En la comisaria los detectives hacían un avance en la revisión de las redes sociales de la última víctima, el seguimiento a su teléfono, pidiendo a las compañías telefónicas la identificación de los titulares de los números telefónicos que tenían mas frecuente comunicación con la víctima, se había tomado declaración a los vecinos, compañeros de trabajo y amigos, declaración de los empleados del hotel donde fue hallado el cuerpo, de los paramédicos que intervinieron en el levantamiento del cadáver, revisión de las fotografías de la escena del crimen, en fin no se dejó de lado ningún aspecto de la investigación. Decidieron que era imperativo identificar plenamente a Durante y traerlo a prestar declaración, el hecho de que aun no diera muestras de interés por la novia ya era un punto que lo hacía sospechoso principal en la investigación, Maura, la compañera de habitación no había sabido nada mas de él.
El detective Méndez decidió llamar a Maura y pedirle que intentara recordar la fecha de la última vez que Durante estuvo en la habitación donde residían las chicas, tal vez así podrían rastrear por las grabaciones de las cámaras de seguridad de los comercios vecinos al edificio, alguna imagen donde se vea al personaje en cuestión y así poder identificarlo.
La chica pudo recordar dos fechas en especifico y hasta la hora de esas visitas, pero no hubo suerte, solo un comercio cercano al edificio tenia cámaras de seguridad con vista a la calle, pero ya había pasado mucho tiempo y la maquina estaba programada para guardar datos por un máximo de 72 horas para luego ser borrados automáticamente.
¿Cómo era posible que siendo pareja no había llamadas telefónicas entre ellos?, solo se registraban llamadas entre Jackeline y su amiga Maura, un par de amigos de la universidad que habían sido descartados de inmediato, una masajista y de resto solo llamadas aisladas a números comerciales, tal vez la chica usaba un segundo teléfono, podía ser, ¿pero por qué?
Estaban muy ocupados, no cayó la moral del grupo, mientras Méndez gritaba y conminaba al grupo a dar más de sí mismos, el Doctor Lars funcionaba como un guía conciliador que aprovechaba cualquier momento de desasosiego para dar alguna enseñanza, para contar alguna anécdota interesante, lo que devolvía el animo a los hombres.
Los detectives solían hacerle gestos a Méndez a sus espaldas cuando se ponía agresivo y Lars veía sobre sus espejuelos y sonreía. Aunque en principio el doctor Lars solo debía dar una colaboración como experto, se integró al grupo y por ser recomendado del Alcalde lo dejaron estar presente en cada paso de la investigación, las mañanas eran lentas pero al mediodía llegaba el viejo hombre con los ojos aun hinchados por dormir hasta tarde aunque cargado ánimos, libros y refrigerios para los compañeros, ayudaba a los otros grupos por igual, todos le consultaban, el trabajo fluía, sin embargo no había avances con el asesino del manto purpura.
Ya el Doctor Lars luego de leer la declaración de la señorita Maura había llegado a la misma conclusión que Harry, sabía que Durante debía ser un alias, les hablaba a los detectives de la vida del Dante Alighieri y su amor por Beatriz, de lo mucho que planeó vengarse de sus enemigos políticos y de su venganza materializada en la Divina Comedia.
Por su parte Méndez escuchaba las disertaciones históricas del psiquiatra mientras soñaba con que el asesino se comunicara como solían hacer los asesinos seriales de las películas, pero nuestro asesino parecía no tener tal ánimo de protagonismo.
En el Ministerio público, el fiscal a cargo de la investigación hablaba con el Jefe de Homicidios de la Policía Técnica, le recriminaba con voz ronca, que nada podía hacer si la fuerza policial pese a haber gastado mucho tiempo y dinero aun no hacía avances de peso.
Le amenazaba con retirarlos del caso y entregárselo a la policía política, que usaba técnicas menos ortodoxas, pero altamente eficaces.
El Jefe de la policía pensaba mientras escuchaba al fiscal y asentía en señal de sumisión, pero se preguntaba por qué la legislación había puesto sobre la policía técnica a un abogado que nada sabía de investigación ni criminalística, solo sabía de leyes y teoría, no arriesgaba su vida día a día como ellos y sin embargo era el determinado por la Ley para guiar la investigación.
Como si el fiscal estuviera leyendo el pensamiento del Jefe, le dijo en modo conciliador:
Comisario Jimenez, entiéndeme sé que eres es un experto y que tu grupo está haciendo el trabajo, pero recibo mucha presión, necesitamos avances, y un nombre para calmar a la opinión pública, no puede ser que nadie haya visto nada, este hombre no es invisible, afinen la búsqueda, tráiganmelo con pruebas suficientes para lograr una sentencia condenatoria, tienes dos trabajos Jimenez ponle una cara al asesino y tráeme un acervo probatorio suficiente para ponerlo tras las rejas, escucha bien, su-fi-cien-te, necesito que sea imposible que se sustraiga de la persecución penal, ni que un abogado lo devuelva a la calle por tecnicismos, confío en ti.
Cuando la reunión hubo terminado el Jefe Jiménez, pidió una reunión con el equipo de tarea, les indicó las expectativas del fiscal y la inminencia de sanciones si no se conseguían resultados, no les habló de la amenaza de entregar el caso a la policía política porque eso haría caer la moral del equipo, en cambio los amenazó con reubicarlos, degradarlos y hasta de enviarlos a dirigir el tránsito.
El doctor Lars y los cuatro detectives habían dado mil vueltas al asunto, ya era hora de recibir el perfil psicológico del asesino de parte de la Doctora Yunice Campos, Lars le pidió a Méndez que intercediera para que la doctora aceptara hacer un perfil en conjunto, por lo que Méndez inmediatamente le solicitó a la doctora que compartiera con Lars sus impresiones sobre la mente del asesino y permitiera que él la asistiera en el diseño del perfil. La doctora aceptó a regañadientes, no por celos profesionales con el Doctor Lars, sino porque al contrario tenia miedo de no estar a la altura y quedar expuesta en caso de cometer un error.