Lamentos de un Fénix

Sclearttis

En un juego de reyes, nosotros, los peones, solo formamos fila defensiva para proteger la corona.

...,y soñaba despierta, porque en la noche, solo me llegaban las pesadillas atormentadas en una caja de cristal que guardé sin seguro de vuelta.

- ¿Qué es Sclearttis?- Me atreví a preguntar de niña, tan ingenua, pequeña, sumisa, débil, dudando de mis palabras, sintiendo una rara opresión en el pecho por su falta nuevamente de respuesta.

Me miró pensativo, dudando realmente la respuesta que debía darle a una curiosa niña de diez años con ansias de enter un poco más sobre el tema de conversación más frecuente en su reclusorio, ansiosa, aburrida, insistente. 

Sonrió como nunca, haciando que su deforme labio se estira causándome de cierta manera asco, repulsión, sin comprender como algo podía verse tan escalofriante, tenebroso, doloroso, pero sin dudas lo que no comprendí, era como una pregunta tan pequeña, había dejado un vacío tan profundo. 

Hoy, sin dudas, entendía que Sclearttis siempre había sido más que lo que un par de revistas podían contar, que en sus pasillos podías oler la arrogancia en un rancio y dulzón perfume costoso, que afiladas miradas luchaban para que te doblegaras antes ellas, para pisotearte, aplastarte, denigrante, hasta que te convirtieras una nueva lombriz más, o tan solo te cansaras de seguir luchando para defenderte cuando caíste en un nido de víboras con sed de sangre, entendí, que una sonrisa gentil no era más que otro acto vendido de hipocresía barata, que un puñado de camuflajiados amigos sinceros podían no estar contigo en tan solo segundos, porque se vendía tan rápido el sentir, como el correr de la pólvora en el viento, comprendí, que podías ser juzgado facilmente sin crimines por los caules ser acusado ¿ Por qué ? Por no caer en gracia, o simplemente no tener suficiente respaldo monetario para comprar el querer de los Sclearttianos,  porque aquí, los sentimientos verdaderos eran una materia prima en decadencia, porque realmente nunca había comprendido la frase no eres todo lo que aparentas, hasta que me adentré en las murallas de protección de Sclearttis, y noté, que no eres capaz de ver la oscuridad que oculta tras sus muros, hasta que como una espada penetras la barrera, y te arrepientes al instante de luchar por un trofeo, que trae consigo una extensa batalla sangrienta, porque tampoco pretendí nunca, ser un rayo de luz en un pozo de oscuridad .

-Espero que comprendas lo que trae consigo llegar a Sclearttis- Indagó Slianka, seria, con su habitual coleta baja apretada sin un solo mechón de su cabello rubio platino fuera. 

- Quien no entiende, que no vine a Sclearttis para eso eres tú - Respondí cansada, agotada de que llevara la misma charla hacía ya diez minutos- No lucho en batallas que no me corresponden, mientas que tú luchas por una imposible igualdad social, yo prefiero mantenerme al margen ignorandolo todo.

- El siempre lo dijo - Restregó venenosa- Que eras una mala agradecida, que terminarías con la paz del grupo, porque sí, eres un complemento con fallos.

La miré sonriente, retando con la mirada a que siguiera su expresivo monólogo desahogador, burlándome en su cara de las supuestas hirientes palabras que me había dedicado. 

-Pero si tú intención es joderme mis planes aquí...

- No vine aquí para joderte nada, nos criamos como hermanas Anka, solo trata que tus ideas revolucionarias no me salpiquen - Suavisé haciendo que su mirada se relajara- Quiero ser un fantasma aquí, vengo a luchar por mi sueño, no a crear un cráter en la sociedad, no voy a meterme en sus asuntos internos, de verdad, y lo siento, la charla me parece muy emotiva, pero estoy cansada y quiero dormir - Dije apuntando el edificio de recidencia Emilia Ricazzo, en honor a la primera mujer en entrar a Sclearttis. 

Mi miró penetrante durante unos segundos, para luego, girarse y caminar hacía el sur sin siquiera decir adiós, sí, porque las orientaciones en esta Universidad eran a través de los puntos cardinales, otro aspecto que debía sumar en la magistral descripción del lugar. 

"Pensar en exceso, es malo"

Me repetí por décima vez en el día, tratando de olvidar las palabras de una chica dolida, y centrándome nuevamente en mis deberes en Sclearttis, la nueva palabra más frecuente en mi diccionario técnico. 

Entré en el dormitorio con pesadez, lanzando mi teléfono a un lado de la cama y dejándome caer sobre esta despreocupadamente, sin siquiera notar una presencia intrusa en mi habitación.

- Me encantan tus entradas de honor - Juguetón habló mi compañero, dedicándome una mirada guasona y una sonrisa ladina imposible de ocultar- Pero si te soy completamente sincero, lo que más me gustó siempre de ti, eran tus reacciones, siempre tan justas, adaptándose a cualquier situación, todo un enigma para alguien con tan poco razonamiento lógico, como yo. 

- Una lástima no decir lo mismo - Solté sonriendo por su fingida dolida expresión. 

Estaba vestido sencillo, algo realmente extraño en un egocéntrico sin escrúpulos como era el caso de Brenton Shamir, siempre colocándose como centro
 de atención mostrando una supuesta indiferente actitud ante esto.

- Sigues teniendo la misma actitud, veo que los años pasan en vano - Comenté sin barreras, sin temor a sus reacciones caóticas o faltas de respeto denigrantes. 

- Veo que no abandonas la manía de psicoanalisar a las personas, pero hermanita, te recuerdo, que mi mente quedó grande para ti- Atacó sin eliminar su genuina sonrisa arrogante.

- Cielito, creo que no comprendes, tu nivel intelectual no recordaba yo, que estaba por debajo de la media, pero nadie necesita psicoanalisarte para que se de cuenta que no eres normal, quizás...

- Hablas mucho princesa, mejor céntrate en lo que viniste a hacer aquí, deja de joder la existencia de los que vinimos aquí por propósitos agradables.

Lo miré unos segundos dudivativa, buscando un rastro de emoción en sus palabras, o tal vez, un simple error en ellas, pero como siempre, mi hermano mayor era un sugeto muy díficil y espinoso para digerir.

- Siempre envidié tu mentesita retorcida, además de la facilidad con la interactuas con tu público sin dejar en evidencia lo atómica que eres, pero tú arrogancia no te deja aprender de tus errores- Señaló sin piedad de herir un corazón joven, moviendo sus fichas para hacer que mi estabilidad comenzara a balancearse- Pero no dudo que cumplas tu objetivo aquí, de todas formas mi misma sangre corre por tus miserables venas. 

- Todo un honor ¿Verdad?- Pregunté jugetona- Mi cometido en Sclearttis es simple mientras que los peones de tu amiguita platinada no se metan en mi camino, sabes que es mejor que llevemos la guerra en paz, no vine hacer que tu muralla colapse, pero no me tientes Bren, sabes que cuando algo se interfiere en mi camino, las rosas- Pausé dramática - Se las envío al campo santo.

- ¿ Amenazas a tu hermano mayor Alix?- Preguntó incrédulo arqueando sus cejas y mordiendo su labio inferior.

- Ese no es mi estilo cielito, pasamos mucho tiempo separados y creo que olvidaste nuestras raíces, solo recuerda, que mis pasos son de pluma en el hielo que está por romperse-Ataqué sin más, sin medir las consecuencias que traería consigo una revelación tan grande- Nunca hemos trabajado juntos ¿Cierto?

-mmmh...nunca hemos tenido los mismo intereses- Rectificó con autosuficiencia.

- Buen punto, pero lo veo de otra manera, en realidad, nos repelemos tanto que evitamos siempre a toda costa tener el mismo motivo por el cual divertirnos.

- Tu venganza es surversiva, subestimas a tu presa sin recordar lo eficiente que fue en el pasado, te dolió tanto, que me abandonaste en aquel gallinero juzgón, pero bueno, no guardo rencores- Expresó sin tabúes, buscando de alguna manera hacerme sentir culpable- Eso sí, anota el día princesita, porque a partir de hoy, los mellizos Shamir juegan en el mismo equipo, trata por todo los medios que el juego que preparaste sea divertido, porque sabes de sobra que dejar en mis manos las mejores hazañas es peligroso.

Lo miré divertida, celebrando por dentro mi exitosa victoria luchada.

- Esto es tan excitante... A&B suena bien después de todo.

Me observó cansado dispuesto a irse, obstinado de una charla demasiado larga y emocional para el, pasando una mano por su lacio, oscuro y brillante cabello perfecto, justo igual al mío.

- Aaah Brentan- Lo llamé y me miró con su habitual ceja izquierda arqueada- Yo también te extrañé...
 




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