La verdad secreta - El renacer del ente

Capítulo 5 - Piensa antes de actuar

—¡Hijo! ¿Vas a comer?

Ya eran las once de la noche cuando Amanda Lix llamó a su único hijo y único integrante de su familia. Yeik se encontraba dentro de su habitación. Luego de su combate con Rai, el chico obtuvo la orden de que lo retiraran inmediatamente del instituto y se lo llevaran a su casa. Desde entonces Yeik decidió meterse en su cuarto y permanecer allí hasta entonces, en medio de la total oscuridad. Luego de unos minutos, tocaron su puerta.

—¿Hijo? Ya está...

—¡No iré, mamá! ¡Déjame en paz!

Sin ofrecer resistencia, ella se fue y dejó a Yeik sólo para que siguiera masticando su propio enfado. Pero más que ir aliviando su carácter, los recuerdos no hicieron más que alterarlo todavía más.

~

"La golpearé y la golpearé hasta que su cara quede morada y fría de la asfixia."

~

—¡Pero por qué mejor no se va al infierno!

Impulsivamente y producto de su enojo, él lanzó su espada contra la pared que tenía al frente y la dejó incrustada allí. Sin embargo, por más que descargaba su enojo de la manera que fuese, el hecho de volver a recordar aquella pelea lo enfurecía. Era un ciclo interminable y caótico.

De repente, la puerta de su habitación se abrió

—¡Te dije que me dejaras en...! —gritó enfurecido el chico de pelo azul, pero luego ahogó sus palabras cuando las luces se encendieron por acción de la visitante—. Ye... Yésika... ¿Qué haces aquí?

—Venía a ver cómo estabas —dijo la muchacha con su suave y reconciliador tono de voz, demostrando preocupación.

—Emmm... creo que estoy mejor.

Pero sus palabras no fueron muy convincentes. Con una espada clavada en la pared, esa clase de afirmaciones nunca funcionaban con su amiga.

—Yeik, no me mientas.

Él, que estaba de pie en ese momento, decidió sentarse en su acolchonada cama, apoyar los codos sobre sus rodillas y bajar la mirada hacia el suelo, como si estuviera buscando el fondo de un abismo. Luego Yésika se sentó al lado de él y se agachó levemente para tratar de mirarle la cara.

—¿Qué te pasó hoy? Es la primera vez que te vi tan enfurecido.

—¡Lo único que hace ese idiota es hablar! —explotó repentinamente el joven— ¡Es un imbécil!

—Ey, mantén la calma. Estoy a tu lado. Puedo escucharte a la perfección —le respondió la de puntiagudos cabellos, casi como si fuese un reproche—. No vas a solucionar nada si continúas enojándote ¿Sí?

Yeik podía sentir la tremenda tensión que había en sus puños, pero intentó relajarse de a poco. Una vez que su compañera vio que dejaba de hacer fuerza con sus manos, volvió a dirigirse a él con su dulce y reconfortante tono de voz:

—Ahora dime ¿Qué fue lo que pasó?

—¡Me refiero a que te provoca mientras estás tratando de concentrarte! —dijo molesto, aunque ya más contenido—. Es un...

—¿Qué fue lo que te dijo?

Estaba a punto de hablar. Pero recordó que, en realidad, decirle lo que realmente Rai le había dicho podía ser aún peor. Su mente recordaba muy bien aquellas palabras que llegaron a sus oídos a través de un susurro venenoso como el de serpiente.

~

"¿Por qué no le dices a Yésika que te metiste con Arlet a la casilla del baño?"

~

—Ey, Yeik.

—¿Eh?

—¿Me escuchas? ¿qué fue lo que...?

— Olvídalo, realmente no importa.

—¿"No importa"? —repitió la chica sin entender.

—Solo... déjalo así. Solo hablaba tonterías.

—¿"Tonterías"? ¿Solo "tonterías"? Yeik ¡Le partiste la cabeza!

—¿Y qué? Que se pudra.

—¡Yeik! ¿Cómo puedes decir eso?

—¡Yo voy a decirle a ese idiota lo que se me cante el carajo! ¡Se lo tiene bien merecido! Quizás así aprenda a cerrar la boca mientras da golpes innecesariamente agresivos.

—¿Pero qué diablos te dijo? —elevó la voz la muchacha.

—¡Te dije que no importa, Yésika! —gritó nuevamente desbordado el de cabello azul—. ¡Lo que importa es que probablemente me den una sanción por pelear con un estúpido imbécil que le importa poco y nada si termino con la espalda rota!

Yésika se encontraba con inclinada hacia atrás y con una mirada atónita ante la reacción de su amigo.

—¡Eso fue lo que pasó! —siguió Yeik— ¿¡Estás feliz!?

Ella lo observó por unos segundos más en la misma posición mientras su compañero seguía irradiando odio con su mirada. Sin embargo, ella no contestó. Una cierta expresión de tristeza se  apoderó de su rostro cuando se volteó a mirar hacia algún rincón de la habitación. Luego de unos segundos, sus cejas dejaron de mostrar aflicción para fruncirse y arrugar su frente.



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En el texto hay: accion, aventura y misterio, aventura y amor

Editado: 01.08.2019

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