Tal como Gianluca había exigido la noche anterior, los análisis estuvieron listos el día siguiente a las siete de la mañana, él no tardó en abrirlos, nervioso por lo que podía encontrar y para su desgracia era exactamente lo que él sospechaba desde que vio los primeros síntomas de la pequeña.
Lexie estaba dormida junto a la cama de Cielo y Gianluca no quiso despertarla, estuvo casi toda la noche despierta y necesitaba dejarla descansar, sobretodo ante de darle los resultados. Lo que se venía era duro y además, también decidió que esperaría que llegará Nicolás, tenía derecho a saber lo que padecía su hija al mismo tiempo que todos.
Gianluca se encerró en una de las salas que los médicos usaban para descansar, se sentó en el sillón y con los ojos cerrados comenzó a pensar en cómo se los diría, había hecho eso tanta veces y no había llegado a acostumbrarse nunca, además, esa vez era diferente. Diferente porque lo que menos quería era ser el que hiciera sufrir a Lexie y porque en el último tiempo también le había tomado un cariño enorme a la pequeña y odiaba que tuviera que pasar por eso.
Media hora después, su teléfono sonó y se dio cuenta de que era un mensaje de Lexie, informándole que Nick había llegado y preguntando dónde estaba. Un nudo se formó en su garganta y se obligó a tranquilizarse antes de dirigirse a la habitación, no podía mostrar lo afectado que estaba.
—Hola —se acercó Lexie con una sonrisa y depositó un pequeño beso en su mejilla pero la cara de Gianluca parecía inexpresiva y ella supo enseguida que algo iba mal—. ¿Qué pasa?
—¿Les parece si vamos a hablar al pasillo para dejar descansar a la pequeña?
—Están los resultados, ¿no? —preguntó Lexie y él asintió.
Salieron los tres al pasillo y a pesar de todas las formas que Gianluca ensayó para decirlo, ya no le salía ninguna palabra.
—Los exámenes no están buenos, ya no hay ninguna duda y hay que empezar cuanto antes el tratamiento.
—Sí pero, ¿qué tiene? —por primera vez Nick abrió la boca, se estaba mordiendo las uñas, algo que nunca hacía.
Los segundos comenzaron a correr muy lentos, tanto para Gianluca como para Lexie y Nick, el primero no estaba preparado para decirlo y los otros dos no estaban preparados para escucharlo. El médico tomó una larga bocanada de aire por última vez y habló.
—Leucemia.
Lexie se tambaleó y si no fuera por la pared habría terminado en el suelo. Por su parte, Nick tomó su cabeza con ambas manos y se dio media vuelta.
—Yo… Me encantaría poder decirles que es un error pero ya no quedan dudas. Ahora solo queda derivarla a un oncólogo infantil para decidir cuán sería el mejor tratamiento para ella.
—Cuándo traje a mi hija a urgencias me enviaron a casa diciendo que era un resfriado —para sorpresa de ellos, Lexie no lloraba pero sus ojos brillaban y su voz estaba cargada de rabia—. ¡Un puto resfriado! ¿Y ahora me dices esto? ¿Leucemia? Mi Cielo, mi princesa, no puedes estar hablando en serio.
—Lo siento mucho, Lexie. No entiendo por qué la enviaron a casa sin tomar ningún examen…
—Quiero hablar con la mujer que la atendió.
—No es el mejor momento.
—Gianluca, exijo saber cómo se llama y sé que tú lo sabes.
El médico no alcanzó a responder cuando la doctora Becker apareció por el pasillo, Lexie no tardó en reconocerla de aquella noche y se acercó hecha una furia, Gianluca enseguida salió tras de ella mientras Nick se quedó en su lugar, parecía estar en un estado de shock sin poder asimilar nada.
—¿Me recuerdas? —preguntó Lexie con voz seca y la doctora la miró confusa—. La madre a la que dijiste que su hija tenía un simple resfriado mal cuidado y ahora resulta que tiene leucemia. ¡¿Lo recuerdas?!
—Lex… —Gianluca apoyó su mano en los hombros de Lexie pero ella se soltó.
—¡No me calmaré! —furiosa apuntó a la doctora—. Si algo le llega a pasar a mi hija por no detectarle a tiempo la enfermedad, ten por seguro de que estos serán tus últimos turnos como doctora aquí y en cualquier lugar. Te destruiré.
—Vamos, hay que ir a ver a Cielo —al fin logró llevarse a Lexie de ahí, no sin antes decirle por señas a su colega que hablarían después.
Ni Lexie ni Gianluca entendían cómo era que Lexie había reaccionado de esa manera, ella siempre fue de muchas lágrimas y ahora por más destruida que estuviera no podía llorar y no entendía por qué. Lo que sí, el médico sabía que en algún momento todo ese dolor se acumularía hasta hacerla explotar y él quería estar ahí cuando eso pasara. No podía dejarla sola.
El día continúo pasando muy lento, entre que llegó el oncólogo de la clínica y a Cielo le hacían otros exámenes para evaluar cuál tratamiento sería más efectivo, finalmente se decidió quimioterapia y el mismo lunes comenzarían con la etapa de inducción. Lexie estaba en una especie de negación, entendía muy bien todo lo que estaba pasando pero no quería creerlo y Nick parecía un fantasma caminando por los pasillos de la clínica o en la habitación. Habían decidido que ese día no le dirían nada a Adán, aún era un niño y esa era una noticia muy fuerte para soltarla así como así.
Jo apareció por la puerta y corrió a abrazar a su amiga, atrás de ella venía Danny quien también se unió al abrazo, él tampoco podía creer lo que le estaba pasando a su sobrina. Tyler fue el tercero en entrar, Lexie lo había llamado y dicho que dejarán sus diferencias de lado porque Nick necesitaba más que nunca a su mejor amigo y así fue, apenas Tyler llegó, abrazó a Nick y este último rompió a llorar en pleno pasillo, por primera vez en todo el día había reaccionado y por un momento pensaron que nunca se iba a detener.
—Mi princesa, mi princesa —sollozaba en el hombro de su amigo sin lograr contenerse, todos lo miraban con lástima.
—Todo estará bien, sabes que la muñeca es fuerte y saldrá de esta.
Editado: 11.08.2020