No tengo idea para que vine a la Biblioteca de la manada cuando sé que aquí no encontraré el tártago de luna, de igual manera, tengo que tener algún conocimiento acerca de dónde puedo ubicar la flor a fin de tener un camino más sencillo que me llevara hacia ella, aunque para mi mala suerte no llegaré a verla. Debo de tener un plan que logre que la tenga en menos de cuatro días, ya que por supuesto, este día ya lo tengo perdido luego de que lo esté ocupando solo para llenarme de información de la que espero que me sirva de algo en su momento.
— ¿Qué haces?
Cierro el libro de golpe para encontrarme con Valkiria, en este último año que no tuve contacto tanto con mi madre y mis hermanas, he observado los grandes cambios que han llegado a tener, eso sin añadir, de lo inteligentes, ingeniosas y empáticas que se han vuelto al convivir más con la manada, aunque eso puedo decirlo más con Valkiria ya que ella se encargó con mi madre de tomar el lugar de nuestro padre y de mí mientras nos encontrábamos fuera del país.
A parte de ello, me tuve que actualizar de lo que hicieron en el último año, aunque lo que me dejo más abrumado fue ver como en tan solo unos meses que no estuve en casa, ellas dieron un enorme salto de cambio en donde en esta ocasión puedo decir que Valkiria ya no se ve como antes, con esa sonrisa rota, los ojos hinchados de tanto llorar y con una actitud cohibida de la que se ocultaba por el dolor que estaba pasando. Ahora todo en ella cambió al grado de que siento que al menos mi hermana volvió en su ochenta por ciento, ya que de todas formas sé que su vida no será la misma luego de la trágica muerte de su mate y también de la pérdida de su cachorro.
— ¿Por qué estás leyendo sobre la floricultura? —Se percata del nombre en el empastado.
— ¿Qué haces tú acá? —Le desvió la pregunta.
—Buscándote, quería saber si te sientes preparado para la fiesta —hice un sonido ronco con mi garganta al escuchar eso.
—Por mí, ni que hubiera fiesta —ella soltó una leve risa.
Realmente no quiero ser partícipe de una fiesta de bienvenida cuando tengo asuntos que resolver, entre ellos: encontrar el tártago de luna antes de que mi tiempo acabe; sin embargo, no debo de dar sospecha alguna de que no estoy interesado en ser el anfitrión de una celebración cuando ese será el primer índice para que mi abuelo crea que algo no está bien; quizás por esta vez, haré la excepción a fin de que no descubra mis intenciones que tengo por el momento.
—Te puedo ayudar en algo si lo necesitas —señaló el libro.
Recuerdo como Valkiria mencionó que en su último año se había empapado de conocimiento en varios temas que le menciono nuestra madre que serían importantes para su formación, así que, si ella sabe algo acerca de la floricultura, puedo aprovechar en hacerle unas cuantas preguntas que ocasionen que llegue al punto central de este tema.
— ¿Qué sabes del tártago de luna? —Ella achicó sus ojos mientras pensaba.
—Específicamente, ¿qué quieres saber? —Quiso que fuese más coherente.
—Donde encontrarla —hizo una mueca como si la respuesta no será sencilla.
— ¿Por qué quieres saber dónde está? —Supuse qué lo diría.
Es una larga historia de la que no deseo involucrará por todo tipo de motivos que van desde descubrir que estuve haciendo este último año hasta temer por su vida si mi abuelo llegase a conocer mis planes que no son más que encontrar a mi cachorro desaparecido; ya demasiado ha sufrido, experimentado y vivenciado para que arriesgue nuevamente su estado mental del cual estoy feliz porque otra vez tenga a mi hermana de vuelta. Lo digo porque sé los métodos en que pueden llegar a buscar la verdad los hombres lobo, más si son por órdenes de mi abuelo y siendo sincero, ahora tengo que ser más cauteloso en todo aquello que no sólo este pensando o imaginando, sino que también, en aquello que sueñe y se lo comente a los demás.
—Nada en especial —estuve a punto de irme pero me detuvo.
— ¿Por qué no me quieres contar? —Se angustio al ver mi cambio de actitud.
—Porque quiero protegerte. —Deje un beso en su cabeza antes de irme de la biblioteca.
Poner en peligro a alguien más de mi familia es ir de una sola vez a la boca del lobo, sé que mi hermana tiene buenas intenciones y me enorgullece que a pesar del tiempo perdido, ella tenga esa iniciativa como acercamiento por no querer perder más tiempo al no estar juntos; sin embargo, no puedo llegar a ser egoísta en solo pensar en los beneficios que tendré si involucro a otros que me ayuden en esta misión, porque aunque me agrade la idea que me apoyen en esto, tengo que ser astuto e inteligente con el propósito de salir delante de mis enemigos para que ellos no descubran mis planes.
— ¿A dónde vas Caden? —Me detengo a medio camino al escuchar su ronca voz.
—Pienso visitar al señor Newén —le fui sincero en esta ocasión.
— ¿Por qué piensas visitarlo? Se supone que tienes muchas obligaciones y respectivamente este día, tú eres el anfitrión de la fiesta que haremos, por lo que debes de estar acá —no podía decirle en voz alta que me deja de importar el dichoso evento que él programo porque solo provocare su enojo.
—Vendré temprano, solo quiero saber cómo se encuentra —fue absurdo darle respuestas innecesarias de las que ya conoce.