—Me rehúso.
—Mina todos deben participar.
La discusión entre Mina y la maestra Lisa habían detenido la selección de personajes para la obra de noviembre. Según le habían dicho a Jon, en ese pueblo se solía realizar una celebración en el mes de noviembre llamado Festival de la luna. Por lo visto era algo muy importante para los habitantes del pueblo y la escuela de ellos haría una obra de teatro basada en la leyenda de la princesa de la luna.
Hasta ese momento todo se estaba desarrollando bien, el único problema era que al ser muchos en la clase, la profesora Lisa decidió organizar un sorteo para que la repartición de papeles fuera justa, ¿el problema? a Mina le había tocado el papel principal ¡Una princesa!
—¿Pero, por qué tengo que ser la princesa de la historia?, ¿además hay una escena de baile? —exclamó viendo la hoja del papel que le tocó —¡Eso no va a pasar!
Mina se negó rotundamente a participar, ella y Jon habían sido amigos solo por un par de meses, pero él ya era capaz de saber cuándo hablaba en serio. El joven se sentía mal por la maestra Lisa, pero veía que la mirada de Mina lo decía claramente: Ella no iba a participar por nada del mundo en la obra.
—Mina, tal vez deberías…
—Jon, no te metas —le reprendió.
El joven intentó calmar la situación, aunque sin éxito y por la mirada que la señorita Lisa tenía, ella estaba empezando a cansarse de discutir con la enojada chica que no atendía a razones.
Jon nunca había conocido a una persona que se revelara de tal manera contra un adulto, más si este era su maestra, pero Mina lo hacía sin dudar y por como los demás la veían, no era la primera vez que sucedía. Eso provoca una mezcla de admiración y preocupación en el chico que lo dejaban tan confundido como cuando se perdía en las calles de su ciudad.
—Bueno, veamos a quién le toca el rol protagónico del chico.
La maestra Lisa ya se había cansado y optó por la decisión de ignorar las protestas de la chica y seguir con la selección de los personajes. Metió la mano y comenzó a revolver la urna con los nombres de la clase.
—Oiga, todavía no…
—¡Jonathan Black!
Jon quedó completamente mudo al escuchar su nombre salir de la boca de la maestra, «¿y ahora que voy a hacer?» pensó asustado. No tenía el valor para negarse como Mina, y si aceptaba y lo emparejaban con otra chica… Un escalofrío seguido de una sensación de peligro recorrió su cuerpo, era Mina que lo fulminaba con la mirada como si la hubiera traicionado a sangre fría.
«¿por qué se enoja conmigo?» pensó él, pero no había forma de que se lo dijera en la cara.
—Bueno, ¿qué me dice señorita White? —preguntó la señorita Lisa con una muy evidente expresión de triunfo.
La maestra tenía una gran sonrisa satisfactoria en su rostro, sabía que Mina y Jon eran muy buenos amigos y esta podría ser una oportunidad para que obedeciera sin quejarse. La mujer parecía tener contra las cuerdas a la señorita White, que dudaba si aceptar o no el papel. Una decisión difícil que no solo ponía en juego su reputación, sino su amistad con Jon.
—Yo… creo que…
—Sí, acepta —interrumpió Jon tomando las hojas de la mano de la maestra.
—Excelente, bueno vamos con el siguiente papel…
Mientras la maestra seguía seleccionando los papeles de los demás estudiantes, Mina se acercó a su compañero y con un tono de absoluto reproche le susurró.
—¿Qué mosca te picó? ¿por qué aceptaste por mí?
—Es que…
—¿Qué? —preguntó impaciente del tan importante argumento que lo había hecho ir en su contra.
—No quería bailar con alguien más aparte de tí —confesó.
Ella lo miró con una expresión sorprendida, Mina no se esperaba una respuesta tan honesta de su parte, esperaba alguna excusa mal hecha o un no lo sé, pero no. Y la realidad era que, el solo hecho de tener que actuar y bailar con alguien que no conocía llenaban a Jon de miedo y pánico.
—No conozco a ninguna de las otras chicas, y como somos amigos pensé que sería más fácil actuar en público contigo —agregó.
—Idiota, —musitó ella antes de volver a su tono normal —supongo que no me queda otra opción, como tu única amiga, te ayudaré con esto.
Jon suspiró aliviado al ver que no parecía tan enojada con él, pero una pequeña voz en su cabeza le decía que no sabía en lo que se había metido. La voz de Nana en su mente le susurró la frase del otro día «Sé que parece genial, pero no te equivoques. Solo se preocupa por sí misma»
El joven apartó esos pensamientos de su cabeza y se concentró en la maestra, que estaba dando las indicaciones de cómo sería el acto.
***
Jonathan dormía plácidamente en su suave y cómoda cama. El chico era alguien que solía tener el sueño ligero, por lo que cualquier ruido, por más diminuto que fuera, podría interrumpir su descanso y dejarlo horas sin poder volver a dormirse. Y eso fue lo que sucedió.
—¡Jon, despierta!
—¡Ah!
Despertar de forma abrupta, por la aguda voz de su mejor amiga no era su forma preferida de despertar. Sobre todo, si la sorpresa le provoca la caída de su cama al suelo de su cuarto. La sensación del frío suelo de su habitación le indicaban al muchacho que su día de tranquilidad acababa de terminar, no solo por la incapacidad que tendría de volver a dormir, sino porque su mejor amiga, Mina White, estaba en su casa.
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Editado: 13.09.2024