Al llegar al Jingshi, Wei Wuxian agarró un par de sonrisas del emperador que su esposo tenía guardadas exclusivamente para él. No había pensado que necesitaría una tan rápido, pero la situación en la que se encontraba lo ameritaba en sobre manera.
Jiang Cheng se sirvió un poco bajo la asesina mirada de su hermano. Él también necesitaba un poco de alcohol para no terminar matando a su esposo con Zidian.
Xichen y Wangji seguían con su guerra de miradas ignorando a sus molestos esposos.
—Lan Zhan —llamó el ex Patriarca con una para nada agradable sonrisa—. Creí haberles dicho a ambos que hablaríamos, ¿Verdad?
El segundo jade asintió asustado, su esposo daba miedo cuando quería. Podía ver cómo la energía resentida salía de su pequeño A-Ying.
—Cuñado —intentó hablar Xichen quien calló al ver la mirada de su esposo en él, tampoco quería hacer enojar a su A-Cheng por lo que decidió dejar a su hermano solo en este problema. Tenía miedo de perder su vida, no era tan estúpido como su hermano.
Wangji asesinaba a su hermano con la mirada, lo conocía tanto como Xichen a él y sabía, lo que pensaba en este momento. El muy bastardo quería salvar su estúpido trasero y él no iba a permitirlo.
Era un “si yo caigo, tú también, hermano”. El primer jade lo sabía, no podía asesinar a su hermano a pesar de eso.
Jiang Cheng ya empezaba a cansarse, otra vez su esposo y el estúpido esposo de su hermano tenían una patética discusión. Esta vez de miradas.
Tenía que contar para no azotarlos a ambos, ¿Cuándo dejarían esta idiotez?
Esperaba con ansías que Wei Wuxian hiciera algo antes de que él usara a Zidian.
—Lan Zhan, Zewu-Jun —llamó Wei Wuxian con seriedad—. Nos dirán a A-Cheng y a mí que fue todo eso.
La exigencia en la voz de Wei Wuxian les hacía recordar a su época como el Patriarca Yiling.
Ambos hermanos estaban serios y en silencio observando a sus esposos, ninguno podía decirle sobre esa discusión, pero tampoco podían quedarse callados tanto tiempo.
La paciencia de Wei Wuxian y Jiang Cheng comenzaba a acabarse con rapidez, eso fue notado por ambos hermanos quienes empezaron a sudar. No sabían cómo decirles, pero tampoco sabían que mentira pensar para mantenerlos lejos de sus oscuras acciones.
—Hablen —exigió el líder de Yunmeng cruzándose de brazos molesto. Zidian en su dedo empezaba a largar pequeños chispazos mientras que la energía resentida empezaba a emanar otra vez de Wei Wuxian. Los dos orgullos de Yunmeng pensaban que sus maridos estaban deseosos de una dolorosa muerte.
El frío escalofríos recorrió toda la espina dorsal de los hermanos Lan, si seguían así terminarían durmiendo con Wen Ning y, eso a ninguno de los dos les parecía una buena idea.
Wei Wuxian suspiró, miró a ambos hermanos, luego miró al suyo y se levantó. Los tres hombres observaban sus movimientos, ambos Lan sintieron miedo cuando se acercó a ellos, pero el ex Patriarca Yiling agarró a su esposo de la oreja, lo dirigió a la salida del Jingshi y lo dejó fuera del lugar.
Jiang Cheng también repitió la acción de su hermano ignorando las súplicas de Xichen.
—Wei Ying —susurró Hanguang-Jun dolido, era la primera vez que su esposo le hacía eso.
—Dormirás afuera, Lan Wangji —sentenció el ex Patriarca Yiling cruzado de brazos.
—A tí no te quiero dentro del Hanshi —bramó el líder de Yunmeng observando la mirada suplicante de su esposo.
Los dos orgullos de Yunmeng estaban enojados y los culpables se encontraban sentados frente al Jingshi observando el lugar con una lamentable mirada. Suspiraron al mismo tiempo mientras se levantaban. Se miraron y asintieron, Lan Qiren tendría que hacerse cargo ahora de sus dos sobrinos llorones.
Mientras ambos Lan lloraban y se emborrachaban, Lan Qiren estaba que sufría una desviación de Qi. Siempre pensó que el causante de eso sería Wei Wuxian, no creyó que sus dos sobrinos también le provocarían alguno.
—¡A-Cheng no me ama! —exclamó Xichen a moco tendido mientras abrazaba a su hermano quien murmuraba Wei Ying cada vez que se llevaba la sonrisa del emperador a la boca.
Luego de unos minutos Qiren decidió sentarse con ellos y, ahora se encontraban tres Lan borrachos en esa habitación.
Dos se lamentaban por no estar con sus adorados esposos, mientras que el otro, maldecía a esos dichosos esposos.
Día siguiente/ castigo de los juniors
El sol ya había salido y ningún Lan se encontraba ahí. La sorpresa era grande en el rostro de todos.
¿Cómo era posible que Lan Qiren y sus sobrinos no hayan llegado todavía?
Los que parecían no estar sorprendidos eran Wei Wuxian y Jiang Cheng, ambos tenían el presentimiento de la estupidez que sus esposos habrán hecho luego de que ambos los echaran.
Los comentarios no se hicieron esperar, lo que provocaba que la furia de Jiang Cheng vaya aumentando en exceso.
—Mayor Wei —llamó un discípulo.
—Dime.
—¿Qué hacemos? —preguntó señalando a los juniors.
Wei Wuxian iba a responder pero en ese momento veían tres Lan corriendo como si la vida se le fuera en ello. Jiang Cheng rodó los ojos, el ex Patriarca contaba cabezas y los demás... Bueno, ellos no eran importantes.
—Lamentamos la demora —habló Qiren arreglándose sus ropas. Xichen y Wangji asintieron.
—Tenemos que empezar con el castigo de Wangji —mencionó Xichen observando como Wei Wuxian se llevaba una mano a la cara. El ex Patriarca sabía que tenía que hablar sobre eso con su esposo pero lo había olvidado, y empezaba a lamentarse otra vez por el castigo que sus polluelos tenían que pasar.
El castigo de Hanguang-Jun fue mucho más severo que el de ayer, los gritos del líder Yao y Ouyang no se hicieron esperar.
—¡Mire como están, Hanguang-Jun! —bramó rabioso el líder Yao.
—¿Quiere que también haga esto con usted, líder Yao? —preguntó el mencionado con frialdad. El líder Yao negó—. Manténgase callado.