He sellado el sendero abierto
trazado entre nuestros cuerpos,
llenos de instantes húmedos y de suspiros de deseo.
He descubierto la gloria perdida entre tus senos
he profanado tu cuerpo,
con mis besos y con mis dedos
y he descubierto caminos que han avivado mi empeño.
Con nuestras manos atadas y comulgando deseos,
una caravana de besos, mil susurros y un te quiero
se han encendido tus miradas y se ha incrementado mi anhelo.
La punta enloquecida de mis dedos
trazando círculos demenciales en lo más íntimo de tu cuerpo,
ha despertado mi instinto más básico y más añejo
y tú te entregas rendida al avasallante deseo.
Sigo con la lengua la línea ígnea
que han trazado antes mis dedos,
recogiendo bajos mis uñas
las mieles de tu deseo.
Ensayando movimientos, desesperada y gimiendo,
te aferras a mi espalda en absurdo y vano intento,
de no morir de deseo cuando en realidad no hay remedio.
Cuando mi lengua clandestina
recreó espirales en tu centro,
el susurro amortiguado se convirtió en grito etéreo
Hay vértigo en tus caderas, hay temblor en tu mirada
roce fugaz, gruta ultrajada,
enmudecieron tus ojos, acrecentando mis ganas.
Y con el salvaje instinto de la lujuria postergada
me adentre en tu laberinto
y me perdí para siempre en tu mirada.
#13827 en Otros
#4089 en Relatos cortos
#4187 en Joven Adulto
poesia decepcion tristeza, amores imposibles deseo, esperanzas rotas
Editado: 25.07.2022