Capítulo 5
Alisa…
−Siendo así, pues le diré el señor Larry, no hay mujer en esta empresa que no suspire por él, ¡Si es guapísimo! Digo tanto él como el señor Edward, juntos parecen modelos de portada de revista, pero bueno el señor Edward se casó con la señorita Camila, supongo que la conoce.
−Sí claro que la conozco, es de la familia. –Digo al contestar sobre Camila, ella y yo bueno, no es que seamos enemigas, es solo que nunca hemos congeniado ¡Hasta ahora!
−Bueno, pues al ser casado ya las mujeres perdieron el interés, puesto que uno de los solteros más codiciados ya no está disponible, ahora solo queda uno ya se imaginara, no hay chica que no se le lance a los pies, pero las de aquí no preocupan. Sino su amante Ivana, esa mujer es muy temida, ella le hizo saber a todas que él, es de ella y que ni se le acercaran, ya que tiene inversiones en esta empresa. –Acercándose más al escritorio para hablar quedito−. Así, que la mayoría mejor trata de mirar a otro lado, puesto que meterse con la anaconda, eso sería como perder tu empleo y tenerte que mudar de esta ciudad, porque aquí no creo que encuentres trabajo de nuevo en Boston.
−¡Ay Beatriz! Ahora si me hiciste reír, ¡Anaconda! Ajjajajajjajajjaja.
−No se ría señorita, esa mujer es una víbora gigante, así que por su bien solo aléjese de él, solo haga su trabajo y ni lo mire. –Dijo un poco angustiada, al hacerle saber su mayor temor.
−Beatriz si fuera solo una empleada, tal vez le temería ¡Pero no lo soy! Mi familia es tan dueña de esta y de muchas empresas, así que no le tengo miedo a la anaconda, como tú la llamas. –Recargándome en mi silla, para sonreír a la vida.
−Creo que usted, si le puede gustar al señor Larry, a él le llaman la atención las pelirrojas, mire que amante que tiene; de un día para otro cambian su tono de cabello. –Dijo un poco tímida−. Más porque el suyo es natural o me equivoco.
−¡En verdad! Si soy pelirroja natural, ¿Por qué será eso? –pregunte intrigada, mordiéndome el labio de los nervios.
−Nadie sabe, es la pregunta que todas nos hacemos, él solo sale con mujeres de cabello rojo como el fuego, si quieres llamar su atención debe ser así, cómo usted de bonita. –Dijo levantándose de su asiento.
−Ay gracias, no sé si merezca tanta adulación. –Un poco sonrojada, al pensar que podría ser el prototipo de la mujer de Larry.
−Bueno, eso que le cuento solo es aquí en esta oficina, no sé, si en donde de clases haya más mujeres que lo busquen, aunque yo creo que sí, casi siempre salen las fotos de él, en instagram ya que ellas le toman fotos, están locas por él y quien no, si de solo verlo una suspira. –Suspirando al grado de quedarse sin aire.
−¡Ah vaya! Hasta tu Beatriz, también lo haces. –dije mirándola con los ojos entrecerrados.
−¡Ay señorita! ¿Quién no? Si solo véalo, no me diga que no le llama la atención, si tiene un porte y esos ojos, que decir de su cuerpo que a leguas se ve que está bien proporcionado, aunque sé que nunca se fijara en una chica como yo. Digo se vale soñar, pero uno sabe que él jamás te hará caso y mucho menos con la anaconda rondándolo. –Comento apretando su libreta contra su pecho
−Bueno, veremos ¿Quién es la anaconda? La verdad no la conozco, pero debe ser muy guapa como para salir con él. –Dije con un poco de hilo de voz, al saber que no está del todo solo.
−Mmm si bonita, aunque lo primero que hizo es pintarse el pelo de rojo, cuando supo que a él; le gustaban las pelirrojas, así que bueno solo lo hizo para que él se fijara en ella, ya que es una insípida rubia. –Cometo con una mueca en la boca.
−Bueno ya a trabajar, dejemos esta plática, ya después me dices ¿Quién es la anaconda?−dije con sarcasmo, pero la verdad me moría de ganas de saber ¿Cómo es esa mujer?
−Señorita, espero que sea usted quien le robe el corazón a pesar de todo, se ve que es un hombre solo, creo que un poco de compañía no le caerá mal. –Guiñándome un ojo, antes de salir.
Solo sonreí, ante el comentario de mi secretaria, pero me dijo casi todo lo que quería saber, ¡Desde cuando me hubiera hecho su amiga! Y así poder saber más de mi amor, solo tengo que saber ¿Cómo es esa mujer? Y no solo ella, la demás competencia que al parecer es muchísima la que tengo. – Solo, moviendo la cabeza en negación.
Larry…
−Estando en mi oficina comienzo analizar el hecho de que ella haya regresado, estoy que no puedo ni respirar de la emoción que me embarga, pero debo ser cauteloso con lo que internamente siento. ¡Larry no debes cruzar la línea! Me digo a mi mismo, ya que de hacerlo estarás incumpliendo la promesa que le hiciste a tu tutor, de cuidar siempre a la familia. Tomó el teléfono y marcó a mi secretaria, mirando mi reloj que ya son las siete de la noche, ella ya debió irse.
−Margarita, la señorita Alisa ya se fue. –Metiendo una de mis manos a mi pantalón, para mirar el cielo que está oscureciendo, ya que aún es verano y aún se percibe un poco de luz del día.
−Sí señor, acabo de ver que ya bajo para irse ¿Necesitaba algo? Puedo marcarle a su celular.
−No Margarita, solo quería saber que si ya se había ido, no quisiera que se fuera muy noche, tú también ya te puedes ir, nos vemos mañana. –Sentándome de nuevo en mi asiento, solo verificaré unos estados antes de irme.
Editado: 14.02.2022