Oscuridad

- ¿Por qué me pasa esto a mi? - Se preguntó al ver que ya no había forma de cambiar lo que se había dicho.E

Eres un monstruo - Gritó su amiga.

No, yo soy la misma de siempre. Por favor deja te explico -entre lágrimas.

Tenían razón, todos tenian razon. - Confesó.

- Isabel, no soy un monstruo. Vivi en la oscuridad mucho tiempo, huí de mi casa. Te conté mi historia. - empezo a hablar.

- Pero se te olvidó decirme que eres un vampiro y eso no cambia el hecho de que casi me matan por tú culpa - la empujó.

- Sí, te lo diría después... Necesitaba ocultarme por un tiempo - Se excusó.

- vete de mi casa, te brindé mi apoyo, mi hogar, fuiste parte de mi familia... Y no me tuviste la suficiente confianza para decirme esto - la empujó con toda su fuerza a la puerta.

- perdoname. - fue lo único que dijo para salir huyendo.

La vida nunca es fácil, sí, le mintió a su mejor amiga. Un año, puedes guardar un secreto por más de un año pero al final todos empiezan a atar cabos y se enteran que no eres de la Cuidad, que no tienes 21 años, que tus padres nunca murieron, que la vida falsa sólo creo un problema más grande.

Corría sin rumbo. Eran las doce de la noche cuando se detuvo en la Catedral.

- Hasta que te dejas ver... - la voz de un hombre la detuvo en la entrada de la puerta. - Sabés que no puedes pasar a los lugares santos.

No dijo nada, cuando por fin vio su rostro, sabía que estaba oerdida. En ese momento se sintió aliviada, moriría a manos de un caza recompensas y no a mano de sus padres.

- Bueno, bestia del infierno. Da tu última plegaria - le dijo, sacando un arma de su abrigo.

- qué no crea en la institución no significa que no crea en un dios. Creemos en dioses distintos. - seguía parada ahí.

- Despidete de esté mundo - Dijo para apuntar a su corazón.

Cerró sus ojos esperando su muerte.

- corre - Gritó un chico. - le dí en la cabeza con mis libros.

Abrió los ojos de golpe y vio lo que sucedía.

- vamos, no te quedes ahi parada. Corre - la sujeto de la muñeca y corrieron lejos de la catedral.