Paul preparo la cena mientras me daba un baño, estaba casada fue un da bastante agotador, Vilma me llamo para saber si de verdad Joshua cumplió su palabra de traerme a casa y como le dije que sí, se quedó tranquila.
La noche paso rápido, soñé con Joshua que estábamos en el jardín de su madre, estaba a punto de besarme sonó la alarma, lo primero que pensé es ¿Por qué? Soñé eso, acababa de terminar con Alan y no lo extrañaba, me dolía más la traición de Catalina, pero a ella no le interesaba, no trato de explicarme nada, en realidad nunca fue mi amiga.
Me levanto, me doy un baño y al salir escucho gritos afuera, salgo en bata, así como estoy y veo a mi hermano peleano con Catalina que estaba como si nada, mi hermano la miraba con odio.
—¿Qué haces aquí Catalina? —Fue lo que dije y ella solo me miraba con risa burlona.
—Vengo por mis cosas, mis vestidos mis cosas, son demasiado para ti. —Mi hermano la tomo del brazo y la iba a sacar, pero lo detuve.
—Espera Paul, le voy a dar sus cosas y que se vaya, no la quiero volver a ver. —Entre a mi cuarto y busque sus cosas y se las tire encima, así sin guardarlas.
—Pero que estúpida, dame, aunque sea una bolsa.
—Paul dale una de basura, así como ella misma.
—Eres una imbécil, a mí me respetas.
—Respeto, acaso tu pensaste en esa palabra cuando te acostabas con mi novio, no verdad, así que no vengas a exigir respeto y vete de mi casa, tengo prisa.
—Maldita gata, vas a ver, me la vas a pagar. —Agarro sus cosas a como pudo y se fue, mi hermano se reía, él nunca la quiso.
—Estoy orgullosos de ti, veo que has superado esto demasiado rápido.
—Todo ha sido gracias a ti.
—Y a ese nuevo amigo tuyo, me cayó bien.
—El es de eso que nos les importa la vida, tú sabes.
—Esos que andan por la calle.
—Mas o menos, pero no le digas así, se escucha feo. —Paul se ríe y me fui a vestir para irme, vi que se me hizo tarde y salí sin desayunar.
En la puerta del edificio estaba Joshua esperándome, me ve y sonríe, me acerco a el y aparece Catalina, riéndose, como si fuéramos payasos.
—Ya sabia yo que gracias a mi y al idiota de Alan, te juntabas con gente fina, pero mira eso, un pandillero. —Joshua se tenso y me miro, tenía que defenderlo, él era mi amigo.
—Gente fina pero traicionera, así que mejor vete, no eres bienvenida en mi casa.
—Ya me voy solo quería que se vaya este delincuente parecía que me iba a robar. —Joshua se bajo de la moto y camino hacia ella.
—No me gusta ensuciarme las manos con baratijas como las que trae usted señorita.
—Baratijas las tuyas imbécil, eres un delincuente no te atrevas acercarte a mi o llamo a la policía. —Y Catalina era capaz de hacerlo.
—Hágalo, llame ahorita, no tengo miedo y mucho menos a niñas inmaduras como usted.
—Catalina mejor lárgate, eres la peor persona del mundo.
—Eso no decía tu novio mientras se acostaba contigo, decía que era mejor que tu en la cama. —Me lleno de iras y le doy una fuerte cachetada, y ella reacciona a querer devolvérmela, pero Joshua se interpone. —Maldita como se te ocurre ponerme una mano encima, a mí, me la vas a pagar.
—Mejor váyase señorita.
—Si me voy, pero regresaré, a entregarte mi invitación de mi boda con Alan, adiós. —Se fue mis lagrimas bajaron por mi mejilla, Joshua las limpia con sus manos.
—No llores muñeca, esa mujer no sabe la lacra que se gana de esposo, si llega a ser cierto que se van a casar.
—No se y tampoco me interesa.
—No mientas, te duele la traición de tu novio, pero no deberías, ella no era tu amiga, debes ser fuerte, ya legara el hombre que te haga feliz. —Lo miro y me doy cuenta de lo lindo que es, su personalidad es muy fuerte, debo serlo yo también.
—Si, tienes razón, pero mejor vámonos. —Nos subimos y manejo a un lugar donde vendían desayunos, y como tenía un poco de hambre, pues no era mala idea.
—¿Quieres algo?
—Claro, no desayune.
—Pues pide lo que quieras. — Pedí unas empanadas, que estaba muy buenas, el era conocido de la señora porque no dejaban de hablar, después de comer ya nos íbamos a ir cuando llego Silvia y su amiga, no la veía desde esa noche que nos peleamos, Joshua estaba muy tranquilo.
—Veo que traes a la mustia a comer aquí, donde me traías a mí.
—Deja de decir tonterías Silvia.
—No lo digo, solo que ahora la traes como chicle, a esta, deberías fijarte mas en las personas que están a tu lado, no en esa aparecida que solo te traerá, problemas.
—Problemas, con quien, contigo, Silvia ya fui uy claro contigo, no quiero ser grosero.
—Ya lo fuiste, esa noche que nos peleamos, me dijiste que me usabas para tus necesidades, ojalá esta sea buena, así como yo.
—Deja de decir tonterías.
—No las digo, mira tonta, a Joshua le gustan las traviesas y tu no tienes cara de serlo. —Me sonroje, con su comentario, se notaba que ellos seguían viéndose, aunque sea para eso, me sentí incomoda porque yo no soy nada para Joshua.