6 meses después…
Golpeo una vez más Aneu mientras que ella esquiva cada uno de mis ataques moviéndose de abajo hacia arriba como de derecha a izquierda; cuando encuentra la oportunidad es la siguiente en hacer un puño con su mano para golpear mi estómago pero detengo su propósito pero reaccionó inmediato al querer derribarla con mi pie pero da un saltó del que provoca que su pierna giré a 360° para aproximar un ataque a mi cuello.
Me alejo de inmediato para prevenir ese golpe que aunque no me dejará noqueado, si es un buen impulsor para dejarme sin aliento; nos alejamos un poco para tomar un poco de aire mientras nos miramos, ambos estamos sobreexcitados por el entrenamiento que nuestras respiraciones son palpables en el lugar que casi podría convertirse en un eco, siento como varias gotas de sudor se deslizan en mi frente como mi espalda por el calor de las fugas de humo del volcán, cuando estábamos en Siberia nuestro cuerpo reaccionaba de otra forma mucho más cómoda, aunque al principio se me hizo difícil poder controlar el frío al tener que entrenar de igual forma sin zapatos, por lo que fue un milagro no morir de hipotermia.
Observo como Aneu se recompone en el instante en que inhala con fuerza el poco aire que tenemos para erguir su espalda y estirar su cuerpo antes de volver a atacar, sacude sus manos las cuales también pueden estar sudando por el extremo calor que estamos tolerando en el día, en comparación conmigo, ella hace poco se pudo adaptar a la temperatura de un volcán sabiendo que esté suele ser más extremo que el invierno.
Empezamos a movernos sigilosamente en círculos en donde ninguno ataca sino que estamos esperando en ver quién es el primero en que se dirige al otro para mostrar su siguiente golpe.
— ¿Qué esperas? —Insinúo con una sonrisa.
—A ver que táctica utilizas ahora —declaró.
— ¿Qué piensas darme tu golpe final? —Me burlo.
—Eso estoy esperando. —Sonrió con malicia.
Otra vez nos quedamos en silencio mientras no dejamos de mirarnos, las últimas semanas hemos llegado a aprender sobre cómo controlar nuestros poderes como a su vez, saber dominarlos para mantener un equilibrio con nuestro lobo interior, el cual ha sido la parte más difícil cuando hemos tenido que descubrir el punto débil de Aneu, donde lastimosamente seguimos sin encontrarlo debido a que hemos realizado ensayos de prueba y error para hallar su talón de Aquiles.
—Veamos que tienes en mente. —Dije acercando a ella.
Nuevamente la ataque para ver que trae entre manos, por lo que en el instante en que estuve a punto de golpearla con mi pie en su pecho, ella dio un enorme saltó para quedar detrás de mí, siendo así que, me atrapará con sus brazos y luego me derribará hacía atrás para que cayera al suelo, pero al no querer perder el equilibrio, me sostuve fuerte y agarre sus brazos para poder tomar fuerza e irme hacía delante para que ella no tuviera el tiempo de sujetarse y así, ver como su cuerpo se alzaba por los cielos antes de caer de golpe en el suelo agrietado.
—Esto no queda así. —Escuché que dijo.
En el momento en que estuve a punto de dejarla caer con fuerza, ella se balanceo dominando su propio equilibrio para soltarse de mi agarre y así, girar su cuerpo a fin de golpear en está ocasión mi pecho con sus pies ocasionando que cayera de espaldas mientras ella terminaba en el suelo sacudiéndose las manos y secándose la frente con el sudor que había llegado a liberar.
— ¡Victoria! —Chaqueo su lengua.
Sin que ella lo esperará, mis piernas se enrollaron entre las suyas a punto de anclarlas provocando que terminará por botarla al suelo donde fui el siguiente en reír al hacerle ver que aunque la victoria fuese suya, aun en los próximos segundos la derrote con un simple ataque que no llego a esperar de mi parte.
— ¡Eso es trampa! —Me acuso.
—No es trampa mientras pueda derrotarte. —Le dije levantándome.
Sacudí mi ropa luego de ofrecerle mi mano para ayudarla a levantarse, ella sin remordimientos, me la entrego logrando que pronto la jalara hacía delante, sin embargo, se tropezó con su pie haciendo que cayera en mis brazos y nos diéramos una mirada de la que no había tenido su rostro tan de cerca como antes, si en peleas pero no en un momento en que no estuviera conformado por nuestro entrenamiento.
Ella se separa lentamente para disimular que también tiene tierra o polvo de los pantalones por lo que empezó a sacudirse, pero lo que no pudo ocultar fue un pequeño rubor que apareció en sus mejillas, las cuales no era para nada por el calor del volcán, sino más bien, por el diminuto momento cercano que tuvimos, en donde esperaba que detrás de esa fachada de dureza, aún se encuentre esa Aneu que conocí hace cuatro años atrás.
—Eso estuvo excelente, menos el final, pero sabemos que lo pueden cambiar —comentó Cian al reunirse con nosotros.
— ¿Creen que haya posibilidad de derrotar a Sköll y Hati? —Le consulte cruzando los dedos.
—No veo malas expectativas, han logrado un gran crecimiento en los últimos tres meses pero no quiero que nos confiemos de ellos —le di la razón en ese aspecto.
—Ahora tenemos que buscar a los ministros, tendremos que hacer viajes cortos para poder hacer el ritual antes de que la luna de sangre se presente —recordó Aneu.