Landeron I: la hija del oráculo

4. Necesito que lo entiendas

La muchacha no se hubiese quedado más atónita si de repente a sus padres les hubiesen salido alas en la espalda o le hubieran confesado que ella era un unicornio escarlata. Podría haber asumido cualquier cosa, pero... ¿Que no era hija de sus padres? ¿Cómo...?

–Sé lo que estás pensando –terció Dhor, conciliador, con los ojos brillantes por las lágrimas–. Te preguntarás cómo es posible... Pero ya eres mayor para saber la verdad.

–¿Y cuál es esa verdad? –preguntó Aldin en un hilo de voz, una vez repuesta de la sorpresa–. ¿De dónde vine yo?... ¿Quién soy? –agregó unos segundos después.

Gala, que había permanecido en silencio hasta ese momento, abrió la boca entonces para contestar:

–¿Has oído hablar de Gadar, Aldin?

La joven asintió con convicción.

–La tierra de los gadarath –repuso sin vacilar–. Pero todo el mundo sabe que están malditos. Su capital fue arrasada hace...

–Quince años exactos –completó Gala, y Aldin se estremeció cuando sorprendió su intensa mirada–. La noche posterior a que la princesa heredera de los gadarath naciese, un ejército sombrío atacó de noche y por sorpresa la ciudad de Mehyan, dejándola arrasada y sin supervivientes que pudiesen contar lo que había sucedido... Exceptuando a tu padre y a mí.

Un sudor frío recorrió la espalda de Aldin. Tenía una sospecha sobre cómo podía terminar aquella historia, y no creía estar preparada para oírlo. Gala se sacó en ese momento un colgante de un bolsillo interior de su túnica blanca y crema, y Aldin abrió mucho los ojos, incrédula, cuando vio la pequeña E de oro adornada con diminutas esmeraldas colgando de una fina cadena del mismo metal.

–La princesa Esmeraldina de Mehyan llevaba este medallón al cuello cuando la rescatamos del dormitorio real. La reina sabía lo que iba a suceder, y también sabía que nada ni nadie podría evitar el destino de la ciudad. Por lo cual, nos encargó que cuando todos se fuesen a dormir aquella noche, nosotros nos llevásemos a la niña lejos de allí. Puesto que ella era el único objetivo de aquel que comandaba a las fuerzas de la oscuridad desde hacía años, cuyo nombre ni siquiera ella se atrevía a pronunciar; y la princesa podía ser la única esperanza para, algún día, derrotarlo y enviarlo de vuelta a las tinieblas.

Aldin temblaba sin control, más con cada palabra que salía de la boca de Gala. Quería salir corriendo de allí, taparse los oídos y no volver a saber nada de aquel asunto, pero algo la retenía allí, como si estuviese atornillada al banco y paralizada sin poder articular palabra. Y la joven descubrió con horror que era el hecho de que creía todas y cada una de las palabras de aquella historia.

Cuando Gala dejó de hablar, fue como si despertase de un sueño, y la muchacha vio entonces a los gulin que tenía delante como lo que realmente eran: dos héroes silenciosos que se habían jugado la vida... Por ella. Ni siquiera el hecho de la edad era un impedimento: los gulin y los gadarath crecían al mismo ritmo hasta los veinte años, así que nadie se hubiese percatado.

–Yo soy Esmeraldina... ¿verdad? –se atrevió a preguntar en un hilo de voz, aunque la respuesta era más que evidente. Pero el hecho de que Gala asintiera, en vez de tranquilizarla, solo la desazonó más–. Y, ahora, ¿qué voy a hacer?

Dhor se humedeció los labios, inseguro.

–La decisión es tuya, Aldin, ahora que sabes la verdad. Pero yo no te aconsejaría que te quedaras en Lar.

–Tu "padre" –a Gala, por primera vez, le costó vocalizar aquella palabra –tiene razón. Estoy segura de que quien exterminó a las gentes de Mehyan no se ha dado por vencido. Nosotros hemos hecho lo que hemos podido por ti, pero... –los ojos se le llenaron de lágrimas– no podría soportar perderte.

–Entonces dejadme permanecer aquí –suplicó Aldin, aterrada de pronto ante la posibilidad de perderlos. Fuesen o no sus padres auténticos, se habían comportado como tal y la habían criado como si se tratase de su propia hija. No podía abandonarlos así como así por una quimera–. Mehyan es una ciudad maldita, todo el mundo lo sabe. Nadie la menciona en voz alta siquiera, como si trajese mala suerte... Dicen que hay un espíritu maligno que guarda sus puertas y devora a todo aquel que osa aproximarse a menos de diez metros de las murallas...

–Probablemente eso solo son leyendas –la interrumpió Dhor con calma–. Y estoy seguro de que lo único que se pretende con ellas es que nadie se acerque allí, y mucho menos tú. Mehyan en su día era una ciudad preciosa, llena de vida y color... Pero –agregó al comprobar que la angustia retorcía los rasgos de Aldin cada vez con más intensidad– no te pondremos reparos si quieres permanecer aquí. Eso sí, considerando las habilidades de los gadarath, tu pueblo natal, quizá deberíamos empezar a darte algunas lecciones para que empieces a utilizar objetos de predicción y manipulación mental sin que se note.



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En el texto hay: adolescentes, misterio, viaje

Editado: 14.01.2023

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