¿El fin de la tristeza?

Yudith había terminado la primaria llena de esperanzas por una nueva vida y acababa de cumplir 13 años, y por suerte ya estaba en vacaciones de verano.

Pasó las vacaciones en la playa con su familia, tratando de aliviar el dolor que le habían causado sus compañeros, y todas las noches iba a contemplar la belleza del cielo nocturno, pues eso la aliviaba muchísimo, al mirar las estrellas podía sentir una tranquilidad única, se recostaba en la arena por algunas horas y luego volvía a su casa, completamente relajada.

Así pasaron sus días y pronto llegó el último día de vacaciones de verano. Un día antes de empezar el colegio Yudith preparó sus útiles y algunos libros para leer en sus recreos, estaba ansiosa ya que esperaba hacer nuevos amigos.

Al día siguiente Yudith se despertó por el sonido de la alarma, luego se levantó de su cama casi saltando y lo primero que hizo fue mirar por la ventana para ver el paisaje de su primer día de clases, y al ver el hermoso día que la esperaba sonrió, desayunó con sus padres y luego su madre la llevó en auto a su nuevo colegio.

Al llegar al colegio Yudith se puso muy contenta, pues miró por la ventanilla del auto y habían muchos chicos entrando al colegio, luego se despidió de su madre y bajó del auto, dirigiendose a la puerta del colegio.

Al entrar al colegio miró a su alrededor y todo estaba muy lindo, había un lindo escenario para los actos escolares, y luego se dirigió a su salón asignado. Cuando Yudith entró a su salón buscó un lugar para sentarse y le preguntó a un grupo si la dejaban sentarse con ellos, pero ellos solo negaron con la cabeza, luego Yudith miró para todos lados buscando con quién sentarse y vió a una chica sentada sola en un rincón del salón con un asiento disponible a su lado, así que se acercó y le preguntó, pero ésta chica le dijo que era muy fastidiosa y que podía tomar todo su lugar, entonces agarró su mochila, se levantó y se fue a otro asiento. Yudith quedó desconcertada por la actitud de sus compañeros y decidió sentarse sola, pues no quería rogarle a nadie más, a los 5 minutos una maestra entró al salón y comenzó a dar clases, fueron unas clases demasiado aburridas, y al fin tocó el timbre para salir al patio.

Yudith fue a sentarse en una de las mesas, pero de repente vió que un grupo de 2 chicas y un chico se le estaban acercando, entonces ella comenzó a sonreír porque pensó que iba a hacer nuevos amigos al fin. 
Al acercarse a Yudith le tiraron un refresco en la cara y se comenzaron a reír, y con tono burlón una de las chicas le dijo: "eres muy fea para estar en nuestro colegio, ¿acaso no te ves en un espejo?eres un sapo horrible ¿porque no buscas otro colegio y te vas?, aunque dudo que alguien te acepte en algún colegio, o mejor ¿porque no te mueres de una vez? Así a nadie se le arruinan los ojos por mirarte".

Yudith comenzó a llorar y salió corriendo, pero al correr demasiado rápido se tropezó con una rama grande y le comenzaron a sangrar las rodillas y una mano, pues al parecer tenía un leve corte en la palma de su mano. Rápidamente fue al baño y sin querer se topó con una maestra, la cuál la ayudó a vendarse la mano y a curar sus heridas con alcohol, luego la maestra se llevó a Yudith a dirección y le preguntó que es lo que había pasado para que ella se lastimara de esa forma, pero Yudith  solo le dijo que estaba caminando distraída y se tropezó, luego la maestra contactó a sus padres y les contó lo que había ocurrido.

Al cabo de media hora su madre vino a buscarla y se la llevó de regreso a casa. Yudith no quiso hablar sobre nada, y al llegar a su casa colocó música relajante y se la pasó mirando por la ventana acariciando a su gato, pensando si mañana la tratarían igual.

Al siguiente día Yudith se levantó deprimida y ésta vez no sonrió al despertar, no quiso desayunar y fue con su madre al colegio. Al llegar al colegio esas chicas la estaban esperando en una mesa y le dijeron que se siente con ellas de una forma evidentemente burlona, y Yudith solo se dió la vuelta y se fue a sentar en un rincón, abrió uno de sus libros y comenzó a leer para aliviar su tristeza, mientras que unas chicas le tiraban papeles en la espalda. Las horas pasaron lentamente hasta que al fin ya había que volver a casa.

Yudith comenzó a caminar hacia la puerta de salida pero al instante sintió un golpe brusco en su cabeza y cayó al piso, cuando miró atrás vió al mismo grupo que se había burlado de ella y sin darse cuenta todos estaban mirándola fijamente y riéndose, formando una ronda a su alrededor, Yudith comenzó a sentirse abrumada por todas las miradas dirigidas a ella sin saber que hacer, de pronto el chico de ese grupo se le acercó, la jaló del cabello y le susurró al oído: "¿cómo puedes seguir mostrando tu cara tan horrenda en nuestro colegio y caminar tan tranquila?, por lo menos cubrete, porque arruinas nuestros ojos, hazle un favor al mundo y muerete de una vez o sino te seguiremos golpeando hasta que ya no se pueda ver tu cara maldita basura". Al terminar de decir esas palabras la soltó del cabello y Yudith salió corriendo muy asustada, pero al salir vió que su madre no estaba esperándola y al instante recibió un mensaje de ella diciendo que hoy no podría ir a buscarla porque tuvo problemas en el trabajo. Entonces Yudith caminó y caminó, pero parecía que nunca llegaría a su casa, de la nada vió una plaza vacía y se sentó en una banca a llorar en la completa soledad abrumada por la tristeza, y como si faltara poco comenzó a llover, por lo que tuvo que apurarse y volver a su casa. 
Al llegar a su casa se fue a su habitación corriendo, -al parecer sus padres no habían llegado todavía- lo único que hizo fue recostarse en la cama y llorar hasta quedarse dormida.

Al despertarse lo único que pasaba por su mente eran las palabras de aquel chico, entonces Yudith comenzó a preguntarse a sí misma si realmente era una escoria para este mundo y si  debería terminar con este sufrimiento de una vez por todas, le invadían pensamientos como; "tal vez ellos tenían razón, y tal vez debería terminar con mí vida de una vez por todas".