Natalie se fue con Robert, por la mañana él tenía que ir a trabajar, la acerco al restaurante Start de sus padres.
Todavía no había llegado nadie, estaba cerrado el restaurante.
Natalie espero en la puerta, vio a lo lejos acercarse a Melody.
—¡Hola buenos días! ¿Qué temprano vienes no? ¡Anda entra te vas a quedar helada! —Dice Melody.
—¡Si me vine con Robert!, Por eso vine antes, quedé con mama, a las once de la mañana, para ir a mirar lo de la pequeña, ¿A qué hora llegan todos? —Dice Natalie.
—¡Entran ahora mismo! Estarán al llegar, son los primeros siempre, Dylan y, Alessa, ¡Por cierto! Natalie, ¡Te importa que vaya con vosotros Daniel? Es para que no esté aquí todo el día—dice Melody.
—¡Si claro! Que se venga con nosotros, si quieres después me lo puedo llevar a mi casa, así podrás trabajar más tranquila, ahora que estoy de vacaciones tengo mucho tiempo —dice Natalie.
Melody trabajaba todos los días menos los martes, ese día limpiaba su apartamento, hace las compras, y lleva a Daniel al parque, y después los dos juegan en casa con la PlayStation cuatro.
—¡Muchas gracias! Natalie ¡Me has salvado la vida! Hoy tenemos mucho trabajo en el restaurante—dice Melody.
Al cabo de un rato llega Dylan, es el jefe de cocina de START un chico de cuarenta años, pelirrojo, con bastantes pecas, ojos de color azul, alto y delgado, es muy trabajador y educado, Dylan se divorció de su mujer, y tiene dos hijos.
—¡Hola buenos días chicas!¡Como estáis!¡ ¡Hoy hace un poco fresquito!, O por lo menos yo estoy helado, me he quedado esperando el bus, y ¡Estoy como un cubito de hielo, helado! —Dice Dylan.
Al momento entro la ayudante de cocina, Alessa una mujer de cincuenta años, bajita y regordeta, con el cabello corto y castaño, ojos marrones, muy simpática y agradable.
—¡Hola buenos días a todos! ¿Pareces que estas helado Dylan? ¡Vamos ya verás como trabajando entras en calor!¡Al trabajo con alegría guapo! —Dice Alessa.
Alessa siempre está contenta, derrocha energía por los cuatro costados, es la alegría de la cocina.
Al mismo tiempo llegaron Jake y Emily.
—¡Buenos días, a toda la familia! —Dijeron Jake y Emily.
En el almacén hay unas taquillas para los trabajadores allí dejan su ropa y su bolso, tienen bastantes reservas, y un cumpleaños.
Al cabo de media hora, llegaron Lisa y su esposo Jack y el pequeño Daniel.
—¡Hola buenos días, a todos! —Dijeron los dos.
—¡Natalie hija que pronto estas aquí! ¿No habíamos quedado para las doce? —Dice Lisa.
—¿Para las doce, mama? Quedamos para las once, ¡Pero no pasa nada, no tengo prisa! —Dice Natalie.
—¡Tomemos antes un café! Té parece Natalie, así Daniel toma, el cola cao, que no ha querido desayunar en casa—dice Lisa.
—¡Me parece bien, apetece con el fresco que hace! ¡Aunque con este café voy ya tres!¡Voy a salir corriendo con tanta cafeína! Dice —riéndose Natalie.
—¡Daniel te vienes con nosotras cariño! Con la abuela y conmigo, vamos a ver alguna cosa para la habitación de tu prima, ¡Así nos puedes ayudar a elegir! ¿Te gustaría cariño? —Dice Natalie.
—Si tía, ¿Le vas a comprar algún juguete?¡A mí también me gustan! —Dice con picardía Daniel.
Terminaron de tomar el café ,y Daniel su cola cao, salieron del restaurante, y fueron caminado, hacia el coche, que estaba aparcado un poco lejos, se subieron en el coche, y fueron hasta Millennium Leisure Park Greenwich, calle cincuenta y cinco de Bugsby s' Way London, allí esta IKEA Greenwich, Lisa aparco el coche en frente, y entraron, Natalie cogió a Daniel de la mano, para que no se separara y se perdiese , era una tienda muy grande, y había mucha gente, fueron a la sección de habitaciones para bebes, allí Natalie y su madre ,se quedaban mirando algo que les gustaba, había donde escoger.
—¡Esto mama algo así me gusta! Quiero algo en estos tonos suaves para la pequeña, pero al mismo tiempo que sea moderno—dice Natalie.
—¡Si esta es muy bonita! ¡Mira que sillón hay ahí! ¡Es precioso verdad! —Dice Lisa.
Se acerco una dependienta a ellas.
—¡Hola! ¿Les puedo ayudar en algo!?¡Que estas buscando exactamente! Les puedo enseñar más cosas que tengo en el catálogo, que no están aquí, ¡Vengan por aquí! —Dice la dependienta.
—Estaba buscando una habitación para bebe de tonos claros, pero moderno, algo deferente—dice Natalie.
Llegaron a un mostrador, la chica se puso con el ordenador.
—¡Miren aquí! Pueden ver más cosas que tenemos, ¿Busca algo como así, más o menos? De todas maneras, le enseño más—dice la dependienta.
Natalie se quedaba embobada era más bonitas, de lo que ella había visto por internet.
—¡Natalie hija! La chica te está hablando, parece que estás pensando en las musarañas—dice Lisa.
—¡Hay perdona! Que tonta soy, mira estas dos me gustan mucho, ¡Son preciosas! —Dice Natalie.
—¡Mire señora! Con esto de otro color le quedaría de lujo, ¿Qué le parece? —Dice la dependienta.
Escogieron todos los muebles que quería, le faltaba cortinas y los adornos, los muebles se los llevarían dentro de dos días.
—¡Mire señora! Tengo este sillón en oferta, es muy cómodo, le viene muy bien, y le regalo este reposa pies, ¿Qué le parece? ¡Le gusta! —Dice la dependienta.
—¡Me encanta, es lo que estaba buscando! —Dice Natalie.
—¡Bueno ya tienes casi todo! Vallamos a por las cortinas —dice Lisa.
Escogieron las cortinas, y los adornos, entraron donde vendían peluches, vio un pájaro, es un loro con muchos colores, si le apretabas, y le hablabas repetía tus palabras, como un loro, cuando lo vio le gusto, y lo compro para la pequeña.
Daniel vio un oso grande, que le gusto, como siempre nunca dice nada, pero por su cara se nota que le gusta.
—¿Te gusta el oso Daniel? Si lo quieres cógelo, ¡Antes de que la abuela diga algo! —Dice Natalie.
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Editado: 15.02.2023