Dos horas después de lo acontecido, las personas que transcurrían por la carretera en sus automóviles se percataron de la presencia del cuerpo sin vida de un hombre con identidad desconocida a la orilla de la destapada carretera, de inmediato y en la cabina telefónica más cercana llamaron a las autoridades correspondientes para investigar el hecho.
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Después de haber tomado un baño con agua tibia y haber quitado de su piel la saliva de aquel hombre junto a la suciedad de sus manos y su espalda, tomó un té para tranquilizar sus nervios, Le dolía fuertemente la cabeza, sin darle ninguna explicación a su hija Maribel se encerró en su habitación, estaba asustada, pensativa y con las lágrimas al borde de sus ojos, su mente repetía una y otra vez aquellas imágenes de angustia y los rostros crueles de aquellos desconocidos, las manos le temblaban y le sudaban de frío.
Recordó algunos momentos de su vida en los que el padre de su hija llegaba ebrio a casa, la insultaba e incluso en varias ocasiones la golpeó sin piedad alguna. Recordó su rechazo, su antipatía y odio. Respiro profundo y centrándose en su realidad, tras un respiro tomó la decisión de no denunciar con la policía a aquellos hombres, era vulnerable a ellos, sentía que si lo hacía su vida incluso la de su hija correría un peligro imaginable.
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El investigador Smith en compañía de la policía llegó media hora después al lugar de los hechos donde se encontraron con el cuerpo del hombre que tenía a su lado una piedra ensangrentada como arma homicida, Smith de inmediato dedujo que el hombre desconocido había sido golpeado fuertemente en la parte inferior de la cabeza con dicha piedra… por su audaz atrevimiento en suponer, responsabilidad y acción se caracterizaba por ser uno de los mejores investigadores de la región… cualquier aprendiz en la investigación judicial deseaba en aquel momento ser su seguidor y en aquel instante fue el turno de la investigadora primaria Claudia Celis quien lo acompañó en el inicio de aquel caso.
—Quiero que recojan la piedra y la lleven al laboratorio de igual manera quiero un análisis en menos de 12 horas sobre mi escritorio, también quiero una inspección al menos de unos dos kilómetros de este lugar en todos los sentidos, de una buena vez, a trabajar. —Ordeno el investigador con fuerte voz de mando.
—Me sorprende su eficacia Sr. Smith. —Comento la aprendiz Claudia con admiración.
—Usted solo vea y aprenda señorita. —Respondió con antipatía y de inmediato se alejó a unos cinco pasos, inspeccionando los alrededores.
Smith era el tipo de hombre solitario y a veces arrogante, su trabajo le exigía ser muy fuerte y frío… en ocasiones su pasado lo atormentaba, un pasado oscuro y solitario más que su corazón… de un metro ochenta de estatura, piel blanca, cabello castaño y ojos azules como el mar.
Para Claudia, era un desconocido más… no conocía nada de su vida, solo en tanto a lo laboral y muy poco de ello, dos días antes lo había conocido y aquel caso sería el primero junto a él. Ella de piel morena, cabello ondulado de color negro y de estatura que no superaba el metro setenta… era también su primera vez en aquel difícil trabajo, se sentía con las ganas de experimentar adrenalina en su cuerpo pero lo que ella no esperaba era lo imaginable que podía sucederle, solo el tiempo y el destino depararía su futuro. Su inocencia era su mayor característica, noble y sincera. Pero aquella inocencia era un pecado para un trabajo de muertes y asesinos.
Al paso de la mitad de una hora, un oficial de la policía encontró el cuerpo sin vida de Jacinto a casi 30 metros de la escena del crimen que según ellos creían era la única, doble asesinatos en una distancia considerable. Este oficial de la policía no dudó en avisar de inmediato.
—Sr… Sr. Smith. —Llego completamente agitado al lado del investigador del caso.
—Dígame Sr. Oficial.
Smith al verlo tan agitado y cansado le pregunto.
—¿Se encuentra usted bien?.
—Si señor, vine avisarle que hemos encontrado otro cuerpo sin vida al menos unos 30 metros hacia el norte, a simple vista al parecer fue asesinado con un arma de fuego.
Smith guardó silencio por un momento, mientras encajaba las piezas del rompecabezas en su mente, su astucia no lograba comprender las piezas de un doble asesinato que no coincidían el uno al otro… asesinados con distintas armas a menos de 35 metros de distancia.
—Acércame al lugar donde se encuentra el cadáver. —Pidió con amabilidad.
Claudio siguió los pasos de su jefe y del oficial de la policía y en menos de 15 minutos se encontraron frente al cadáver de Jacinto.
La noche rondaba casi entre las 10 p.m. los trabajadores forneces se encargaron del levantamiento para llevar acabo el análisis e investigación correspondiente del caso. Dejando así una clara duda entre los investigadores y que solo tres personas responderían al hecho de lo que realmente había sucedido.
Dos atacadores libres, Guillermo y Emer junto a una mujer prisionera de su realidad, Clara.
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La noticia de la muerte de su padre llegó a la puerta de Juan Carlos, hijo de Jacinto. El cual la recibió de la voz de los investigadores Smith y Claudia. Con el corazón destrozado y adolorido lo visito en la morgue de medicina legal confirmando así su parentesco con el fallecido.
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Juan Carlos, un muchacho de 25 años de edad… trabajaba desde muy niño en la plaza de mercado de su padre, después de la muerte de su madre emprendió su propio camino a la edad de 15 años, con diversos trabajos y oficios enfrentaba la vida. Entre el y su padre Jacinto existió un tipo de rencor por la repentina muerte de su madre en la que Juan Carlos culpaba a Jacinto su padre, a pocos días de cumplir 10 años de no dirigirle la palabra dos desconocidos tocaron a su puerta para avisarle del asesinato de su padre, no pudo volverlo a ver y tampoco concederle el perdón que el le pedía por la muerte de su madre, en aquel momento aquel rencor y con ayuda del alcohol se convirtió en venganza y su propósito era encontrar los asesinos de su padre.
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El pueblo se vistió de luto, la repentina muerte del Sr. Jacinto conmocionó a todos los habitantes por sorpresa… del segundo fallecido no se decía nada, según las investigaciones no hallaron familiares ni conocidos… de igual manera la gente no lo sabía, solo Jacinto era llorado y extrañado en el lugar, por haber sido un hombre muy bondadoso y generoso, un vendedor inocente de la plaza de mercado en la que trabajo durante más de 25 años.
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Editado: 05.11.2023