—Respira Alex. Respira. —Megan está a mi lado abanicándome. Jadeo en busca de aire, pero mis pulmones no funcionan, no puedo respirar. Esta situación está superándome.
—Vamos. Lentamente. Tu puedes cariño con calma.
Las palabras de Megan son un bálsamo en medio de esta tormenta. Soy la peor amiga del mundo, yo debería estar consolándola luego de lo que me contó y en cambio estoy aquí con un ataque de pánico.
Soy patética.
—Así, eso es. Poco a poco.
Cierro mis ojos mientras lucho por respirar, pero el dolor está ganando.
—Eso, así es.
Descanso la espalda contra el sofá y mi cabeza cae hacia atrás. Lágrimas calientes se derraman de mis ojos y ruedan por mis mejillas, entonces siento a Amy moverse a mi lado, me toma la mano y por fin siento que empiezo a respirar otra vez.
Mis pulmones se relajan mientras el aire vuelve a ellos.
—Alex, ¿Estás bien? —Su dulce voz provoca que abra los ojos. Su rostro tiene marcas del sofá y sus mejillas siguen sonrosadas.
—Está bien. Alex está bien no te preocupes. —Megan responde por mí. Y yo me obligo a calmarme para que mi hermanita no se preocupe. No necesita esto.
Megan se levanta y va en busca de su teléfono
—Llamaré a la cafetería, quizá sea mejor que hoy no trabajes.
Intento levantarme
—Pero debo trabajar.
—No. Albert puede cubrirte por una noche. Lo llamaré. Y nosotras tendremos una noche de chicas. —Me guiña un ojo y sale del salón para realizar la llamada.
Amy coloca su cabecita en mi hombro y me abraza. No sé qué haría sin mi mejor amiga y mi hermana. Supongo que nada.
*****************
Estamos viendo CSI, tratando de adivinar quién es el culpable de la muerte del niño que encontraron sin vida en su propia habitación. Sé que Amy no debería estar viendo esto, pero no me importa ahora mismo.
Cada una tiene un culpable en mente, Megan cree que fue el loco del parque, Amy cree que fue el padre del chico, yo me inclino más por el hermano.
La mesa frente a nosotras aún tiene restos de todo lo que comimos, nos dimos un inmenso festín y todo gracias a Megan. Por primera vez en semanas mi hermana se ve relajada, más como una niña normal, que como alguien que está cargando todo el peso del mundo en sus pequeños hombros.
En algún punto de la noche se vuelve a quedar dormida en el sofá, así que la despierto un poco y la acompaño hasta su habitación, la coloco en su cama y salgo de puntillas sin hacer ruido.
Cuando regreso a la sala Megan está en el sofá con una botellita de licor en sus manos que me ofrece tan pronto me ve.
—¿De dónde salió eso?
—Solo bebe un trago, lo necesitas.
¿Ya dije que estoy en contra del alcohol verdad? Bueno hoy lo necesito.
Tomo un trago de lo que me ofrece y siento un ardor profundo bajar por mi garganta.
—Quema. Quema —Megan se ríe y la toma de regreso.
—Por cierto, mamá no deja de molestar preguntando por ustedes. Creo que ya es hora de que te des una vuelta por la casa.
—Lo sé. ¿Cómo está todo por allá?
—Lo normal, Cam de cabeza con su inminente boda, mamá siendo una obsesa del control, papá trabajando todo el tiempo. Ya sabes, como siempre, solo asomando la cabeza de vez en cuando para informar que ha hecho su aparición, pero es mi madre quien hace todo en casa. Ella sigue fingiendo que no le importa, pero sé que sí. Tiene que hacerlo. Yo creo que es por eso por lo que hace todo para nosotros.
—Al menos él no se desmorona a la primera señal de estrés. —Es inevitable, pienso en la ruina que es hoy mi padre.
—Ya —Megan asiente —. ¿Pero has pensado realmente lo que significa criar a una familia?
—¿Te refieres a la presión?
—Es raro Alex. Hemos pasado toda la tarde y parte de la noche aquí y tu padre ni siquiera ha dado señales de estar vivo. Es como si simplemente no estuviera aquí.
—Bienvenida a mi vida. —Digo con un tono de amargura en mi voz.
—¿Has pensado alguna vez que los seres humanos no están hechos para esto?
—Tal vez.
—¿Qué hombre es tan cobarde como para no preferir caer una vez en lugar de estar para siempre tambaleándose? La mayoría de la gente se tambalea durante toda su vida. No se dejan caer, nunca reciben el golpe. Sencillamente siguen adelante, intentando hacer lo que creen que debe hacer. Nunca tratan de descubrir qué es lo auténtico para ellos porque eso significaría ser valiente y la gente no lo es.
—¿Tú crees que lo eres?
—¿Qué?
—Una cobarde.
—A veces, supongo. Intento no serlo. ¿Y tú?
Pienso en el desastre en el que se ha convertido mi vida, en como intento seguir adelante, muchas veces haciendo como que si nada hubiera pasado, intentando no prestar demasiada atención a esa parte de mí porque duele, de verdad duele. Duele demasiado no poder controlarlo. Y eso hace que me sienta mal, débil, cobarde. Todo es un bucle y yo camino en círculos sin encontrar la manera de salir, justo como me pasó hace rato, sin poder respirar.
Y luego está este chico que me hace sentir cosas y con el que acepté salir.
Rayos.
Había olvidado que tengo una cita con Eider. Veo a Megan con pánico.
—Estoy jodida.
—Me siento tan orgullosa de que uses ese tipo de vocabulario.
—No seas tonta Megan. Yo… Termino de recordar algo. Creo que hice algo malo, realmente malo.
—No me asustes. Que pasa Alexia. —De repente mi amiga se pone en alerta.
—¿Recuerdas ese día que te llamé y tú estabas tratando de presionarme para que dejara de alejarme de Eider? —Espero a que se ubique y luego continúo —Bueno, él habló de una cita y yo accidentalmente acepté a salir con él.
Megan se relaja de nuevo.
—¿Cómo que accidentalmente? ¿Cómo puedes “accidentalmente aceptar una cita?
Dejo escapar un suspiro de frustración.
—Tu me dijiste que debía pensar un poco más en mí y luego él seguía sonriéndome y poniéndome toda nerviosa y no pude pensar con claridad.
Una sonrisa escapa de los labios de Megan.
—¿Me estas queriendo decir que te enamoraste de él?
Niego con mi cabeza poniéndome nerviosa ante la sola idea.
—Claro que no. Es estúpido. Ni siquiera hemos hablado mucho.
—Lo cual no es impedimento para que tengas un flechazo por él.
—Pero no lo estoy.
—Si. Si. Puedes seguir engañándote ¿Cuándo es la mentada cita?
Me cubro el rostro con las manos.
—Mañana.
—uuumm creo que algo encontraré para hacer con Amy. Quizá visitemos a Abril.
—Megan he abusado tanto, no tienes que quedarte con mi hermana.
—Nos vemos mañana Alex. Se hace tarde.
No intento disutir porque se que no valdrá de nada.
Salgo con ella y la acompaño hasta que se sube a su auto y se marcha. Estoy a punto de dar la vuelta cuando el vecino de en frente sale con una bolsa enorme de basura.
—¿Cómo va todo? —Me pregunta. Se llama Alfred, es un vecino agradable y es quien me está ayudando con el auto de mamá.
—Bien. —Respondo intentando sonar casual. —Todo está bien.
El vecino coloca la bolsa de basura junto a otras y me lanza una sonrisa amable.
—Ayer instalé las piezas que faltaban. Ya está casi listo. Dentro de nada podrás volver a usar el auto.
Una ola de sentimientos me embargan. Aun no sé si seré capaz de manejar ese auto, pero por alguna razón deseo arreglarlo y Alfred lo está haciendo casi gratis.
—Muchas gracias vecino, estoy en serio agradecida.
Alfred solo sonríe, parece como si quisiera decir algo mas pero es algo parco en palabras. Normalmente solo dice lo necesario y nada más.
—Que tenga una bonita noche vecino.
—Tu también Alexia.