La Vieja ProfecÍa

CAPÍTULO 6

Al arribar al pueblo elfico, el capitán de la guardia, se sorprendió de ver llegar a la maga como cautiva del humano. E indicó a sus hombres que se prepararan.

  • No es necesario, Ilvisar. Me iba a dejar bajo vuestra custodia —se apresuró a decir la mujer.

Grogan que ya estaba a punto de armarse, se relajó.

  • ¿No me digas que todo este tiempo habéis tenido contacto con los magos del clan Plamig? —inquirió curioso por su cuenta.

Cuando iba a responder de una forma nada agradable, hizo acto de presencia Volodar.

  • ¿No salió el encuentro como esperabas?, Azyni —preguntó el elfo.

  • Fue emboscado por tres magos oscuros, y tuve que acudir en su ayuda. Mi pulsera mágica se dañó en el combate, y este desgraciado, me convirtió en su cautiva al descubrirme en pago.

  • Es toda vuestra, ya medio me ha avanzado algunas cosas de esa reunión —dijo al entregarla a su amigo.

 

El diplomático desató a la mujer, y esta, propino una fuerte bofetada al que fuera su captor.

  • Con esto estamos en paz, ¡ni se te ocurra volver a ponerme la mano encima! —exclamó, antes de alejarse del grupo.

  • ¡Yo no lo haría de nuevo!, Grogan. La próxima vez, puede que no se limite a una agresión física —advirtió el elfo.

  • Tengo preguntas que hacerte, Azyni dejo caer algunas cosas y quiero que me las aclares —solicitó el humano.

  • Será en la reunión prevista para esta noche, ¡no son asuntos a debatir aquí! Ahora vayamos a comer. Podrás descansar por la tarde y toda duda te será resuelta en la reunión antes de la cena —informó Volodar.

Esta transcurrió sin más percances, con Azyni ocupando la silla más alejada de Grogan, que había disponible.

  • Respóndeme, al menos, a una pregunta —pidió, en voz baja, al diplomático elfo— Los magos del clan Plamig, ¿fueron los responsables de la oscuridad que devasto el mundo? —demandó.

  • En parte, y por ignorancia. ¡Es todo cuanto té dire ahora! —dijo al sonreírle— Te va a ser complicado ganarte su simpatía, Grogan. Es muy rencorosa, y además, ¡odia a los humanos, por detalles, que ella misma deberá confesarte! —terminó diciendo.

  • ¡Azyni no me interesa en absoluto!, ¿es eso lo que has creído entender? —replicó en el acto.

Aunque el elfo siguió sonriéndole por unos segundos sin responder, antes de seguir comiendo.

 

Unas cuantas horas más tarde, se tropezó con la maga al ir al mirador de la cascada. La mujer lo desdeño al cruzarse las miradas.

  • No te he agradecido todavía en condiciones, que me salvaras la vida, las circunstancias no lo han permitido. Hubieran acabado conmigo, de no haber intervenido. ¡Muchas gracias, Azyni! —expuso el hombre con voz humilde.

  • Aceptadas, aunque vengan algo tarde de tu parte. Antes consideraste oportuno, convertirme en tu prisionera —espetó.

  • No puedo disculparme del todo, por eso, ¡lo lamento! Eres una maga del clan Plamig y volvería a hacer lo mismo, de repetirse la situación.

Le costó seguir, con lo que debía decir a continuación.

  • Ignoraba lo que me ha dicho Volodar en la comida, pero parte de mí se aferra a lo que he asumido durante toda la vida.

  • Supongo que es comprensible, yo me trague mi propio orgullo al ayudarte. Detesto a los humanos, ¡sois de las peores razas de Mystidia! Tan solo superados, por la vileza de los orcos —replicó al mirarlo con frialdad.

Prefirió omitir el decir que era algo que ya sabía, le interesaba que lo empezara a aceptar. Aunque fuera como amigo.

  • No todos somos iguales, por fortuna, algunos intentamos ayudar a cuantos podemos. Es algo que me enseñó mi padre, fue un gran maestro para mí —respondió a la maga.

Pese a no traspasar la fría barrera de hielo de Azyni, esta relajó su expresión hacia él.

  • Eso me parece, eres una de las pocas excepciones que me he encontrado. Creo que no me decepcionara en exceso, que seas mi compañero de aventuras —comentó al alabarlo.

  • ¿Hacia dónde y con qué propósito? —Pregunto de inmediato.

  • Ya me parece, que sabes demasiado por ahora. Y sin ser consciente, ¡de la importancia de la misión que emprenderemos! —retrucó ella.

  • ¿Tan secreto es lo que trataremos?

  • Muy pocos, conocen el origen real de la oscuridad, que cubre Mystidia. Incluso los elfos, ocultan detalles entre los suyos —aclaró la mujer.

  • Y esa vieja profecía, ¿es creíble u otro cuento que ha perdurado en el tiempo?

  • Es verídica, lo único que consideramos oportuno, que se recordara de lo que antaño sucedió. Antes de desaparecer de vuestra realidad, hasta que llegara el momento, de poner fin a la maldición que cayó sobre Mystidia —informó— Necesitaré que confíes en mí, ¿serás capaz de hacerlo? —concluyó preguntando.

El explorador de la oscuridad, asimilaba a marchas forzadas lo que escuchaba.

  • Se me antoja increíble cuanto sé por ahora, pero no creo que me suponga un problema fiarme de ti —comentó decidido.

Ella lo miró sorprendida, al no esperar un cambio de parecer tan drástico, de la persona que conoció en el bosque.

  • Pensaba que exigirías, algún tipo de sello mágico para mí, ¡como mínimo! ¿A qué debo ese cambio de criterio por parte tuya?

Grogan, se vio obligado a dar una respuesta, que no le forzara a revelar el dato que le dio Volodar.

  • Si me termina de convencer lo que hablemos en breve, sería absurdo que tuviera reparos en confiar en ti—expuso— ¿No te parece? —acabó diciendo.



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En el texto hay: fantasia, aventura, magia

Editado: 23.05.2024

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