Fue un tiempo después de un largo descanso, pasaría un año o dos después de haber dejado los estudios para dedicarme a ganar dinero y ayudar a mi familia estaba listo para volver, estudiar en la universidad, pensaba en lo excitante que sería vivir cada día como un estudiante de nuevo, en los nuevos rostros, las nuevas sensaciones... Jamás pensaría que un nuevo rostro sería tan problemático…
Podrían haber sido las 8 de la mañana, puede que un poco más, la clase, realmente no la recuerdo bien, solamente sé que fue algo sobre vocabulario, la cantidad de personas fue lo más remarcable, había mucha gente, más de las que yo quisiese de aquel lugar, mi mente vagaba entre la idea de que muchas personas estaban ahí sin ningún interés de lo que me apasionaba a mi... ¿Por qué el recuerdo de alguien que me entristeció vuelve a mi mente? Hace tiempo mi ex pareja me formulo la idea de estudiar Bibliotecología, jamás había escuchado el término, igual que muchos, algo de lo que no me avergüenzo pues parecía que muchas personas tenían mi misma desgracia.
Hace tiempo trabajaba en escritos de diferente índole, amaba los libros desde pequeño, mi expareja sabia eso.
Es cuando tras soltar un suspiro de nostalgia y mirar hacia el marrón agridulce de aquella puerta que dividía el pasillo con nuestro salón le vi llegar, una joven caucásica, casi parecía estar hecha de porcelana, quien notándose inquieta y apresurada miro al docente que balbuceaba sobre la importancia de conocernos y dijo en un tono tímido "Buenos días, perdón por llegar tarde"
No tengo como describirla a cabalidad, talvez sean sus piernas tan estilizadas que se apegaban a la tela del pantalón de mezclilla que llevaba, talvez sus ojos de color café intenso y brillantes, talvez aquel cabello castaño, largo y ondulado que hacía que suspirara cada vez que usaba sus dedos entre los mechones del mismo para peinarlo... Talvez su sonrisa que irradiaba calidez más que el sol, sus labios que mordía al no distinguir muy bien lo que veía a la distancia como un garabato caprichoso de aquel cano profesor... No... No era eso... Era que mis tontos pensamientos se entorpecían al escuchar su tímida voz decir buenos días, tan tonto fui que no me di cuenta que habían pasado ya 3 semanas desde que le vi por primera vez... Tan tonto fui, que apenas y note donde estaba parado aquel día que por mi cabeza se atravesaba su bello rostro sonriendo hacia mí. ¡Que traición tan grande cometerá mi cerebro aquel día que al esperar un autobús para dirigirme a casa y tratar de no pensarla más me haría divagar!
Talvez soñaba despierto, pensé mientras aquella chica pronunciaba mi nombre y me preguntaba qué tal estaba mi día. Si, aquel día ni siquiera podía imaginar que supiera mi nombre, pero lo sabía, lo sabía muy bien y ahora me platicaba estando a mi lado.
¿Saben lo desafiante que resulta volverse interesante para alguien a quien no conoces bien? Yo tengo experiencia de sobra para hablar de ello, cada día, cada hora, cada minuto, todo el tiempo en el que pudiese pasar con aquella muchacha así lo hacía, talvez pareciese demasiado tonto, no lo sé, no me interesaba, escucharla reír, que me platicara algo tan simple como el estrés que le provoca el tráfico, todo eso me hacía feliz. Nunca me tome tanto tiempo para conocer una persona.
-"Sabes, cuando la gente no te mira a los ojos y te dice algo siempre te mentira..." ¿Por qué dijo aquello en esa ocasión? Y ¿Por qué lo recuerdo?... Aquella a quien poco a poco me volví adicto se acercó cada vez más, pasábamos tiempo juntos después de clases, antes de ellas y entre las mismas, conversar con ella era ahora algo tan habitual que ninguno de los dos tenía que decir nada para situarnos al lado y sentirse bien.
¡Maldita seas, no quiero pensar en que tengo posibilidad de gustarte! Cada día más cerca, cada día más dulce... Sabía que en algún momento rompería mi burbuja y aterrizaría, pero no era el momento... Repetía para mi cabeza esa frase todo el tiempo, cada vez que podría insinuarle algo y que ella cambiara de tema... "Algún día me destruirá, pero no aun"...
Cuando pasaron los meses y ella sabía perfectamente lo que yo sentía, pidió que pasáramos toda la tarde juntos, como era de esperar accedí, de hecho quería estar con ella todo el tiempo que pudiese. Cuando la tarde se hizo presente y las clases habían terminado, pusimos en marcha el plan, y aunque con poco dinero, consumimos comida callejera poco antes de sentarnos en un lugar tranquilo a conversar, entre el pasto verde y algún árbol de tronco fuerte, ahí estábamos observando el complejo deportivo de la universidad, ella sabía que tenía que hablarme de algo antes de dar un paso en falso, fue entonces que me conto sobre sus antiguos problemas, sus familiares, preocupaciones, que haría después de estar tiempo suficiente en la carrera, porque si, iba a terminar estudiando otra cosa como era obvio. Aquella chica tan dulce y tímida con piel pálida como de porcelana pretendía estudiar lenguas modernas, el solo hecho de imaginarla susurrándome al oído un "hello there" me erizaba la piel.