Con una sonrisa miro a Alice quien me cuenta los chismes sobre la empresa en la que trabaja. Sonrío disfrutando de una mañana tranquila a pesar de que mi pobre celular quiere explotar por estar inundado de llamadas hechas por Patricia desde hace cuatro días. Desde que Dominick se comportó como un completo imbécil, ni me he dignado a dar la cara para no topármelo, gracias al cielo tampoco lo he hecho en el restaurante. Joseph avisó que ayer salió a un viaje y posiblemente regrese hoy o mañana.
Lo único que me molesta es no poder hablar con Amanda, la chica es muy dulce conmigo y se ve que no la pasa nada bien allí. Alice nota que mis pensamientos se han alejado de todo el asunto que cuenta por lo que detiene su hablado y me mira con sospecha.
—¿Qué te molesta, cariño?—pregunta con una sonrisa en los labios. Sus ojos negros van en perfecta armonía con la maraña de pestañas que tiene, son grandes y es como si te capturaran en ellos.
—Un ser llamado Dominick Vlad—le respondo sintiéndome molesta.
—Pensé que ese pastel ya no estaba en el menú—responde con una de mis frases y me rio.
—¿Te molestaría saber que me gusta? En serio que me está gustando. Se comporta muy dulce, atento, juguetón y seductor que me desalma, pero luego tiene sus ataques de imbécil y todo se va a la mierda—paso la mano por mi rostro—un día dice frases que me dejan fuera de juego, me regala miradas que te aseguro que no sé cómo aún conservo mis bragas en su lugar—mordisqueo mis labios—no entiendo que me pasa con él, cuando estamos solos cambia, me muestra un Dominick que estoy segura ni Patricia conoce. Un Dominick demasiado encantador, me seduce hacia él, me hace bailar a su ritmo y de pronto la música se detiene de golpe y vuelvo a la realidad, una donde es un jodido imbécil con un palo metido en el culo todo el tiempo—Alice me observa antes de suspirar.
—Se casará Bre—murmura—lo último que quiero es ver tu corazón roto cariño, él no merece una mujer como tú—mordisqueo mi pulgar.
—¿Y cómo hago para evitar que mi cuerpo parezca hoguera con su sola presencia? Me enciende como ningún hombre ha logrado hacerlo. Debería asustarme, apenas lo conozco y siento que sin su mirada me ahogo—suspiro.
—Vaya, eso es intenso—le regalo una sonrisa triste.
—Sé que se casará, sé que no debería, pero sus palabras no salen de mi mente, me confunde mucho—le confieso en voz baja.
Dominick Vlad con esa sonrisa juguetona aparece en mis pensamientos, su voz, ese jodido acento que solo logra que quieras arrojarte sobre él, es un imbécil sí, pero un imbécil que está muy bueno y que no sale de mis pensamientos.
Fuiste mi fantasía, tentación, perdición y mi distracción esta noche.
Esas palabras siguen grabadas con fuego en mi mente, mi cuerpo se incendia de solo recordar su voz, su mirada, como pronunció cada palabra. Que el señor se apiade de mí.
—¿Por qué no lo enfrentas y le exiges que deje de actuar de esa manera?—pregunta Alice—deberías ponerle un stop a todo este circo, creo que sabes bien que esa boda viene porque viene. Él no ha dado motivos o señales de que quiere que se cancele, por lo que solo eres un rato de diversión, no caigas en su juego—suspiro.
—Tienes razón—murmuro.
—Por cierto, tu padre te estuvo llamando anoche, quiere que vayas a almorzar con él y tu abuelo—sonrío con emoción.
—Pensé que seguían de viaje—ella sonríe.
—Ve y arréglate cariño. Yo estoy invitada también, pero ya estoy presentable, lo contrario a ti—miro el camisón que llevo y sonrío antes de correr gritando a mi habitación.
***
Bajamos del auto y corro viendo a papá salir con una sonrisa. Mis brazos lo envuelven con fuerza y grito contenta sin soltarlo. Él ríe encantado con la atención que le brindo. Alice se une al abrazo con una sonrisa.
—Joder, señor Bruce, cada mes se ve mejor—comenta Alice guiñándole un ojo.
La cabellera rubia castaña de papá va alborotada y me mira con una sonrisa espectacular en el rostro. Sus ojos verdes me observan con orgullo y mi sonrisa crece. A pesar de que pronto pisará el quinto escalón, papá se mantiene bien, no se puede negar que es el tipo de hombre que ves por la calle y quieres que sea tu Sugar Daddy. Papá es perfecto.
—Eso debería decir de ti belleza, sino fueras de la edad de mi hija te echo el ojito—dice picaron y eso me hace reír.
—¿Dónde está el otro hombre de mi vida?—pregunto cuando él besa mi frente.
—Está en el jardín—asiento y salgo corriendo como una chiquilla. Veo al abuelo saltar en su lugar antes de maldecir y luego darme una sonrisa perfecta en ese rostro arrugado.
—El hombre más hermoso—chillo abrazándolo.
—Muñequita, que bueno que recordaras a tu viejo abuelo—me sonríe dejando la revista en la mesa.
—Pero si aún estas jovencito—él abre los brazos y lo abrazo sonriendo—te extrañaba mucho—beso su mejilla y me alejo.
—Eso espero, porque tu madre sí que me busca, estoy llegando a pensar que a quien amaba en secreto era a mí—rio divertida y él me guiña un ojo—o es su cuartada para saber si tu padre sigue soltero, no entiendo el drama de esos dos—suspiro mirándolo soñadora.
—Sabes cómo son—siento los brazos de papá rodearme.
—Pero miren a ese bombón, por ti vuelto a ser joven preciosura—Alice ríe divertida y mi abuelo le guiña un ojo—estas hermosa Alice, estaba regañando a mi nieta por no traerte más seguido—le saco la lengua en un gesto infantil que lo hace reír.
—No te dejes embaucar, es mentira todo—lo acuso y mi abuelo niega.
—Me dices que soy un mentiroso muñequita—hago un puchero y él sonríe.
Sonia, la enfermera del abuelo, me cuenta todo lo que este ha hecho y entre ellos se arma una discusión que me mantiene divertida porque Sonia asegura que el abuelo estuvo en citas a ciegas por internet. Rio muy divertida porque el abuelo lo niega rotundamente, pero su mirada que navega por todo el lugar no desmienten las palabras de Sonia. Además de que papá confirma todo.
Editado: 12.12.2024