14.
Por Ema Charles.
Cuando terminamos de cenar, hablamos un poco de todo. Y hablo enserio, escuche desde la vida en la universidad de Liam, hasta las aventuras de los pequeños James por parte de Teo. Me gusto lo cómoda que me sentí con la familia de Asher, una vez los nervios se disolvieron y solo disfruté de la buena compañía. Vaya que ellos lo eran, una compañía simplemente perfecta.
Entre las tantas cosas que descubrí de los James, esta también el hecho de que Teo trabaja en una empresa de venta de autos donde le va muy bien, también que Liam organizo un festival a principios de este año en la ciudad donde estudió, que fue todo un éxito. No me dio muchos detalles porque Asher lo interrumpía en cada oportunidad.
Pasadas las 8 mi teléfono vibro con un mensaje de Lara, donde me avisaba que ya había terminado sus clases y que recién llegaba a su casa. Lo que me hizo recordar que no le había avisado a mamá que me quedaría hasta talvez las 9. Aun quería estar aquí un rato más.
—Vuelvo en un minuto—. Me disculpé
—¿Necesitas compañía cariño?
—Solo llamare a mi mamá...— Esto lo dije en respuesta a Asher. —Retomemos nuestra conversación cuando vuelva Señor T.
—Claro señorita—. Le di una sonrisa a Teo antes de voltearme a mi cuñado falso, e hice el saludo extraño que recién me había enseñado en su dirección.
Para cuando mire a Asher sonreí, deje un beso en su mejilla y me aleje antes de que insistiera en seguirme. Escuche a lo lejos la conversación que surgía, pero yo ya estaba en la sala, cerca de la puerta marcando el número de mi mamá.
Quién no tardó ni un minuto en responder. Una punzada de culpa me invadió, debió estar muy preocupada todo este tiempo.
—¿Hola? ¿Cariño estás bien? ¿Quieres que te recoja ya?
Sonreí.
Amo a mi mamá, demasiado.
Pero debe relajarse un poco.
—Estoy bien... Y me la estoy pasando de maravilla. Es emocionante lo rápido que me hicieron sentir en casa.
—Bueno cariño. Me alegro que sea así ¿Paso por ti a las 9?
—Me parece perfecto. Te amo.
—También te amo. Nos vemos luego.
Colgué el teléfono. Y estaba por dirigirme de nuevo con el resto. Aun quería que Teo me mostrara fotos de los hermanos James Payne de pequeños, incluso dijo que me daría más tarta para llevar a casa, y con lo alucinante que ese hombre cocina pude haberme comido todo yo sola.
O bueno, esa era la idea en mi mente hasta que alguien me tomo del brazo, cubrió mi boca suavemente para que no gritara, y me hizo retroceder hasta terminar en un armario bastante angosto, detrás de las escaleras.
—¡¿Qué diablos?!—. Asher encendió una tenue luz amarilla, justo después de cerrar la puerta.
No iluminaba casi nada. Más allá de que el lugar era pequeño, oscuro, y además tenía a un chico muy cerca de mí.
—Habla bajo—. Pidió, incluso con los ojos parecía rogarlo.
—¿Me vas a besar apasionadamente aquí o qué? —. Sonreí de lado, y él puso los ojos en blanco. —Porque justo ahora no me opondría.
Tengo problemas lo admito, pero es que leo mucho.
—Necesitas ayuda, porque creo que estás bastante loca... Si quieres te llevo al psiquiátrico.
—Sí, sí. Y yo fui quién llamo a mi novia falsa con un "Hola cariño, ¿Puedes venir a cenar... como en una hora?"—. Me burle de él, tratando de imitar su voz, y escuche como resoplaba.
—Puedo explicar eso—. Murmura
—Te escucho—. Me cruzó de brazos y le doy toda mi atención.
—Pues mi hermano llegó ayer, sin previo aviso. Esta tomado un receso por terminar su segundo periodo en la universidad, para ya sabes, ir al tercero y último de este año... Y siempre vuelve con las mismas preguntas, las mismas presiones… creo que me he mareado un poco, quizás perdí un poco el control… y enredé las cosas.
—¿Enredaste las cosas? No te entiendo Asher—. Estoy confundida.
—Talvez le dije que tenía novia... Y lo más cercano a eso eres tú.
Solté una carcajada de desquiciada por impulso de la impresión.
Talvez le dijo a su hermano mayor que tiene novia. Qué más da.
Lo que pasa es que la susodicha novia soy yo.
Asher me sorprendió al acercarse y poner su mano en mi boca, cortando la risa y ganando mi atención. Bueno, lo que realmente llamo mi atención fue su mano fría, y a pesar de eso un tacto tan suave.
Me entraron ganas de que esa mano acariciara mi rostro, me perdiera en su ternura, y cuando caí a conciencia de ese pensamiento busque su rostro. Necesitaba centrarme.
No parecía preocupado.
Tampoco nervioso, o paranoico como yo ante la situación.
Retire su mano suavemente, o no lograría poner mente a la situación. Lo recorrí con la mirada hasta detenerme una vez más en sus ojos color aceituna. Trataba de descifrar algo en rostro. Esa línea en su boca que más allá de "No me importa" no rebelaba mucho.