Me detengo frente a mi visita y me percato de que todavia no ha pisado el suelo del convento,permanece a dos pasos del umbral a pesar de que ha comenzado a nevar ligeramente.A esta distancia ya puedo asegurar que se trata de una mujer,puedo distinguir su esbelta figura bajo la oscura capa.La capucha deja en sombra la
mayor parte de su rostro y apenas puedo ver sus labios, aun asi siento sobre mi el peso de su mirada.Deseo con todas mis fuerzas saber de quien se trata, pero no tengo el suficiente valor para preguntarselo,y mucho menos me atrevo a mirarla directamente a la cara. Las dos permanecemos inmoviles, una frente a la otra.Trato de contener mi nerviosismo mero estoy segura de que ella ya lo ha percibido.
-no vas a invitarme a entrar? -me dice; depues esboza una sonrisa.Al verla una sesacion de angustia se agarra con fuerza a mi estomago. Tengo la impresion de haber visto esa somrisa miles de veces y al mismo tiempo resulta para mi tan enigmatica como la entrada a in bosque desconocido.Con nerviosismo trato de contestar, pero de mi boca sale mas que aire,parezco un pez ahogandose fuera del agua-. Aqui cada
vez hace mas frio-insiste, con cierta ironia.
-Perdoneme -le contesto, sacando con dolor unas palabras que se amontonan en mi garganta. Mientras, busco entre los escombros de mi memoria esa voz, que me habla con tanta confianza pero que no soy capaz de identificar.
Ella entra con parsimonia, sus pasos resuenan con fuerza y rompo, con una curioso ritmo, el silencio de la nevada. Camina hasta mi altura y se detiene, apenas a un paso de distancia. Puedo sentir el vaho que sale de su boca calentandome el rostro. mi cabeza es un hervidero de ideas, imagenes y pensamientos que aparecen y desaparecen freneticamente impulsados por mi aterrado corazon.Ella se sacude con delicadeza los restos de nieve que hay en su capa.Despues agarra con sus dos manos la capucha y descubre su rostro lentamente. Mi mirada se nubla presa del panico, pero puedo distanguir un cabello negro, una piel limpia y tan blanca que se confunde con la propia nieve, y unos ojos tan grandes y de un color tan profundo que al mirarlos tienes la sensacion de que vas a caer por un precipicio. Poco a poco esos rasgos se van haciendo mas y mas familiares, se que alguna vez he visto a esa persona, el problema es que hece muchisimo tiempo que no veo ningun rostro conocido.
-No me reconoce, nieves? no vas a decirle nada a tu hermana? -me pregunta, volviendo a esbozar esa sonrisa. Y es esa mueca, escudada por el restro de sus rasgos,que ahora si puedo ver con claridad, la que,por fin,prende la llama de mi memoria.
-Rosa... -le contesto, temblorosa. Ella asiente, y me acaricia el rostro,sin quitarse sus finos guantes de cuero negro. Yo bajo la mirada,incomoda-. Como me has encontrado? como has sabido donde estaba? -digo, intentando averiguar el porque de tan extraña visita.