MANSIÓN DE BYFANG (DOS DÍAS DESPUÉS)
— ¿Qué hiciste qué, Waldo?
— No me quedó de otra, jefe. Usted acababa de ordenarme que dejara entrar a los de la PFA, y cuando volví ya había ocurrido todo el incidente con su primo en el pasillo. Ya lo estaban trasladando al hospital; entonces fue lo único que se me ocurrió en esos instantes.
— En verdad debes ascender a Waldo por esto. Es un verdadero genio.
— Tú cierra la boca porque esta vez primero te arrancaré las manos y luego te estrujaré el cuello hasta arrancarte la cabeza. ¿Waldo, y quién se supone que me secuestró? Si fuiste capaz de inventar esa historia, imagino que está completa.
— Señor, usted no tiene muchos enemigos. Bueno, sí los tiene, pero todas forman parte del mismo clan.
— Kocourek Jr., ya está muerto —irrumpió de nuevo Ihsân— mientras que Kocourek padre está tan viejo que ya no podría hacerse cargo de nada dentro de la organización. Con Hajjâj El-ashem sucede lo mismo. Ese diablo ha de tener ya medio cuerpo en el infierno.
— Solo queda una persona, jefe, y es la que probablemente permanezca al mando absoluto de toda la organización.
— ¿Pretendes que en mi declaración acuse sin pruebas a Dabir Kazım?
— Pruebas las tenemos de sobra —dijo su primo— ¿Olvidaste los primeros documentos que te enseñé? El jefe Superior del SIID, involucrado con altos miembros de la BND se encontraban al tanto de las rutas clandestinas trazadas por las navieras Hasnan, pero nunca movieron un solo dedo. Fueron todos cómplices y tú tienes muchos ases bajo la manga al respecto, Akins. Todo es cuestión de que sepas usarlos. Por cierto, nunca se lo mencionaste a Wieber. Ese tonto estuvo a punto de entregarle al jefe superior, los años de investigación que había logrado, todo para que fueran lanzadas a la basura.
— Sí, los había olvidado. Han sido tantas informaciones que hasta ahora tengo revuelta la cabeza.
— Vayamos a Chipre. Robemos todo el cargamento y dejemos en evidencia tanto al jefe Superior del SIID como a los miembros de la BND.
Akins observó a su primo frunciendo el ceño.
— ¿Robar todo el cargamento?
— Por supuesto. ¿Qué otra cosa podríamos hacer con ello? ¿Tú pretendes que arriesguemos nuestras vidas para descubrir ese cargamento y entregárselo a las autoridades que están involucradas hasta el cuello? Si esa será tu intención, primito, definitivamente yo me abro de todo esto.
Akins volteó a observar a Waldo. Se puso de pie y dio unos pasos hacia su primo. ¿Y que haremos con el cargamento si no se lo entregamos a las autoridades?
Con los ojos en blanco, intentó digerir la pregunta para poderla contestar.
— Quedártelo, desde luego. Desviamos el cargamento a otro lugar seguro y comercializarlo al mejor postor. Lo más probable es que se traten de armas donadas por los ££.UU y la U€ para hacer frente a la ‘guerra’. Llegan a U¢rani4 y son inmediatamente subidas a contenedores para ser comercializadas en el mercado negro. Desembarcan en los puertos más escondidos y libres de restricciones de Chipre y de allí se esparcen a todo el mediterráneo. Los potenciales compradores sin duda se encuentran en oriente medio. Ya sabes. A grupos t€rrøri§t4$. €xtremist4§ I$lámicø§.
— ¿Lo estás oyendo, Waldo? ¿Puedes entender ahora porque deseo arrancar su cabeza de ese cuerpo? Ya me convertí en un asesino, y este mocoso también espera que me convierta en un proveedor del mercado negro para luego tener encima de mí a la BNA (servicio federal de inteligencia alemana) y a otras incontables agencias de inteligencia de Europa.
— Pero si acabo de decirte que la BNA es otra guarida de corruptos. Sabes que tú podrías ser incluso mucho más poderoso de lo que fue el propio Abujamal Saqqad Hasnan, pero prefieres hacerte el tonto viviendo en las nubes imaginarias que Aurorita creó para ti.
— Cierra ya la boca, Ihsân, o juro que voy a arrancarte la lengua.
Estando a punto de abalanzarse sobre su primo, Waldo lo detuvo.
— Jefe, cálmese… No vale la pena que siga poniéndose de ese modo. Usted me pidió más hombres. Hombres dispuestos a todo, y el plan es ir a asaltar un contenedor de un puerto en Chipre. ¿Pero acaso sabe lo que haremos después? ¿Lo ha pensado? —preguntó el guardia junto a un Ihsân en frente esperando deleitarse con la falta de respuesta por parte de su primo— Si las principales agencias de inteligencia que debieran hacerse cargo de este tipo de investigaciones se encuentran corrompidas. ¿Qué sentido tendría invertir en hombres y equipamientos para ir hasta allá, asaltar un contenedor y entregárselo a las autoridades? Espero que me perdone por lo que le voy a decir, pero es la única opción que le queda y por diversas razones. Usted sabe que si no hace algo al respecto, su familia lo perderá todo. El poco derecho que le queda sobre las navieras. Las compañías de Mawal. Esta mansión. Y los privilegios y las comodidades que posee y con los cuales está acostumbrada la persona más importante en su vida. Sin poder. Sin dinero, no podrá luchar por nada de eso.
— Es lo mismo que yo intenté decirte, pero a mi manera, desde luego —prosiguió Ihsân—
— No lo puedo creer. Aurora me odia, y ustedes me insinúan y pretenden que yo me hunda aún mucho más —dijo sentado al borde de la cama con los ojos humedecidos—
#3950 en Novela romántica
#403 en Thriller
#127 en Suspenso
intriga. suspenso, drama -romance, mentira traicion y secretos del pasado
Editado: 01.12.2024