Joshua me tiene agarrada de las manos, está muy enojado, y yo nerviosa, veo como otro chico tiene las llaves del carro de Vilma, ahora si nos van a dar nuestro merecido, pero tengo que reaccionar a pesar del miedo.
—Te puedo explicar. —Trato de seguir, pero Silvia me interrumpe.
—Ves esa estúpida nos va a traer muchos problemas, te lo dije.
—Cállate, la muñeca quiere hablar. —Quería escucharme, el sabe bien como es esa chica, Silvia no es una buena mujer.
—Mi amiga la arrolló porque Silva me estaba atacando, me paso una navaja cerca de mi cara, mi amiga solo me salvo.
—Hay por favor, solo estaba jugando, muñeca de porcelana.
—Silva, te dije que no hagas nada que nos haga ver mal nosotros no hacemos daño a nadie.
—Pero Joshua solo jugaba.
—Deja esos juegos, pudo alguien resultar herido en esto, Silvia, tenemos que cuidar, no causar miedo, Lagarto, devuélvele las llaves a la chica. —Le dice que al chico que tenía las llaves del auto de Vilma.
—Mira la moto y mira a mi amiga, Joshua te vas a poner de lado de esas, tienen que pagar lo que acaban de hacer.
—Me pongo de lado de la justicia, recojan la moto, lleven a la chica con el médico, yo voy a hablar con las invitadas.
—Joshua que esa loca pague la moto.
—Hasta la risa te pago perra. —Dice Vilma, ella que es otra peleona.
—Vilma, cállate, no empeores las cosas. —Le reclamo, los chicos hacen caso a Joshua y se llevan la moto, y se queda con nosotras.
—Amigo, ya suéltala, creo que te gusta mi amiga. —Después de todo aún me sujetaba de las manos, y me soltó enseguida por el comentario de mi amiga imprudente.
—Miren, no quiero problemas y lo primero que hacen.
—Tu amiga está loca, yo solo salve a mi amiga, la tenía agarrada del cuello y esa navaja, cerca de su cara, solo dime ¿Qué hubieras hecho tú? debes ponerle un alto, veo que tú mandas aquí.
—No mando como tal, somos un grupo que cuidan a este barrio de la gente rica como ustedes.
—Pues deberías saber que no todos los ricos somos iguales, soy muy diferente a otros, mira mi carro como quedo con el golpe, ves si fuera como otros te lo cobraría, pero no.
—Vilma basta.
—Tranquila muñeca, sé cómo es Silvia, mejor tú no vengas en algún tiempo.
—No amigo, voy a venir por mi amiga, todos los días, tú no vas a estar siempre que ella salga.
—Te prometo que iré a verla a la entrada del barrio en la mañana y por la noche la voy a dejar a su casa, pero tú no vengas, Silvia es vengativa, no quiero que les haga algo. —Me va a dejar, eso fue muy gentil, Vilma sonrió en forma de complicidad, sé lo que piensa.
—Si tú la vas a dejar, está bien, no vendré.
—Sé cuidarme sola.
—Muñeca, no parece, te voy salvando 2 veces, desde mañana yo voy a verte y a dejarte en tu casa, me caes bien, no quiero que te pase algo, más bien no quiero que Silva termine mal. —Si lo hacía por ella, no por mí, pero lo importa.
—Vamos a Irma, Paul debe estar de intenso.
—Tu novio.
—No amigo, Paul es su hermano, ella está soltera.
—Vilma, por favor, ya ayudaste bastante. —Digo con cara de ya no digas nada.
—Mañana te espero en la entrada del barrio, sé puntual. —Se despidió y se fue, Vilma encendió el carro y nos fuimos de lugar lo más rápido.
—Ese Joshua se muere por ti.
—¿Qué? No, solo nos ayudó.
—Prefirió creerte a ti y no a su amiga.
—Ella es su exnovia.
—Entiendo esta celosa, le gustas a Joshua, por eso ella se comporta así contigo, te odia por eso. —El solo escuchar que Silvia me odia me dio miedo, ella es vengativa y no quiero que me haga daño o se vaya a meter con mi hermano.
—No Vilma, él no se fijaría en mí.
—¿Por qué lo dices? Eres muy hermosa y ese hombre está muy comible, yo si le entro sin pensarlo.
—Que pervertida eres. —Ella solo ríe con malicia.
—No, solo te digo lo que yo hiciera, ese hombre si está demasiado bello amiga.
Sonreí ante su comentario, ella siempre tan directa, capaz por eso no la consideraba mi mejor amiga, en cambio Catalina ella siempre se hace la santa, capaz por eso me hablaba mal de Vilma, pero eso se acabó, recién recuerdo lo que paso, todo mi día estuvo muy ajetreado como para pensar en eso.
Vilma me dejo en mi casa y se fue, Paul al verme llegar se tranquilizó, pensaba que me había pasado algo.
—Tonta, porque no me contestabas.
—Pero si no me llamaste.
—Te hice como 30 llamadas, me tenías muy preocupado. —Fue en ese momento que me di cuenta que mi teléfono no estaba, seguro me lo robaron en ese problema, no le dije nada a Paul por que se iba a preocupar y no me mandaba más a trabajar, era capaz de dejarme encerrada.