De hecho, me despiertan las mariposas; cuando abro los ojos está amaneciendo. Y lo primero que llena mi mente son imágenes de lo que pasó anoche. Lo que pasó con Eider. Miro a mi alrededor y lo encuentro sentado a mi lado mirándome, está serio y yo no puedo evitarlo, suelto una risita tonta.
Me siento feliz, contenta.
El responde a mi risita con una más grande.
—Buenos días dormilona.
—Buenos días —digo tímidamente.
—No pude dormir en toda la noche ¿sabías que roncas? Y también te babeas. —dice con una mueca.
—No es cierto. —protesto y trato de levantarme, pero él se gira inmediatamente y de repente lo tengo encima de mí, con mis manos sujetas por encima de mi cabeza por él.
—Quiero presentarte a mi familia. —me suelta de sopetón.
—¿Como? —Pregunto asombrada por el contenido de lo que eso implica.
—¿Por favor?
—Eider.. Yo…
—Amy también está invitada por supuesto. —Suelta antes de que la ponga como excusa.
Y por tonto que suene, solo puedo pensar en lo dulce que es que él no piensa sólo en mí, en cada plan que hace para que estemos juntos siempre incluye a Amy.
—Por favor piénsalo. —Dice de forma tierna y luego me da un beso. —Ahora debo irme.
Se levanta rápidamente y justo en ese momento caigo en la cuenta de que ya está completamente vestido.
—Te quiero Alexia. —dicho esto, sale de mi habitación.
Me lleva un rato deshacerme de las mariposas y mucho rato más comprender por fin, que él quiere presentarme a su familia. Y ni hablar que luego de todo eso empiezo a sentirme como una inconsciente por permitir que pasara la noche aquí a riesgo de que se encontrara con papá.
Aunque sé que eso era poco probable, porque siempre que cuente con suficientes provisiones de alcohol no sale casi nunca de la habitación y el único modo que yo tengo de saber que sigue con vida, es comprobando que la comida que le he dejado ya no está.
Papá se ha estado retirando a su madriguera cada vez peor que antes. Y si llamo a su puerta para ver cómo se encuentra, me dice gruñendo que me largue.
Para mí no es una situación muy sencilla. Quiero odiarlo por esta vida que nos está haciendo llevar y a veces pienso que no me importa si está vivo o muerto, pero al mismo tiempo, siento que no puedo abandonarlo sin más.
Eso es lo más complicado, que pese a las terribles cosas que nos hace pasar, es mi padre, y dentro de mí sigue habiendo una parte que quiere cuidarlo más de lo que él se cuida a sí mismo. Sé que debo encontrar una forma de acabar con esto, lo sé. Por mis hermanas y también por mí y cuando llegue el momento, lo dejaré, pero también sé que me llevaré la culpa a cuestas.
Dejando de lado todos esos pensamientos, me levanto de la cama y voy a la habitación de mi hermana, la encuentro vistiéndose con una camisita que le queda dolorosamente pequeña. Una que quizás un año atrás le quedaba bastante bien, pero que ahora deja gran parte de su estómago afuera.
Siento un nudo inmenso en la garganta porque mi hermanita trata fuertemente no ser una molestia. Ella sabe que mantener a Abril en el hospital cuesta mucho, así que nunca me pide nada.
No puedo soportar verla con esa ropa tan desgastada y pequeña para ella. Si voy a empezar a arreglar las cosas, debo hacerlo por algún sitio ¿no?
Cuando todo es un desastre en tu vida, lo más simple puede terminar siendo lo más significativo.
Que papá haya vendido el auto de mamá, permitió que me quedara un poquito de dinero destinado a emergencias y supongo que esta es una emergencia.
—Oye enana. —le digo mientras me acerco a su armario en busca de una camisa que le quede mejor. —¿Qué te parece si llamamos a Megan y nos vamos hoy de compras? —pregunto como si nada.
—¿De verdad? —Pregunta emocionada. —¿y tenemos dinero para eso?
—Por supuesto cariño. Bueno, tampoco es que vamos a comprar la tienda entera, pero si podemos hacer algo al respecto.
Sus ojos se iluminan y solo eso alegra completamente mi día.
**********
—No, definitivamente el vestido de princesa te quedaba mejor.
—Ese vestido es de niña Megan, yo ya no soy una niña.
Estamos sentadas frente al vestidor donde Amy está probándose una selección de ropas que elegimos entre las tres.
Amy tuerce los ojos a Megan y vuelve a meterse adentro para probarse algo más.
—¿Acaba de ponerme los ojos en blanco? —Me pregunta Megan sorprendida.
—Sí. Una nueva cualidad y no me preguntes donde la adquirió.
Megan se sacude el asombro y va directa al grano como siempre
—Es que es increíble, ¿cómo es posible que ya tengas novio?
—Todavía no hemos llegado a ponerle nombre a lo que tenemos
—Pero ya tuviste tu primera vez con él. Así que o son novios, o estás tan profundamente enamorada que le regalaste tu virginidad a pesar de que no lleguen a nada más.
No respondo y ella me observa fijamente durante un rato. Alza las cejas y acto seguido me regala una extraña sonrisa.
—Reconozco esta mirada. La veo en la cara de Kate cada vez que mira a mi hermano.
—Lo que tú digas —murmuro, procurando que no me vea a los ojos por si confirman sus sospechas.
—Estás enamorada de Eider, y no lo puedes negar.
—No estoy enamorada de Eider.
—Sé lo que significa esa mirada.
—Es muy pronto para sentir amor. —La miro fijamente —. Me gusta y me atrae físicamente, pero no estoy enamorada.
—Aun así, ya te acostaste con él. Y la última vez que comprobé no eres de las que lo va haciendo con cualquiera por ahí.
No hace falta que responda; las dos sabemos que es verdad.
—A ver, ¿Sientes mariposas en el estómago?
Asiento.
—¿Eres consciente de todos y cada uno de sus movimientos?
Otra vez asiento.
—¿Piensas en él constantemente?
—Hemmm…
—Estás enamorada.
—No es verdad. —Resoplo indignada—. Controlo perfectamente la situación.
—Ya. —Megan resopla también, —No consigo entender cómo alguien puede someterse a semejante miseria. Pero aun así me alegro por ti.
Estoy a punto de responder que ella quería eso con Brad, cuando Amy sale con el vestido de princesa que a Megan le gustó desde que entramos a la tienda.
—Ese —dice mi amiga levantándose de mi lado, ese me gusta y te lo vas a llevar.
Amy me mira suplicante y yo también me levanto para servir de mediadora entre ambas.