La vida es un instante

Capítulo 33

Decido citarme con Eider en un parque cerca del hospital donde se encuentra Abril, pienso presentársela hoy mismo.

Estoy sentada viendo a unos niños jugar a la pelota cuando llega con gesto afligido y nervioso, me levanto y él inmediatamente empieza a hablar:

—Alex, gracias por llamar. Quería disculparme por mi arrebato anterior, me comporté como un idiota. Sé que había prometido esperar a que estuvieras lista y ahora… —Levanto una mano para hacerlo callar. Yo también estoy nerviosa.

—No tienes nada de que disculparte, si acaso debería hacerlo yo ¿No te incomodó mi llamada?

—Nunca me incomodas. —Me toma de la cintura y me da un beso inmenso que me deja sin aliento y muy sonrojada.

Cuando se separa tomamos asiento en el mismo banco y tomo una larga respiración antes de empezar a hablar.

—Eider, sé que hasta ahora he sido muy discreta con todo lo referente a mi familia, pero he tomado la decisión de contarte todo. —Estoy bastante nerviosa, las manos me tiemblan y él se da cuenta.

—No es necesario que lo hagas si aún no estas lista. Discúlpame por lo que pasó ayer, es que perdí los estribos, pero no volverá a pasar lo prometo. No quiero presionarte. Seguiré aquí tan paciente como quieres que sea.

—Quiero contártelo.

—Cariño, ¿estás segura? —Asiento lentamente.

—Poco antes de yo cumplir los 18 años, mamá y mi hermana menor tuvieron un accidente de tráfico. Por culpa de un borracho. —Trago saliva y clavo mi vista en un par de niños que juegan al otro lado del parque para no verle a la cara—Ese accidente lo arruinó todo. Mamá murió en el acto, mi hermanita quedo dañada terriblemente, estuvo un tiempo en coma y aún sufre los efectos de ese accidente y papá… entró en depresión, —renuentemente dirijo mi mirada a él —ahora solo bebe y no le importa lo que pase con mis hermanas o conmigo. Yo al ser la mayor he sido la responsable de ellas desde hace casi dos años. Tengo las prácticas en el estudio y el trabajo en la cafetería porque necesito el dinero.

Eider queda en completo silencio, decido explicar un poco más porque no sé que más hacer.

—Me daba miedo contarte todo esto porque es una situación muy fuerte, Abril ha tenido que pasar por mucho han sido varias operaciones y todo un año de rehabilitación.

Eider sigue sin hablar, no me ve, no hace nada. Y su silencio solo aumenta mis miedos a cada momento. Ahora que sabe la verdad no querrá toda esta responsabilidad que conlleva tener una relación conmigo. Sabía que esto pasaría y por eso no quería contarle nada.

—¿Me citaste aquí, porque está internada en ese hospital? —Pregunta después de lo que me parecen horas señalando en dirección al hospital donde está mi hermana.

Simplemente asiento.

—¿Puedes decirme como se llama ella? —vuelve a preguntar.

—Abril. Se llama Abril.

Cuando digo su nombre, su rostro cambia inmediatamente, con una mezcla de emociones que no logro describir.

Me mira con ¿dolor? ¿lástima? ¿comprensión? ¿enfado? ¿tristeza? ¿Confusión? ¿Pánico? Hay tantas emociones allí que no puedo definir una sola.

Y en ese preciso instante me doy cuenta que me equivoqué, lo sé porque Eider me mira con una expresión que no quiero volver a ver en sus ojos.

Estoy empezando a pensar de qué modo afectará esta nueva información a nuestra relación cuando él empieza a hablar.

—Alexia.. —Titubea un poco y justo en ese momento su teléfono lo interrumpe. —Lo siento, pero debo atender esto.

Contesta a lo que parece una emergencia y luego sin mirarme a los ojos se despide con la promesa de llamarme y se va sin otra despedida que una incómoda sacudida de manos.

No hay argumentos.

No hay abrazos.

No hay palabras.

Quiero llorar.

Después de tanto reprimirme para no hacerlo, parece que ya no hay forma de detener mis lágrimas. Últimamente lloro más de lo que lo hice desde el accidente. Mi boca tiembla y me abrazo a mí misma para contener los temblores que me sacuden, muestra de que me estoy rompiendo.

**********
Han pasado dos semanas y aun no tengo noticias de Eider.

Dos semanas desde el día que le conté toda mi verdad y el no volvió a llamar, no fue más a la cafetería, no dio ninguna señal que indicara que seguimos juntos.

Lo sabía, sabía que después de contarle la verdad se iría, se alejaría, ya no querría saber nada de mí y no lo culpo. No lo culpo por no querer formar parte del desastre familiar en el que vivo.

Las lágrimas se me atascan en la garganta cada vez que pienso en él, pero me niego a dedicarle una lágrima más. Puedo manejar esto sin desplomarme como una magdalena, lo sé.

Escucho gritos dentro de la casa aún antes de entrar y lo primero que veo es a Amy despeinada, descalza, con manchas en su rostro y un montón de purpurina en todo su cuerpo.

—¡Voy a ser una mariposa por mi cumpleaños! —es lo primero que dice cuando me ve. No puedo creer que siga despierta ya que casi es media noche. Está totalmente acelerada. Suelto mi bolso en la mesa de la cocina haciendo ruido, debo reconocer.

—Espero que no te importe que hayamos hecho una pequeña fiesta de precumpleaños —comenta Megan, que entra detrás de ella—Siento que esté despierta. Sé que mañana tiene que ir al colegio.

Hoy recibí mi pago de la beca, justo a tiempo para el cumpleaños de Amy. Debería estar de buen humor, pero estoy enfadada o irritada y no sé por qué.

Tal vez tiene algo que ver con que Eider no se ha comunicado conmigo y es una completa tortura para mí.

—O una princesa, mejor una princesa —dice Amy, saltando en círculos a mi alrededor.

Me quito la chaqueta y la dejo junto a mi bolso y me dirijo al fregadero a lavarme las manos intentando controlar mi mal humor, quiero alejarme de ellas para calmarme un poco.

Amy parece estar teniendo un episodio maníaco. Se tranquiliza un poco y la veo comiendo una gran barra de chocolate y ya veo por qué está tan sucia.



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En el texto hay: drama, amor, amistad

Editado: 19.01.2021

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