L'amour n'a pas des limites

Prólogo

La música resonaba por todo lugar, las personas bailaban en la pista, el alcohol estaba en la cima, y a pesar de esto, el lugar estaba tranquilo.

—¡Todos levanten sus tragos y digan salud! –gritó una de mis amigos–.

Los pondré en contexto; por fin mi grupito de amigos y yo estábamos en un antro después de una intensa sesión de súplicas de rodillas en el piso hacia nuestros padres. Y está bien, por una parte los entiendo a todos los padres, ya que los tiempos son muy difíciles hasta para ir a tomar un trago con tus amigos en la noche. ¿Pero que se le puede hacer?, solo hay que cuidarse muy bien y seguir viviendo.

—Por fin se acabó la semana de exámenes, ¿Qué tal los sintieron? –habló otra de mi grupito, Fanny–.

—De la mierda. Siento que me va a ir mal en comunicación organizacional.

—Ay sí, fue el más pesado.

—¿Saben que es lo gracioso, amigos?, Estamos estudiando la carrera de idiomas y ni sabemos comunicarnos –chales, y si era cierto–.

—Bestia, sí somos –tiré un carcajada, la cual me siguieron todos–.

Todo era increíble y tranquilo hasta que...

—Lia, ese chico está viéndote desde hace rato. Andas con todo~ –coreó Annie y todos nos reímos–.

—No voy a negar que es guapo.

Y de verdad lo era. Desde lejos se veía alto, complexión delgada pero fornida; rasgos asiáticos, dios, mi mero mole. Aunque fuera de lejos, como tres mesas mas allá de la nuestra, pudimos conectar miradas. 

—Voy a la barra de bebidas, no tardo –avisé a mis amigos y caminé hacia la barra de bebidas–.

Quería averiguar si el chico guapo me seguía y también quería una limonada o agua, ya que no quería tomar más alcohol por miedo a quedar ebria.

—Hola linda –llegó a mi lado. Lo sabía–.

—Hola, ¿Qué tal? –No creo que sea malo coquetear un poco con él, ¿creen que me salga?–.

—¿Estás aburrida o por qué tan sola? –preguntó intentando abrir una conversación–.

—Un poco. Este ambiente no acostumbra a ser el mío.

—Vaya.

—¿Y tu?, ¿por qué estas solo aquí?

—No lo estoy. Estoy contigo, y lo disfruto –me guiña un ojo y le toma un trago a su bebida–.

¿Ahora que se supone que le diga?, no se coquetear. Okay, calma. Sí se puede Lia, sí se puede.

—Me alegro que te guste mi compañía. ¿Puedo saber el nombre de tan guapo y educado hombre? –la neta sí es muy guapo–.

—Justin, Justin Lee. ¿Y yo puedo saber el nombre de tan bella y atractiva mujer? –se acercó un poco más a mi–.

¡SE ACERCÓ MAS A MI!. ¿Acaso quiere guerra? Pues yo me acerco más también.

—Lia Olsen. Es un placer conocerte por fin–.

—¿Por fin? –preguntó confuso. Ay si, no te hagas el desentendido–.

—Desde hace rato noté que me mirabas y en como lo hacías, tanto que hasta mis amigos se dieron cuenta. Veo que tienes un propósito y me gustaría que me dijeras cual es –ataqué–.

Lia: 1. Justin: 0.

—Me atrapaste –sonrió–.

—¿Lo ibas a negar?

—Para nada y la verdad, me encantaría que me concedieras el honor de bailar conmigo, ¿vamos? –me extendió su mano y yo no pude rechazarlo–.

No sé bailar para nada, pero...

—Vamos.

Caminamos hacia la pista donde varias personas bailaban como si su vida dependiera de ello. Justin me tomó de la cintura y yo lo tome de los hombros. Dios mío, sus hombros se sienten ejercitados al igual que sus brazos, es más alto que yo y es asiático. ¡JODER!, ¡Estoy bailando con tremendo dios grecorromano!

Ambos nos movíamos al compas de la canción, o al menos yo lo intentaba. Realmente no soy de bailar, no me gusta, pero cuando él me lo propuso, no pude negarme.

•••••••••••••••••••🌸•••••••••••••••••••

No sé como acabamos en esto, creo que es el alcohol. Realmente me puse ebria, demonios.

Verán, después de que termináramos de bailar, caminamos hacia los baños para estar en un lugar "más privado". Y adivinen qué, terminamos besándonos a los desgraciado.

¿Saben que es lo más chistoso?. Terminamos de bailar porque el wey me dijo: "¿Por qué no vamos por otro trago a la barra?". Y yo de estúpida le dije coquetamente: "Hay algo más divertido que beber otro trago". "¿Ah, si?, muéstrame", me respondió de la misma manera que yo.

¿Y saben qué hice?, lo traje a los baños, ja. O sea, ¡YO LO TRAJE A LOS BAÑOS Y LO BESÉ PRIMERO!. Con un demonio, definitivamente estaba ebria.

—Eres tan hermosa –dijo en medio del beso y sonriendo a la vez–.

—Dios, siento que no quiero que este momento se acabe –dije separándome un poco y tal vez un poco... ¿exitada?

—Como me encantaría tenerte para mí esta noche, toda la jodida noche.

—Igual me encantaría, pero creo que debo irme. Mis padres me matarán si no voy ya a casa de mi amiga.

—¿Te regañan a la antigua?, ¿Cuántos años tienes? –me preguntó bromeando y sosteniéndome aún en sus brazos–.

—¿Cuántos años tienes tú?- contrataqué riendo-.

—32, primor.

Y es ahí donde todo me cayó como un balde lleno de agua fría. Esperen, esperen, esperen ¿¡32!?. ¡NO ME JODAS!, ¡Me acabo de besar a lo desgraciado con un hombre de 32 años!

—¿Qué?, parece que te impresionó mi edad –sonrió–.

Inmediatamente me separé de él. Estaría mal si le sigo el juego a partir de ahora.

Sé que yo lo traje hasta aquí, que yo lo bese, pero no sabía su edad y en mi defensa, se veía muy joven, o es que yo me veo muy demacrada para tener 20 años. 

—¿Qué pasa? –me preguntó confundido por haberme zafado y alejado de él– ¿No quieres seguir?, ¿Te incomodó algo?

–Sí... –dije con pena y con más pena me atreví a mirarlo– Señor, lo siento mucho. Esto no debió pasar, así que disculpeme, por favor –que humilladota me estoy dando–.

Me miró confundido, y esto me deja una gran moraleja: siempre preguntar por la edad primero para evitar cosas como ésta.

—¿Señor?, ¿Ahora me hablaras de usted?, no te estoy entendiendo, Lia. ¿A qué viene esto después de saber mi edad?

—Eh, yo... –no supe que decir y es que vamos, ¿qué harían ustedes en una situación así?–.



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En el texto hay: romance, edad y amor, amisatd

Editado: 30.08.2024

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