Aiden había comenzado una nueva etapa en su vida como estudiante de derecho en una prestigiosa universidad de la ciudad. La majestuosidad de los edificios antiguos, con sus torres de piedra y jardines bien cuidados, contrastaba con la modernidad de las aulas llenas de tecnología. Aiden se movía entre este entorno con una gracia natural, su presencia inconfundible.
Físicamente, Aiden era un joven de una belleza etérea y cautivadora. Su cabello negro y largo caía en cascada sobre sus hombros, enmarcando un rostro de rasgos delicados y piel blanca como el mármol.
Sus ojos dorados brillaban con una intensidad que parecía revelar su alma, y su porte elegante hacía que todos los que lo veían no pudieran apartar la mirada.
A pesar de la atención constante de las chicas, Aiden mantenía un aire de indiferencia. Su misión celestial siempre estaba presente en su mente, y no prestaba atención a las distracciones mundanas.
Era una mañana tranquila en el campus de la universidad. Los estudiantes se dirigían a sus clases, algunos conversando animadamente, otros inmersos en sus pensamientos.
Aiden caminaba por el jardín central, disfrutando del fresco aire matutino, cuando de repente, un aura oscura comenzó a envolverse alrededor de dos chicas que estaban cerca de la fuente principal.
Las chicas, antes sonrientes y despreocupadas, comenzaron a actuar de manera errática. Sus ojos se oscurecieron, y una energía siniestra emanó de ellas, transformándolas en figuras aterradoras. Sin previo aviso, comenzaron a atacar a los estudiantes cercanos, su toque infectando a las personas y convirtiéndolas en criaturas siniestras que perdían el control y enloquecían.
—¡Ayuda! —gritó un estudiante, su voz llena de pánico mientras intentaba escapar del caos que se desataba.
Aiden sintió una oleada de determinación y responsabilidad. Sabía que debía intervenir para restaurar la paz y proteger a los inocentes.
Aiden cerró los ojos por un momento, conectando con su esencia celestial. Cuando los abrió de nuevo, sus ojos dorados brillaban con una intensidad renovada. Extendió sus manos y una luz pura emanó de él, envolviendo el campus en un resplandor cálido y reconfortante.
—Detengan esto —dijo Aiden, su voz resonando con una autoridad celestial.
La luz que emanaba de Aiden se extendió hacia las chicas infectadas, envolviéndolas en un aura de pureza que comenzó a disipar la oscuridad que las consumía. Poco a poco, las criaturas siniestras que habían creado volvieron a ser personas normales, sus ojos recuperando la claridad y la cordura.
Las dos chicas, liberadas de la influencia oscura, cayeron de rodillas, exhaustas pero conscientes. Aiden se acercó a ellas, su presencia una fuente de consuelo y esperanza.
—Están a salvo ahora —dijo Aiden, su voz suave y tranquilizadora — La oscuridad ya no tiene poder sobre ustedes.
Desde un rincón del jardín, dos jóvenes observaban la escena con fascinación y admiración. Daniel y Ian, que tenían la misma edad que Aiden, contemplaban con asombro cómo él había restaurado la paz en el campus.
—¿Viste eso, Ian? —dijo Daniel, sus ojos brillando con emoción— Es increíble.
— Sí, Daniel. No es un estudiante común. Hay algo especial en él — respondió Ian, su voz llena de curiosidad.
Daniel e Ian se acercaron a Aiden, sus corazones latiendo con una mezcla de curiosidad y admiración.
—Hola, soy Daniel y él es Ian. Vimos lo que hiciste, fue... impresionante — dijo Daniel, extendiendo una mano en señal de saludo.
Aiden sonrió, sus ojos dorados reflejando una calidez sincera.
—Hola, soy Aiden. Es un placer conocerlos —respondió, estrechando la mano de Daniel.
Antes de que pudieran continuar su conversación, un fuerte estruendo sacudió el suelo como si fuese un movimiento sísmico. Los estudiantes alrededor gritaban y corrían en busca de refugio.
Sin embargo, Aiden, Daniel e Ian permanecieron en su lugar, sus miradas fijas en el epicentro del estruendo.
De repente, un mensaje oscuro resonó en sus mentes, una voz profunda y siniestra que parecía provenir de las mismas sombras.
—Soy Erebos, líder de la Orden del Crepúsculo. Este es solo el comienzo. El equilibrio será destruido y el mundo conocerá el verdadero poder de la oscuridad. No pueden detenerme.
El mensaje dejó una sensación de frío en el aire, y Aiden sintió una determinación renovada surgir en su interior. Sabía que este era solo el inicio de un conflicto mucho mayor.
—Debemos estar preparados. La Orden del Crepúsculo es una amenaza que no podemos ignorar —dijo Aiden, su voz firme y decidida.
Daniel e Ian asintieron, sintiendo la gravedad de la situación. Sabían que juntos, debían enfrentar este nuevo desafío.
Aiden, Daniel e Ian, unidos por un propósito común, sintieron que sus destinos se habían entrelazado en una nueva lucha contra la oscuridad.
La promesa de futuros conflictos y alianzas se cernía sobre ellos, mientras la luz y la sombra se preparaban para una batalla, que determinaría el destino del equilibrio del universo que pende de un hilo, y Aiden, el guardián de la luz y la sombra, debe enfrentarse a fuerzas oscuras y profecías apocalípticas.
Con Daniel e Ian a su lado, su viaje apenas comienza..La batalla por el equilibrio continúa, y solo el tiempo revelará el destino de la luz y la sombra.