La Vecina

Capítulo 16

Aleisha había completado su primera semana de trabajo en el bufete de abogados, estaba molida, el cansancio que le había producido estar trabajando desde temprano sin parar, le había devuelto a las largas horas de trabajo forzado en la granja.

Pero lo hacía por él. Por quedarse en la ciudad con Alex, mientras se graduaba de médica.

Entonces sospecho que las cosas iban enrumbándose a donde más quería.

Hoy tenía una cita, oficina con Alex.

En un café un poco alejado dela ciudad, no pensó para que era tan lejos, pero dada la situación y aclarando, que estaba muy cansada, no iba a formar una drama existencial de a dónde iban.

La mañana había llegado con rapidez, y también se había ido igual. Ya eran más de las once.

No se enfocó en llevar tanto maquillaje, su chico, no era nada superficial.

Entonces con lo primero que encontró en el armario, ropa que le quedaba bonita, se vistió.

Afuera de la casa una corneta hacia una intermitencia de tres toques, era él. Nadie más sabio ese juego entre ellos, la moto sonaba tres veces la corneta para afirmar que estaba afuera esperándolo. Algo que se le ocurrió a la chica después de estar en la cabaña, para que nadie más tuviera que enterarse que él la estaba esperando. 

Se terminó de preparar con mucha determinación, entonces término poniéndose un bolsito. Rápidamente corrió por el pasillo hasta encontrarse con Alex. Ella sonrió y salió de casa, el esperaba montado en la moto. Con su chaqueta de cuero unos vaqueros negros y el casco que cubría toda su cara. Nadie lo reconocía. Le molaba, era un juego tonto que le daba complicidad entre secretos pequeños.

Cerro con llave la puerta de su casa, entonces se montó en la moto con buen ánimo, le dio dos palmadas en la espala a Alex para que supiera que estaba lista, entonces el afirmo con la cabeza en completo silencio y se fue a la dirección en done estaba el bar.

Ella se agarró de sus abdominales.

Alex entonces se fue directamente a la cafetería donde su <<Plan>> se iba a ejecutar con mucha anticipación.

Alex condujo como un loco por la ciudad, pasando por entre los carros y saltándose los semáforos en rojo.

Aleisha tuvo miedo por uno segundos, aquellos giros en las curvas eran aterradoras, deseo estar ciega para que no le diera un infarto, pero solo se aferraba mucho más al cuerpo macizo del chico.

La adrenalina que estaba en su corazón le daba pensamientos malos, quería que acelerara más.

Estaba un poco hypeada.

Llegaron al café.

—Qué demonios, Alex casi que nos caemos de la moto. No hagas eso nuevamente.

Se quitó el casco, y sacudió su cabello.

—Ok, pero llegamos. Te vas a sorprender.

—Claro como si una cafetería fuera sorpréndete.

Puso los ojos en blanco y siguió a Alex dentro del centro comercial.

Entraron y cogieron una mesa, allí  mismo esperaron un poco a que alguien tomara las ordenes de cada uno, Alex solo pidió agua.

—¿Qué te pasa? No estas siendo el mismo…

Pregunto con una ceja arqueada Aleisha.

—Nada. Te aseguro que nada. Pero quiero que sepas que este que voy a hacer ahora, es lo mejor para ti Aleisha, tienes que conocerla.

<<Sera Martha>>

Si lo hacía se convertiría al hombre que más odiaría en el mundo, si traía a su ex a la primera cita oficial, lo iba a odiar. Cruzo sus brazos para que no fuera así.

Miraba al cielo esperanzada de que no fuera Martha Belasco.

—Así que por favor no te vayas a enojar conmigo. Ni nada por el estilo, tú tienes que conocer sus razones también. Y dejare que hablen todo lo necesario, yo estaré abajo en la moto, cuando terminen por favor búscame.

—No te entiendo ¿Que dices Alex?

—Ya lo veras.

Enseguida el teléfono de Alex sonó.

—Vuelvo enseguida.

Se levantó de la mesa dejando a Aleisha esperando, mientras buscaba a esa misteriosa persona.

Alex bajo rápidamente a donde estaba esperando Ana. Ella se vistió con ropa formal. Aunque la necesidad lo ameritaba.

—Ana vamos Aleisha está arriba.

—Tengo miedo Alex.

—Calma te aseguro que no pasara nada. Te aseguro que todo estará bien, ella te va a escuchar, ya te lo dije, además esta de muy buen humor.

Ella trago saliva. Pero también respiro hondo, para calamar su pecho que estaba acelerado e hiperventilado.

—Entonces vamos.

Con hidalguía subió las escaleras acompañada de Alex, ella tomo su hombro para ayudarse.

La mujer era bella, Ana tenía facciones delicadas como las de una adolecente y el cuerpo muy parecido al de su hija, piernas largas redondas y provocativas, mientras que unos pechos bien rígidos y una cintura como la de una abeja.




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