15 - Encuentro Inesperado

Un vals repentino comenzó a sonar. Y Helena tardó mucho en creer. El apuesto hombre en el edificio de al lado estaba justo en frente de ella, en carne y hueso... más carne que hueso, por supuesto.

Cuando ella trató de decir algo, él se llevó uno de sus dedos a los labios, como pidiendo silencio, y le tendió la mano. Quería bailar con ella. Aceptó la invitación a bailar como en trance. La acercó a su cuerpo y la abrazó por la cintura y empezaron a bailar.

No podía apartar los ojos de él. Estaba mucho mejor mirándolo de cerca. Era mucho más guapo de cerca y tenía una mirada penetrante. Era alto y fuerte, pero sabía cómo abrazarla con suavidad. Y también la miró fascinado. Cuando se dio cuenta, se había formado una multitud a su alrededor. Todos miraron a esa hermosa pareja bailando.

Cuando terminó la canción, la soltó y señaló hacia arriba. Quería encontrarse con ella en lo alto de la Torre Eiffel. De repente desapareció y empezó a sonar un ritmo tecno. Ella fue tras él como un misil guiado. Helena lo vio en uno de los ascensores y subió. Ella tomó el siguiente y se irritó por la demora.

"¡Vaya, parece que nunca sube!"

Y cuando finalmente llegó, conoció a varias personas ... excepto a él. Cuando estaba a punto de darse por vencida, una mano aterrizó en su hombro, sobresaltándolo. El impacto fue tan grande que ella cayó al suelo de mala manera. Ella pronunció mil maldiciones en portugués.

_ ¿Eres brasileña? _ Preguntó alguien.

_ Sí, ¿por qué, algún problema? _ Dijo Helena enojada. Cuando vio que era él, no supo qué hacer. Si habla y entiende portugués, debe haber entendido lo que estaba diciendo.

_ Lo siento ... no quería asustarte. _ Le tendió la mano para ayudarla a levantarse: _ ¿Está todo bien?

_ ¡Me duele el pie! _ Se quejó, agarrándose el tobillo izquierdo.

_ Déjame ver.

La ayudó a sentarse en un banco cercano. Se sentó a su lado y le quitó la bota alta para ver mejor su tobillo y lo masajeó para aliviar el dolor. Incluso con el dolor, Helena no pudo evitar sentir una maravillosa sensación con el toque de esas manos.

_ Creo que empezamos con el pie izquierdo ... literalmente hablando. _ Hizo una broma para romper la tensión del momento. Ella sonrió: _ Vaya, tu sonrisa es mucho más bonita de cerca. ¡Si eres muy hermosa!

_ Muchas gracias. _ Los dos se quedaron allí mirándose, sin saber qué decir. Había más de mil preguntas que Helena quería hacer, pero no sabía por cuál empezar.

_ Bueno, no creo que haya pasado nada grave, pero como garantía, será mejor que vayas a urgencias. Puedo acompañarte si quieres ... a menos que estés con alguien.

_ ¡No! _ Helena no sabía a qué pregunta había respondido o fue respondida por ambos: _ Uh ... yo ... yo ... vecino misterioso ...

_ ¿Como es?

_ Lo siento, es solo que no sé tu nombre ... así que te llamé vecino misterioso.

Se rió: _ que casualidad, también te puse un apodo: La Chica de París. Significa "La chica de París" en mi idioma.

No era la cita ideal que Helena soñaba tener con él, pero realmente la amaba. Todo iba muy bien, cuando se abrió la puerta del ascensor y alguien prácticamente saltó de allí: era Pierre, con la ropa arrugada y todo sudoroso. Eso es porque hacía mucho frío. Y con la cara cubierta de pintalabios.

_ ¿Pierre? _ Helena se sorprendió al verlo y el estado en el que se encontraba: _ ¿Qué pasó? ¿Y dónde está Sam?

_ ¡Oh mon dieu, mademoiselle Helena (oh Dios mío, señorita) protégeme de tu amiga! suplicó de rodillas.

_ ¿Qué sucedió?

_ ¡Es demasiado mujer para mí!

Helena y su vecina no pudieron soportarlo y se rieron. Aunque no estaba al tanto del asunto, le dijo a Pierre algunas buenas verdades:

_ ¡Contrólate, hombre! Para tratar con una mujer de verdad, debes actuar como un hombre de verdad.

Pero Pierre solo sabía cómo poner esa cara de perro asustado que acababa de caer de un camión en movimiento. Eso es porque él era el que quería conocerla.

_ ¡Creo que será mejor que vaya a buscar a mi amiga, antes de que asuste a alguien más! _ Dijo Helena poniéndose la bota y levantándose.

_ ¿Realmente no quieres ayuda?

_ Oh no gracias. Además, creo que es él quien realmente necesita ayuda. _ Señaló a Pierre.

_ Está bien ... _ dijo un poco decepcionado: _ ¡Entonces veremos a Helena, o mejor dicho, chica de París!

Al oírlo decir su nombre, bajó flotando por el ascensor. Cayó de las nubes cuando el ascensor se abrió y se encontró cara a cara con Samantha, resoplando de ira.

_ ¿Dónde está Pierre? Él no estaba contigo, ¿verdad?

_ Más o menos ... _ Helena no podía dejar de reír.

_ ¿Qué quieres decir con "más o menos"?

_ Estábamos ahí arriba, pero NO estábamos juntos. Estaba con un hombre cuando apareció, ¡huyendo de ti! _ _ Ella se rió: _ ¿Qué le hiciste, loca?

_ Nada, ese francés cobarde engreído de galán es el que no quiso hacerme nada. ¡Tomé la iniciativa y se escapó! Te diré, ves, hay hombres que no conocen el quien quiere ... _ protestó.

_ No importa Sam, tal vez no estaba destinado a ser ... _ Trató de consolar a su amiga, imaginando la escena de Pierre huyendo de ella.

_ Está bien ... _ Samantha de repente enarcó una ceja y sonrió: _ conociste a alguien, ¿eh? ¡Buen trabajo!

De repente, los dos recibieron un mensaje de Dayane en sus teléfonos inteligentes. Tuvieron que leer y releer varias veces para asegurarse de lo que estaba escrito:

"Estoy en casa con Mitchel. No te preocupes, estoy bien. No tengas prisa. ¡Disfruta de la fiesta!"

Al leer el mensaje, Helena sonrió. Estaba feliz de que su amiga pudiera dar el "siguiente paso" en su relación. Después de todo, Dayane se lo merece.

_ Creo que Day lo hizo mucho mejor que nosotros.

_ Verdad ... ¿quieres disfrutar un poco más?

_ ¡OK! _ Y ante la ausencia de hombres, los dos amigos disfrutaron juntos del resto de la noche. Helena siguió mirando a su alrededor para ver si podía encontrar a su misterioso vecino. Recordó que no le había preguntado su nombre.