-¡Hay por favor! ¿Pero qué significa esto?- preguntó entre enojado y sorprendido el centurio Tulio al observar a Castus, estaba sudado y muy sucio, con los ojos rojos y con rastro de vino en su túnica, mas que un legionario parecía un indigente de la Suburra.
-Presentándose para el deber señor-respondió muy cansado el galo.
-Ya lo veo...
-Usted lo pidió señor.
-Si, si… pero no pensé que te hubiera costado tanto- respondió el Primus pilus, consciente de que había pasado un día entero desde el incidente con el encapuchado, a lo que el centurio le había ordenado a Castus que se tomará el día libre antes de volver a sus obligaciones.
-Si quieres puedo volver a la cama Tulio- contestó el galo inteligente y con una sonrisa.
- ¡Si claro galo!¡ Y a mi me pagan más por los días en que mis legionarios se ausentan por enfermedad!- respondió sarcástico el oficial deseando que así fuera- Ve a donde esta formada el resto de la centuria, ¡hoy salimos a trotar para entrenar las piernas!
Mientras Castus se daba media vuelta y se dirigía a grandes zancadas a donde estaba la primera centuria de la primera cohorte, Tulio pudo ver que a lo lejos se acercaba Máximus. En su mirada pudo notar una leve sonrisa, algo raro según el, pues no conocía a nadie que después de hablar con el general saliera feliz.
-¡Saludos centurio Quintillus Amadeus!- respondió el romano tendiendo la mano a modo de saludo.
-¡Buen día Primus pilus!- respondió el otro tomándole la mano.
-¿Cómo te ha ido con nuestro César?- preguntó directamente Tulio.
-Bastante bien Tulio, ah... Tulio, ¿te han mencionado algo sobre una revuelta?- preguntó más por curiosidad Máximus.
-¿Revuelta? Para nada ¿Por qué lo dices?
-Cuando estaba adentro escuche a un legionario hablar de unos disturbios en Cenabum...
-¡Cenabum se rebeló!-exclamaron Tiberio, Terencio y Phoenix que se encontraban detrás de Cornelio espiando a los dos.
-¡Puta madre!¡¿Hace cuanto están ahí malditos?!- protestó el primípilo sorprendido y asustado.
-Bueno, te llevamos siguiendo desde que saliste del praetorium del general, pero recién escuchamos lo que decías cuando estabas con Castus .- respondió Phoenix con su habitual estado alegre.
-¿Cómo pudieron hacerlo? ¡Los habría identificado¡- respondió Tulio entristecido por su falta de reflejos.
-Resulta fácil escuchar lo que dices Cornelio cuando llevamos estudiando tu campo de visión desde hace un par de años- respondió Tiberio más profesionalmente.
-¡Y es mucho más fácil cuando cada vez escuchas menos!- agregó graciosamente Terencio. A lo que los demás, incluido Máximus respondieron con carcajadas.
-¡La próxima vez que hagan eso los mandaré a escuchar las conversaciones de los druidas a ver si tienen tanto éxito!- contestó el centurio amargado.
-Pero ya en serio, ¿en verdad Cenabum se ha rebelado?- increpó nervioso Phoenix.
-¿Qué te asusta galo?¿Acaso temes tener que reprimir a tus compatriotas?- preguntó con un poco de malicia Terencio.
-¡Para nada! Lo que pasa es que tengo familiares ahí- aclaró el galo.
-Pero Cenabum es un ínfima ciudad comercial, ¿Qué clase de revuelta nace en un enclave tan pequeño?- preguntó Tiberio.
-De igual forma, yo no sé nada- exclamó Tulio saliendo del asunto-Es Máximus el que me dio la información.
-Máximus ¿Eso es real?- interrogó Phoenix con preocupado.
Máximus les explicó a los cuatro como lo había escuchado de boca del legionario Marcelus, como lo confirmo con el esclavo administrativo de César y de cómo había intentado (inútilmente) sacarle información a este, asegurándole que le haría saber más adelante.
-Conociendo a los generales, que no son pocos- comenzó el Primus pilus- no me sorprendería que estén ocultando un levantamiento pequeño para que las tropas no se crean la gran cosa ¡De seguro fue otro estúpido jefe galo que salió a la calle a insultar al gobierno romano borracho y revoloteando su miembro al aire libre! ¡Fiel a su costumbre claro!.- todos se rieron excepto Phoenix.