Sospechas
No quiero despertar.
Últimamente no tengo ganas de hacer absolutamente nada.
Abro los ojos y volteo a ver a mi derecha, sonrío al ver que Kev me está mirando.
—Buen día bella durmiente.
—Buen día, acosador.
Me dedica una sonrisa ladeada y me abraza.
Hablamos, y un rato después se va a bañar, busca una toalla y ropa que agarró de mi closet, al ser mejores amigos, él tiene ropa suya acá y yo tengo ropa mía en casa de él, y se dirige al baño.
Salgo al balcón de mi habitación, me siento en el sofá admirando el infinito mar.
Hacía esto muy seguido con papá, mirábamos el mar mientras hablábamos de nuestros más profundos sueños y anhelos.
Ahora me doy cuenta de que no valoramos los momentos con las personas que están en nuestro entorno, a veces nos llegan a molestar y nos preguntamos ¿por qué no me deja solo?, ¿Por qué se mete en mi vida?, ¿Por qué no me deja en paz?, incluso llegamos a desear que se larguen de nuestras vidas. Recuerdo todas las veces que deseé que mi papá se largara de mi vida luego de una discusión y ahora que lo pienso es ridículo. Y ahora...ahora es cuando más lo necesito, me arrepiento tanto de no decirle seguido que lo amaba y de pelear tanto con él, lo extraño mucho. Y en estos momentos desearía jamás haber ido a esa absurda fiesta.
Sin poder evitarlo me sale una lágrima y la aparto con rabia.
Dios, aunque hayan pasado un par de días estoy tan cansada de llorar, de lamentarme, de pasearme por todos lados como un alma en pena, necesito avanzar, sé que a él no le habría gustado verme así.
Me levanto del sofá y voy directo a mi mesita, agarro el papel que me dio la chef y lo leo.
Eso lo puedo hacer perfectamente.
Kevin sale del baño, ya vestido y secándose el cabello negro, me mira, cuando nos levantamos le conté lo que me dijo April ayer, y me parece increíble que me conozca tanto a tal punto de saber que me pasa con solo mirarme. Se sienta a mi lado y me pasa un brazo por los hombros estrechándome contra él, lo cual hace que mariposas revoloteen en mi estómago.
—No te quiero dejar sola cariño, eres muy importante para mí.
Le sonrío sin ganas.
—Lo necesito Kev, necesito soltarlo y seguir adelante, estoy cansada de lamentarme.
—Está bien, pero ya sabes que si necesitas algo acá estaré—me besa la frente—Te quiero Isa.
Y lo veo salir de la habitación.
Con un suspiro me voy a bañar.
...
Voy bajando las escaleras en busca de un desayuno, entro a la cocina y como raro no hay nadie, cada miembro de esta casa está en su mundo, más concretamente en su habitación.
Abro la nevera y saco los ingredientes para preparar un sándwich.
A veces me gustaría arrancarme el corazón para dejar de sentir, ya no quiero sentirme mal, ha pasado muy poco tiempo desde lo de mi padre, pero yo nunca he llorado muy seguido, o he estado mal mucho tiempo, se podría decir que soy una insensible, algo que heredé de mi padre.
Sin quererlo se me nubla la vista y una lagrima rueda por mi mejilla.
—Buen día señorita. —Es April, así que rápidamente me limpio la cara con el dorso de la mano.
Volteo y le dedico una sonrisa un poco forzada.
—Buenos días.
—Deja te preparo eso—Me arrebata los ingredientes de las manos.
—Voy a empezar a hibernar.
Me mira de reojo.
—Eso está bien, ¿Cuándo comenzaras?
—Mañana
—Eso está muy bien, recuerda, sin afanes.
Después de esa corta pero rara conversación me da mi desayuno y me voy al jardín a comer mientras pienso en lo que es ahora mi vida, y en mi padre, y de nuevo, termino llorando como una magdalena.
Desde el funeral no he hablado con mis hermanos, la verdad ellos son más maduros que yo y espero que estén mejor que yo, el que más me preocupa es mateo, de los tres él es el más sensible.
Al terminar de comer me lavo la cara, subo las escaleras y voy a la habitación de Mateo.
La alcoba de él es bastante diferente a la mía.
Mi habitación es de colores claros y pasteles, la de él tiene colores sobrios y opacos.
Huele a cigarrillo y a whisky, en el piso hay un montón de botellas de whisky y cerveza, él está acostado en la cama de medio lado y arropado hasta los hombros, en su mesa hay una botella de Jack Daniel's vacía, la agarro y la boto en la caneca, enseguida me acuesto en su cama y lo abrazo por la espalda.
— ¿Cómo estás? —pregunto.
Se encoge de hombros.
— ¿Por qué recurres al trago?
Se vuelve a encoger de hombros.
Que fastidioso.
—Mateo... háblame—como sigue ignorándome lo volteo a las malas.
Lo que veo me parte el corazón.
Tiene la piel pálida, los labios secos, se ve exactamente igual que yo, está despeinado, tiene los ojos rojos y le brillan por las lágrimas que se están asomando. Y su mirada...su mirada me transmite solo tristeza.
—Mati...—Lo atraigo hacia mí y automáticamente entierra su cara en mi cuello correspondiendo el abrazo. Le acaricio la cabeza y empieza a llorar, y yo también me derrumbo con él entre mis brazos, ambos llorando silenciosamente.
Lo estrecho contra mi y le acaricio la parte de atrás de la cabeza, hay veces que no hay palabras que puedan hacer sentir mejor a otra persona por que no sabemos cómo se siente por lo que están pasando, él y yo estamos destrozados por la misma situación pero somos diferentes personas con distintos sentimientos y emociones, él es más sensible que yo, y sé que no hay palabras con las que él pueda expresar su dolor, como tampoco existen las palabras correctas con las que yo lo pueda hacer sentir bien, a veces el consuelo también es físico, no siempre deben ser palabras, puede ser un abrazo una caricia... algo, una acción que dé a entender que apoyamos a esa persona.