Tranquilo.
Esta existencia
no tiene
relevancia alguna,
solo eres
un actor más
del espectáculo
insignificante
que llamamos «vida».
Deja
de buscar
consuelo
en el cielo,
no existe un dios
que te pueda escuchar;
el paraíso
es
una ilusión inventada
para creer
que se puede
alcanzar la paz.
Pronto vas a desaparecer
y nadie será capaz
de recordar
que una vez
estuviste presente.
No te suicides,
quiero que te quedes
un rato conmigo.
A final de cuentas,
somos un accidente
que se terminará
perdiendo en el olvido.