21 de junio de 2,035. Londres, Inglaterra.
Queridos hijos:
Hoy es el día en que han llegado a este mundo. Hoy por primera vez los cargué en mis brazos, los escuché llorar, pude sentirlos, los vi tal y como son. Pero, sé que esto no durará mucho tiempo, no sé cuánto tiempo estaremos juntos, es por eso que, quiero dejarles en estos pergaminos toda la información que necesiten saber de mí. Espero que el día que lean estas cartas ya sean unos adultos, que ya estén buscando las respuestas que ansían encontrar.
El futuro es impredecible, de verdad me gustaría saber todo lo que pasará, pero sé que eso no será posible. He tenido contacto con un amigo de hace muchos años, tal vez ustedes lo conozcan en el futuro. Él me hizo ver fugazmente lo que está por venir, aunque, eso puede cambiar. Deben estar preparados, no será fácil.
Sé que habrá respuestas por dar, explicaciones que aclarar. Lo sé, las cosas ahora para ustedes no son tan perfectas, sé que hay cosas que no les han quedado lo bastante claras, sé que en el fondo están un poco confundidos. No saben que rumbo tomar, qué hacer, o quizás los estoy subestimando y a estas alturas ya van más adelantados de lo que creo.
Han crecido, física y mentalmente, aunque posiblemente no esté para ese tiempo con ustedes, los he visto, tú mi hija serás hermosa, tan inteligente y capaz, y tú mi hijo, serás tan parecido a mí en casi todos los sentidos. Estoy seguro de que me entenderán cuando lean estos pergaminos que escribiré para ustedes. Quiero que sepan todo de mí, o al menos, la mayoría. Quiero que me entiendan, no quiero que tengan resentimientos hacia mí, yo los tuve con mi padre, al principio sentir eso me hacía sentir tan bien, tan poderoso, pero con el tiempo me di cuenta que eso no hacía más que consumirme en vida. El orgullo no me dejó trascender, tuve que quitármelo por voluntad, sintiéndome el demonio más miserable por hacerlo, pero cuando lo hice me sentí liberado.
En estos pergaminos plasmaré mi vida, de principio hasta ahora, las razones de porqué hice las cosas que hice, el porqué de las decisiones que tomé a lo largo de mi vida, ahora que lo recuerdo vagamente todo por la ayuda de ese viejo amigo, deseo dejarlo escrito para ustedes en estas páginas. Todo aquel que me conozca sabrá que expresarme no es mi mejor cualidad, eso no implica que no sienta, porque si lo hago, tan profundamente que no tienen idea. Pero prefiero escribir esto a decirlo.
En estas cartas descubrirán cosas que nadie sabía de mí, ni su madre, ni yo mismo.
Dejaré esto por si algo sucede, si algo ocurre estas cartas llegarán a ustedes en el momento justo, ustedes sabrán quien se las entregará en el momento indicado, cuando tengan que saber la verdad de quiénes son. Confío en que se cuidarán entre sí. Y eso me hace sentir en calma.
Los recuerdos pueden ser un arma brutal y tortuosa, hijos, aquella arma que puede acabar contigo poco a poco, y que te mata lentamente. Ahora que recuerdo, y que voy a escribirlo lo sé.
Los quiero, hijos míos.
Su padre,
Amon.