RESIDENCIA DE ELWIRA MAJEWSKI
— Abue, sé perfectamente lo que vas a decirme, por lo tanto, te suplico que vayas esperando.
— ¿No me digas mi lucecita? ¿Sí lo sabes? — Lo sé.
— ¿Dime entonces qué es eso, qué piensas que voy a decirte?
— Abue, Tú te llevaste a mi bello príncipe de a mansión, por lo tanto, era obvio que vendría a buscarlo aquí.
— Mmm… Pues sí, era obvio, pero todo hubiese sido más fácil si me pedías que enviara chofer a buscarte, cariño. ¿Consideras que fue necesario hacer lo que hiciste?
— Lo considero, ¿y sabes por qué? Tú no me hubieses permitido dormir en la misma habitación que Karîm y yo no puedo abandonarlo, abue. Debo velar sus sueños y espantar sus pesadillas. Siempre le canto una canción mientras se queda dormido.
— Te hubiese dejado que lo acompañaras si eso le hace bien, cariño. ¿Cómo es posible que han pasado los años y nunca aprendí a descifrar tus travesuras Aurorita? Ahora incluso involucraste a Justino —decía sonriente y negando con la cabeza— ¿Pero sabes que es lo que me llena de felicidad y tranquilidad? Tú eres la única que puede contener a Karîm, y eso lo sé, a pesar de que han llegado a mis oídos rumores no muy buenos.
— Abue, no creas en todas las infamias que oigas sobre mi bello príncipe.
— Entonces nada ha sido cierto. Mi nieto no se agarró a golpes con nadie y tampoco pierde los estribos por nada.
Sin decir nada, la pequeña Aurora encostó la mirada.
— Lo vi con mis propios ojos. Vi de qué manera tomó a Ihsân del cuello, Dios. Ambos son mis nietos, y se me cayó el corazón al ver tal cosa.
— Abue, Karîm no es una mala persona. Cuando lo provocan, simplemente no puede controlarse. Ihsân lo provocó. Le dijo cosas.
— Mi niña, no estoy insinuando que Karîm sea una mala persona, pero es impulsividad negativa, no le acarreará más qué problemas, y es lo que me preocupa.
— De hecho ya se metió en muchos problemas, por eso —se dijo a sí misma acongojada—
— Mejor vamos a despejar un poco la mente en el taller. Quiero enseñarte unos vestidos realmente preciosos que sé que van a encantarte.
— Entonces vamos, abue. ¡Qué emoción!
Un poco antes de aquella conversación con su nieta, la señora Elwira se había comunicado con su hijo Najib para contarle que su nieto Karîm había decidido finalmente no ir aquel día al gimnasio del maestro Soo Chung Hee, por lo que se dispuso en entretener a la joven Aurora en el taller para que ambos pudieran encontrarse Y conversar sobre lo que fuese que debían hacerlo.
— Bien tío doctor, ¿De qué quieres conversar conmigo? Ah… déjame adivinar. Difícil no es.
— Mmm… ¿No me digas? Te escucho.
— Aún no has podido atrapar a tu hijo y vienes a pedirme ayuda. ¿Sabes que perdí una gran oportunidad de traértelo? Lo hubiese podido capturar en la mansión, pero claro, no lo hice en vista de que me pediste que no me involucrara.
— ¿De qué estás hablando? ¿Ihsân estuvo en la mansión?
— Estuvo. Casi me pasa por encima con su cochecito deportivo y… yo casi le arranco la cabeza estrujando en el cuello. Tuvo mucha suerte en verdad de que la abuela haya llegado a tiempo.
Ante aquella naturalidad con la que su sobrino expresaba sobre intenciones atroces, Najib Majewski por momentos quedó enmudecido, sin embargo, nada podía sorprenderle del chico, siendo este un hijo legítimo de su hermano Yasâr Hasnan.
— ¿No me dirás nada?
— Te diré a lo que he venido realmente Karîm. No fue para hablar de mi hijo. Se trata de algo serio.
Un tanto sorprendido, Gregg Akins quien yacía sentado sobre el sofá, frunciendo el ceño se incorporó de inmediato.
— ¿Tú tenías conocimiento de que mi hija y Aurorita tenían planeado asistir a una fiesta el día de ayer?
— Mmm, esa maldita fiesta —dijo entre dientes— Lo sabía. Mi pequeña mentirosa me dijo que no fueron, sin embargo, la abuela me comentó que envió a su chofer a buscarla a ella.
— ¿Mi madre te dijo eso?
— Así es… ¿Por qué?
— Porque Amalie y Aurora no asistieron a esa fiesta, y es precisamente sobre eso qué deseo hablarte. El Endziel Klub qué frecuentaba mi hija era un lugar muy exclusivo según lo que sé.
— Pues yo no sé si es exclusivo o no. Lo único que sé es que a ese lugar solo asisten viejos adinerados que no hacen otra cosa que engatusar a señoritas como Amalie. Anoche tuve muchas ganas en verdad de arrancarme la cabeza por haber permitido que mi angelito pusiera los pies en ese asqueroso club. Pero no entiendo una cosa. ¿La que mintió entonces fue mi abuela?
— No sé por qué mi madre te dijo eso. Le preguntarás después, pero mi hija me contó anoche la razón por la cual decidió no ir a dicha fiesta. Los pases que tenía eran exclusivos y muy difíciles de adquirir, pero acabaron obsequiándoselas con un solo fin. Querían que mi hija llevara a su prima.
Hasta ese preciso instante todo el relato de Najib Majewski transcurrió de manera normal. Serenamente, Akins oía todo lo que su tío decía, pero de un salto despertó toda su ira.
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Editado: 01.12.2024