Los vecinos comenzaron a salir de sus departamentos al escuchar el alboroto. Algunos intentaban separarlos pero sin obtener resultado, finalmente entre cuatro hombres lograron hacerlo.
—No vuelvas a acercarte a Lexie o a mis hijos nunca más, ¿escuchaste? —gritó Nick desde donde lo tenían. Estaba furioso, se sentía traicionado y solo quería seguir golpeándolo.
—No puedes prohibirme nada, ustedes dos están separados y es solo por tu culpa.
—Eso no te da ningún derecho, traidor.
Luego de decir eso, se soltó bruscamente de los dos hombre que lo tenían afirmado y se fue enfurecido. Ya en el auto, se obligó a tomarse un momento para tranquilizarse, no quería ocasionar un accidente o algo por estar cegado de rabia. No podía imaginar cómo esos dos pudieron hacerle eso. Sí, era verdad que Lexie tenía derecho a rehacer su vida y lo más probable era que igual se hubiese sentido mal con cualquier otro tipo pero, no podía creer que su amigo fuera capaz de traicionarlo de esa manera. Se suponía que las amistades se respetaban.
Por su cara corrían un par de gotas de sangre y el dolor del ojo comenzaba a hacerse presente una vez que la adrenalina lo abandonó, nunca había peleado así con nadie y no pensó que la primera vez que lo hiciera fuera con su mejor amigo y por esas razones. Sin dudar un minuto se dirigió a Jackie’s, el bar al que iba siempre que estaba mal, necesitaba tomar algo fuerte.
***
Lexie había terminado con su cuarto paciente del día y ya le tocaba su descanso para ir a almorzar pero cuando estaba a punto de ir alguien más tocó su puerta. Ella pensó que tal vez se le hubiese olvidado algún paciente así que con la cara llena de risa abrió la puerta, a pesar de encontrase agotada. Las personas que atendía ya se sentían suficientemente mal como para que ella les pusiera mala cara.
—¿Qué haces aquí? —preguntó más que contenta de ver una cara conocida.
—Vengo a almorzar contigo —anunció Jo con una sonrisa—. Sé que la comida de la clínica no es muy buena pero quería pasar un tiempo con mi mejor amiga. Nos estamos volviendo una madres aburridas y ya ni hablamos de nosotras.
—No sabes todo lo que necesito hablar contigo hoy.
Luego de abrazarse, se dirigieron al comedor e hicieron la fila para comprar algo de comer. En la fila no pudo evitar resoplar cuando las chicas comentaban lo bueno que estaba el nuevo médico
«¿Qué nunca dejarían de hablar de él?», se preguntaba a sí misma molesta.
Luego de comprar se fueron a sentar a una de las mesas vacías.
—¿Cómo te fue con tu familia? —le preguntó Lexie recordando que unos días atrás tuvo que viajar.
—Como siempre que se trata de ellos, mal. Nada ha cambiado, sus peleas constantes. Papá no ha dejado de beber y casi atropelló a una persona, por eso tuvimos que viajar pero tampoco es algo que me sorprenda.
—Siento mucho escuchar eso —Lexie le tomó una mano a su amiga. Sabía que aunque se hiciera la fuerte, sufría mucho por culpa de sus padres—. ¿Cómo está Maddie? ¿Sigue viviendo con ellos?
—Sí, pobre. Aunque por lo que supe ya casi no pasa tiempo en esa casa, dejó otra vez los estudios y ya está completamente en el mundo de las drogas. Verla fue horrible, Lex. No te imaginas —Jo estaba a punto de llorar pero al igual que Lexie, no le gustaba hacerlo en público—. Me arriesgaría a decir que tiene anorexia y que lo único que quiere es quitarse la vida. Me siento tan culpable de estar viviendo una vida tan buena mientras ella sufre.
—¿No has pensado en traerla a vivir acá? A lo mejor un cambio de ambiente le hace bien.
—Sí, lo pensé pero tengo miedo. Si ya formó una adicción, lo que es muy probable, me da miedo que esté cerca de Allie y Jay. La amo por sobre todas las cosas pero, ¿qué pasa su es peligrosa para los niños? Y no es solo mi decisión, tengo que conversarlo con Danny.
Madelaine era la hermana pequeña de Jo, creció en el mismo mundo que ella pero la diferencia estuvo en que Maddie no encontró a nadie que la salvara como hizo Danny con Jo. A sus dieciocho años, su vida era un completo desastre, no tenía nada claro y como había dicho Jo, dejó la universidad y estaba en el mundo de las drogas. Su anorexia comenzó a los dieciséis años cuando en vez de comida, juntaba dinero para comprar drogas. Además, nunca llegaba a dormir a casa y cada mañana amanecía en una cama distinta, a veces, a cambio de más drogas.
—Tal vez ella lo único que necesita es un poco de atención, sé que es decisión tuya y de Danny pero tal vez le haga bien cambiar de aire. Podríamos ayudarla entre todos, con sesiones aquí. Yo sé que de ese mundo se puede salir, es muy difícil pero con mucha ayuda se puede lograr.
—Lo único que quiero es ayudarla, intentaré hablar con ella —dijo Jo dándole un sorbo a su agua—. A todo esto, ¿por qué necesitabas hablar conmigo? ¿Pasó algo? No hemos dejado de hablar de mí.
—Tyler me besó —soltó Lexie haciendo que su amiga se atragantara con el agua que había bebido y estuviera a punto de escupirla.
—¿Tyler? ¿Tyler de Heather? —la miró Jo con los ojos como dos enormes naranjas.
—Ese mismo.
—Lex, ¿en qué estabas pensando? Es el mejor amigo de Nick y además, es el mujeriego número uno. No te enojes conmigo por lo que diré, pero el engaño de Nicolás no sería nada comparado con uno de él, es experto en eso y lo sabes —negó con la cabeza—. No, como tu mejor amiga me niego a esa relación.
Editado: 11.08.2020