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Un par de horas antes
-Descansa Cornelio- exclamó el Legado Tito Labieno ante el saludo protocolar del Primus Pilus de su legión, un hombre al que, en silencio, admiraba y respetaba a partes iguales.-Por favor centurión, ¿Gusta del etrusco?- dijo Labieno rellenando la copa que tenía en su escritorio y ofreciéndola a su recién llegado.
-¡Gracias señor!- respondió Tulio sentándose y tomando la copa lo más refinadamente que podía.
El legado lo observo mientras Tulio bebía desmesurada pero disimuladamente la bebida y como gotas de esta caían por su barbilla. Labieno no podía entender como es que un hombre con su linaje y alcurnia pudiera sentirse desvalorizado ante un veterano salido de las más sucias calles de la República. No obstante, para Tito, esto no era motivo de discriminación, sino más bien la oportunidad de estrechar vínculos con sus hombres.
-Dime Cornelio...
-¡Señor...!- respondió el otro y bien terminó de vaciar la copa y secado sus labios con las mangas de la túnica roja sangre del centurión.
-¿Has notado algo extraño últimamente en el campamento?
-¿Señor?
-Me refiero a algo fuera de lugar, extravagante, anormal....
-Se a lo que se refiere señor- lo interrumpió Cornelio- Para nada señor, ¿Por qué lo pregunta?
Labieno lo miró profundamente. Quería saber si le mentía, pero a diferencia de generales como César, todavía no había desarrollado la habilidad de detectar falsedades en las miradas de los otros viéndolos a los ojos. Por lo que le dejó en paz. A continuación pensó lentamente en como sacar el tema de conversación de la forma más suave y despreocupada posible. Como no encontró ninguna forma, optó por ser directo y violento.
-He escuchado reportes de Arcanis.
Cornelio lo miró extrañado por un buen tiempo, tanto que Labieno no supo distinguir si sabía algo y no quería decirlo, recordó algo de suma importancia que se olvidó hacer o si simplemente le estaba tomando el pelo. No tuvo tiempo para saberlo porque Emilio le contestó.
-¿Qué es un Arcani señor?
El legado lo miro con soslayo, casi irritado, pero luego recordó que estaba conversando con un individuo que tenía menos de un cuarto de la formación cultural que el poseía, así que respiro profundo y se juró así mismo no ser tan discriminativo con aquellos hombres de menor status y mucho menos con aquellos a los que quería imitar.
-Un Arcani Tulio- comenzó lentamente el joven senador- es una fuerza de élite secreta...
-¿Fuerza de élite?- interrumpió Tulio inocentemente al escuchar un nuevo término. Labieno lo miró y le restó importancia al hecho.
-Un súper soldado Cornelio.
-Entiendo señor.
Tito se lo quedó observando unos segundos, no sabía se Cornelio le estaba jugando una broma, en verdad era estúpido o si tenía un ligero retraso en todo aquello que no tuviera que ver con gritarles a sus hombres y acuchillar al enemigo. “Probablemente eran las tres”, pensó.
Tulio se volteó pare ver que es lo que miraba su legado. Labieno entendió que tendría que ser más lento en su explicación para con su Primus Pilus.
-Como decía....- volvió a comenzar- un Arcani es una fuerza de élite, o un grupo de súper soldados secretos con múltiples objetivos- hizo una pequeña pausa para ver si su Primípilo le seguía- los cuales abarcan principalmente desde la observación del estado del enemigo hasta el sabotaje de estos...
-¿Sería un espía señor?- preguntó Tulio entusiasmado, el tema aparentemente le atraía.
- Yo lo llamaría como una especie de espía encubierto Cornelio- respondió Tito visiblemente contento de que Tulio lo entendiera.
-¿Espía encubierto?
-Claro, porque un espía busca la manera de escabullirse en la base enemiga, intentando robar todos los datos posibles de este y ahí culmina su trabajo. En cambio, un agente encubierto se inserta en la estructura enemiga como uno más del entorno, traba confianza con ellos y, llegado el caso de que el rival busque contratarlo para que el nos espíe a nosotros, pasa a ser un agente doble, en esas circunstancias este se encargará de pasarle al enemigo información falsa sobre nosotros.