41 - El consejo de la abuela

Justo después del almuerzo, Helena salió a caminar con su abuela por el barrio. Tuve que caminar muy despacio, porque además de que la abuela Tina es anciana, recientemente fue hospitalizada y ya no tenía la vitalidad que solía tener.

_ Y luego mi querida nieta, ¿cómo estuvo el viaje?

_ Ah, estuvo bien. Todo salió bien gracias a los dioses. Logré cerrar el acuerdo entre las dos empresas.

_ Bueno, eso no es exactamente lo que pregunté, pero está bien.

Helena ya sabía lo que le gustaría saber a su abuela si hubiera conocido a alguien interesante durante el viaje a París. Y ella lo hizo.

_ Sí ... conocí a alguien. Durante todo el viaje viajamos, salimos y amamos casi todo París. Fueron los mejores momentos de mi vida.

_ Y por lo que veo en la sonrisa en tu rostro, este chico te gustó mucho, ¿no?

_ Ai giagiá, cómo te voy a explicar ...

_ Oh, no hace falta que me explique. Puedo ver en tus ojos cuánto estás enamorado de este chico ... y ¿cómo se llama?

_ Ramón Enrique. Es de Estados Unidos y estuvo en París como turista.

_ Y por lo que veo, querías estar con él ahora.

Helena realmente no podía ocultarle nada a su abuela. Como ella, la abuela Tina también era joven y se enamoró locamente.

_ ¿Por qué no estaban juntos?

_ No lo sé ... cuando desperté, ya se había ido. Recibí un mensaje de él en WhatsApp, diciendo que estaba resolviendo un problema y que me llamaría más tarde ...

_ Y no te llamó.

Helena no respondió. Trató de contener las lágrimas que brotaron de sus ojos, pero como de costumbre, fue en vano. Su abuela sintió pena por ella. Sabía exactamente cómo se sentía. Ella sintió lo mismo cuando su pequeña aldea fue cruelmente destruida por los soldados nazis y un aliado estadounidense le salvó la vida.

¡Fue amor a primera vista!

Como Helena y Ray, el poco tiempo que pasaron juntas fue el mejor de sus vidas. Se amaban bajo el cielo azul de Grecia, incluso cuando estaba oscurecido por el humo de las bombas nazis. Pero lamentablemente no pudieron permanecer juntos, ya que la joven soldado murió en el campo de batalla y tuvo que huir a Brasil.

_ Murió para que yo pudiera vivir. Y debido a ese acto desinteresado de él, pude seguir adelante ... pero ...

Las palabras de la abuela Tina murieron. Helena conocía esa historia, ya la había escuchado varias veces, pero cada vez que la escuchaba, se emocionaba.

_ Pero querías quedarte con él.

La abuela Tina solo asintió. Lloró cuando recordó su amor pasado. Lloró al ver que su nieta estaba viviendo la misma historia. No era exactamente lo mismo, pero se sentía igual. Ambos lloraron y se limpiaron las lágrimas del otro.

_ Giagiá, sé que no es asunto mío, pero ... ¿amabas al abuelo? _ Preguntó Helena un poco avergonzada. No conocía muy bien a su abuelo, murió cuando ella era muy pequeña.

_ Querida, pero claro que amaba a tu abuelo. Como yo, tuvo que huir de nuestra amada tierra para tener una segunda oportunidad en la vida. Vino en otro barco de refugiados ... pero son amores completamente diferentes. Nos conocimos mientras formamos nuestra comunidad. Yo estaba solo en un país desconocido, él también ... con el paso del tiempo nos acercamos mucho y un día me invitó a salir.

_ ¿Y aceptó?

_ No. No quiso contestar de inmediato, porque todavía tenía al soldado en su corazón... no sería justo para él. Así que le pedí tiempo para pensar y, por supuesto, lo respetó. Meses después, decidí que era hora de dejar atrás el pasado ... principalmente porque no tenía nada que hacer ... y decidí darnos una oportunidad a tu abuelo y a mí, solo para ver qué pasaba. Un año después, me convertí en la Sra. Petropoulos.

_ ¿Pero no olvidaste tu primer amor?

_ No, no lo olvidé. El primer amor que no olvidamos. ¿Olvidaste el tuyo?

_ No ... _ De repente, regresó en el tiempo, en la escuela primaria donde conoció a su primer novio, un descendiente de japoneses que, como ella, era nieto de refugiados de la Segunda Guerra Mundial. Desafortunadamente, la relación no funcionó debido a la presión de la familia, que no lo quería con una chica "extranjera". Para separarlos para siempre, lo envían a Japón, lo que le rompió el corazón en ese momento, pero como decía su abuela, no le quedaba más que seguir adelante. Y eso es lo que hizo.

Para alegrar el momento, Helena mostró una foto de Ray que aún estaba en su teléfono celular.

_ Por todos los dioses del Olimpo, Lena, ¿qué diablos es este hombre? Este no es un hombre, este es un dios griego, este es Zeus que bajó a la Tierra en forma humana. Si ya eres hermosa como Afrodita junto con este extravío, ¡me darán hermosos bisnietos!

Helena no pudo evitar reírse del comentario de su abuela. Ella fue la primera hija y la primera nieta. Y su abuela realmente quería que le diera su primer bisnieto. Pero todo fue en el tiempo de los dioses.

La abuela Tina estaba mirando su teléfono celular y la estaba mirando. Hice esto varias veces. Ella ya sabía lo que quería preguntarle su abuela. Y ella también se moría por decírselo.

_ Hiciste lo que te enseñé, ¿verdad? ¿Te bañaste en rosas para dormir con él? Por el amor de tu vida, ¡di que lo hiciste!

_ Ah giagiá ... sí, me bañé con rosas.

_ Bueno, lo haría, si estuviera en compañía de un hombre guapo como ese y tuviera cincuenta años menos ... y si tú no, oh, ¡pero te daría una bofetada!

Helena tuvo que admitir que estaba bastante aterrorizada cuando su abuela dijo que la golpearía si no hubiera salido con Ray.

_ ¡Credo giagiá!

_ Por supuesto, un hombre tan hermoso se lanza a tus pies y ni siquiera estás ahí. ¡Vamos chica! Eso es lo que necesitas, un hombre fuerte cuando lo necesitas y un hombre amable cuando lo quieres.

_ Ai giagiá, ¿crees que un hombre resolverá todos mis problemas?

_ ¿Y desde cuando un hombre resuelve un problema, Lena? ¡Nunca! Si les permite, tendrán más problemas. Es solo para que no pierdas el hábito. Aprende, el hombre es como ese vestidito negro, siempre tienes que tener uno disponible en tu armario.