El teléfono suena, el timbre tan estruendoso que es la perfecta desconcentración para mi calmada mañana de maratón Disney. Pero decido ignorarlo, el aparato está demasiado lejos y no quiero descubrirme de mi cálida mantita para ir a cogerlo. Así que me resigno a escuchar ese maldito pitido una y otra vez hasta que finalmente se calla. Pero apenas le doy play a Enredados de nuevo, vuelve a sonar.
¡Oh, esto es magnífico! Tendré que levantarme e ir a descubrir quién diablos está importunando a Flynn Rider y Rapunzel. Gimiendo fastidiada, me levanto rápidamente y pongo el teléfono en mi oído
— ¿Hola? —hablo alzando la voz.
"Y la luz encuentro al fin, se aclaró aquella niebla".
Me tapo el oído con la esperanza de ahogar el sonido a mis espaldas, en contra de mi voluntad, evidentemente.
— ¿Diga? ¿Quién es? —repetí sin escuchar nada al otro lado de la línea.
"Es real brillando así, ya cambió la vida enteraaa".
Silencio la película aplastando un botón del control remoto con un bufido. Y finalmente se escucha:
— ¡Lily Amelie Owen! —exclama una voz femenina—, ¡¿Enredados de nuevo?!
Suelto una risita culpable mientras coloco un mechón de cabello tras mi oreja. Menos mal decidí dejar mi anime para verlo después de esto, sino me temo que ella me colgaría y dejaría de hablarme por un buen tiempo. Decido que por ahora es una mejor idea cambiar de tema—, ¿cómo estás, cumpleañera?
Es fácil distraer a Marina, le preguntas algo sobre sí misma y puede desvariar por horas. Empieza a contarme sobre las personas que le escribieron, incluyendo algunas que ella sabe que hablan mal de ella a sus espaldas, pero aun así decidieron tratarla como "estúpida" (esas fueron sus palabras) y felicitarla en este día, asimismo menciona que su padre salió junto a su madrasta temprano de casa y no los pudo ver, por lo que Zac fue a visitarla con el desayuno. Me entristece un poco escuchar eso, sé que la relación de Marina y su padre no es la mejor pero no logro entender cómo a ellos ni siquiera les importa que su hija despierte sola en esa gigantesca casa en su propio cumpleaños. Aun así, ella no habla mucho al respecto, así que entiendo que el punto al que quiere llegar es el hecho de que une vez más, después de una fuerte discusión, Zac volvió a ella. No al revés. A su manera, lo que me quiere decir entre líneas es eso. Y así minimizar el hecho de que el otro día me llamó llorando al respecto.
—En fin, a lo que vine: te llamé para avisarte que debes estar en mi casa a eso de las 6pm para arreglarnos.
¡DEMONIOS! He olvidado que hoy es la fiesta de Marina en el club. Recibo el recordatorio con pesar: mis planes de quedarme en casa y engordar han sido obstruidos.
— ¿No lo olvidaste verdad? —pregunta con un tono de voz macabro. Niego con la cabeza, percatándome al instante de lo torpe que soy al creer que eso me haría salir de este apuro.
—No, para nada... —repongo derritiéndome por la tristeza sobre el sillón rojo—. Vale, entonces estaré en tu casa a esa hora.
—Perfecto, nos vemos.
Cuelgo el teléfono lanzando un gemido sufridor: no quiero hacerlo. Pero tengo que. No puedo negarme, eso traería consecuencias en mi amistad con Marina.
—Marina invitó de nuevo a esa niñita —escucho que alguien cuchichea cuando subo las gradas silenciosamente en dirección a la habitación de la nombrada.
El ama de llaves de la casa me guía hasta el segundo piso, noto que me lanza una mirada apenada al percatarse de que hablan de mí. Sacudo mi cabeza sin sorprenderme demasiado, las "amigas" de la chica no son grandes fans mías. Eso ya lo sé.
— ¿Por qué se lleva con ella? ¡Es una mocosa!
—No lo sé, ¿quizás le tiene pena o algo?
Vaya, ¿así es como son las cosas? Curioso.
Abro la puerta del cuarto fingiendo desconocimiento, aun así, ambas se vuelven hacia mí poniéndose rojas. De seguro se preguntan internamente si las escuché, y la culpabilidad las carcome. Sin embargo, les regalo una sonrisa falsa, intentando verme lo más amistosa posible. Para ser franca, no sé ni por qué lo intento tanto cuando se trata de ellas. Supongo que no quiero complicar innecesariamente las cosas, esta noche.
—Por fin llegast... —Marina sale del baño de su alcoba, sus ojos recaen en mis manos y se interrumpe a sí misma antes de formular lo siguiente con un cuidadoso tono de voz—, ¿qué es eso?
—Es una caja de pizza... Con pizza —aclaro sintiéndome avergonzada de repente. Pensé que se alegraría o al menos fingiría hacerlo, pero lo que en realidad percibo es cierto matiz de sufrimiento cuando traga saliva al ver la caja. La extiendo en su dirección sin saber muy bien qué decir—, ¿feliz cumpleaños?
—Qué lindo detalle Lily —finge una sonrisa, antes de hacer tronar sus dedos para llamar la atención de la mujer que me acompañó hasta aquí—. Yolanda, guárdala en la refri. La comeremos… más tarde.
Es casi inevitable hacer una mueca aturdida ante la situación pero intento reprimirla. Pongo la caja de pizza en las manos de la mujer y le doy una sonrisa cómplice, siento que ambas compartimos el mismo pensamiento de "qué demonios". Aun así, me deshago de esa sensación en el momento que ella sale de la habitación, y me vuelvo hacia la cumpleañera.
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Editado: 14.05.2021