sol comienzan a iluminar el cielo y las calles comienzan a llenarse de gente.

Me siento agradecida de que haya sido solo una pesadilla, pero no puedo evitar sentir un poco de temor por lo que pueda suceder en el futuro. ¿Y si Eduardo realmente viene por nosotros? ¿Y si no podemos detenerlo? Trato de sacudir esos pensamientos de mi cabeza y me preparo para otro día lleno de incertidumbre.

La pesadilla fue demasiado real, demasiado espantosa. Terrance duerme profundamente a mi lado, y me acurruco en su pecho tratando de tranquilizarme.

—¿Estás bien, amor?—me pregunta, notando mi agitación.

—No, tuve una pesadilla horrible—le confieso.

Terrance me abraza más fuerte y me acaricia el pelo.

—Tranquila, todo está bien. Ya pasó, estoy aquí contigo—me asegura.

Le doy las gracias en silencio por su consuelo, y trato de enfocar mi mente en pensamientos más agradables. Pero la imagen de mi pesadilla persiste, y siento un nudo en el estómago.

—¿Quieres hablar de tu pesadilla?—me pregunta Terrance.

Asiento lentamente, sintiéndome vulnerable.

—Soñé que la mafia nos encontraba y nos atacaban en nuestra casa. Me pareció tan real, y fue tan aterrador—confieso.

Terrance me mira con preocupación, y sus dedos acarician suavemente mi espalda.

—No te preocupes, Phoebe. Eso nunca va a pasar. Te prometo que te voy a proteger, pase lo que pase—me asegura.

Sus palabras me reconfortan, y poco a poco voy sintiéndome más tranquila. Me aferro a él, agradeciendo su presencia reconfortante.

—Gracias, Terrance. Te amo—le digo con voz temblorosa.

—Te amo más, mi amor—me responde con una sonrisa.

Terrance me acaricia suavemente el cabello mientras me abraza. “No tienes por qué sentirte mal, Phoebe. Hiciste lo correcto al pedir ayuda a un amigo en quien confías. Hannah es una buena persona y está de nuestro lado”, dice él tranquilamente.

Me siento un poco mejor al oír esas palabras reconfortantes, pero todavía no puedo sacudirme la sensación de culpa. “Pero aún así… No debería estar involucrando a nadie más en nuestros problemas”, respondo con voz temblorosa.

Terrance me mira a los ojos y me sostiene la mano. “No estamos solos en esto, Phoebe. Tenemos a nuestros amigos y familiares que nos apoyan y nos quieren. Juntos, podemos superar cualquier cosa”, me asegura.

Sus palabras me dan una sensación de fuerza y esperanza. Me aferro a su mano con fuerza y dejo escapar un suspiro de alivio. “Gracias, Terrance. Siempre me haces sentir mejor”, le digo con una sonrisa débil.

Él me devuelve la sonrisa y me besa la frente. “Siempre estaré aquí para ti, Phoebe. Te amo”, me susurra en voz baja.

Cierro los ojos, sintiéndome amada y protegida en sus brazos. Saber que Terrance está conmigo me da la fuerza para enfrentar cualquier cosa que venga.

 

Me siento mal por no haberle contado a Terrance sobre el embarazo de Hannah. Sé que le importa mucho a él y no quería esconderle nada, pero tampoco quería traicionar la confianza de mi amiga.

Pero ahora, mientras estoy aquí sola en mi habitación, me doy cuenta de que tengo que decirle a Terrance la verdad. No puedo seguir guardándolo para mí misma. Es demasiado importante para ambos.

Me levanto de la cama y salgo de la habitación. Voy hacia la sala donde sé que Terrance está viendo la televisión. Me siento a su lado y le digo:

—Terrance, necesito hablarte de algo importante. Hannah está embarazada de Jared.

Terrance me mira con sorpresa en los ojos, pero rápidamente recupera la compostura.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? —pregunta con una mezcla de tristeza y decepción en su voz.

—Lo siento, Terrance. No quería traicionar la confianza de Hannah. Pero ahora sé que no puedo seguir ocultándote lo. Es importante que lo sepas.

—Lo sé, Phoebe. Y te agradezco que finalmente me lo hayas dicho. Hablaré con Jared sobre esto y veremos qué podemos hacer para ayudar a Hannah.

Me siento aliviada de haber sacado esto a la luz y de que Terrance lo haya tomado de manera madura. Ahora puedo dormir un poco más tranquila sabiendo que he hecho lo correcto.

—De hecho, planeábamos fugarnos…—suelto.

Terrance me mira con preocupación en sus ojos oscuros.

—¿De qué estás hablando, Phoebe? —pregunta.

—Hannah y yo teníamos un plan para escapar, pero ahora que sé que está embarazada de Jared, me siento mal. No puedo dejarla atrás. Tengo que decirle a Jared.

Terrance asiente con tristeza.

—Lo sé. Pero piensa en tu propia seguridad también. La mafia es peligrosa y si Jared se entera de que Hannah te lo ha contado y no le ha dicho nada, no creo que se lo tome bien. Mi hermano es muchas cosas pero no un mal hombre…—aclara él con seriedad.

Sé que tiene razón, pero aún así me siento mal por mantener un secreto tan grande.

—No sé qué hacer, Terrance. Me siento atrapada.

Terrance me abraza y me acurruco en su pecho, sintiendo su cálido aliento en mi cabello.




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