Las cartas del destino

CAPÍTULO 1

El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.

William Shakespeare

 

Diez años después….

 

— ¡Mami! ¡Mami! ¡Despierta! ¡Despierta! — La dulce voz de dos ángeles, gritaban en mis oídos, bueno por las mañanas tal vez parecían dos pequeños demonios. Ya me había despertado, pero mis ojos seguían cerrados. Mientras ellos seguían intentando despertar, yo estaba preparando un par de almohadas. Cuando abrí mis ojos los abracé con el par de almohadas haciendo que cayeran a mi cuerpo de inmediato. 

— ¡Buenos días mis pequeños demonios! — Cuando al fin los solté ellos se lanzaron hacia mí para abrazarme. Adaly y Harry, eran mis hijos mellizos. Eran mi razón de vida y pensar que cuando me enteré que estaba embarazada, pensé en la posibilidad de abortarlos. 

 

— Isa, eres demasiado joven para ser madre. ¿Que vas hacer? — Mi amiga Paty me interrogaba sobre mi embarazo. Estaba embarazada de Santiago Jackson, claramente no podía contar con él. Además él fue muy claro en que se iría de la ciudad, y estaba segura que tampoco se haría cargo de mi bebé, lo que vivimos solo fue una noche de calentura.

— No lo sé Paty, ni siquiera se lo he dicho a mis padres, estoy segura que se decepcionarán de mi, sobre todo mi papá ¿Cómo voy a mirarlo a la cara y decirle que estoy embarazada? Paty he pensado muy seriamente en abortar.

— ¡Hay! Amiga yo también había pensado en esa opción, pero no quería mencionarlo.

— Creo que eso haré, lo mejor es abortar 

— ¿Abortar? ¿De qué rayos estás hablando Isa? — Mi hermano Michael, entró irrumpiendo en mi habitación. — ¿Está embarazada? — me quedé petrificada al ver a mi hermano y haciendo tantas preguntas — ¡Isa habla, no te quedes callada! 

— Michael, escucha eso no fue … — Quiso intervenir Paty 

— ¡Tú te callas! ¡Le estoy preguntando a mi hermana! 

— ¡No le hables así! — Grité

— Entonces ¡Habla! 

— ¡Si, bien! ¡Estoy embarazada! — Hablé exaltada — Pero en unos días esto no será un problema ¡Voy a abortar! ¿Contento? 

— ¡Claro que no! ¡Tú no te vas a convertir en una asesina! ¡Eso no voy a permitirlo! ¡Esta noche vas a decirle todo a nuestros padres! ¡Porque claro está que no saben nada! 

 

Gracias a mi hermano es que mis dos demonios estaban a mi lado. 

Harry, mi niño. Era idéntico a su padre, cada que lo miraba era como recordar esos ojos miel que me observaron aquella noche, por eso decidí ponerle el nombre que ese día Santiago mencionó. Andaly al contrario de su hermano, tenía muchos rasgos míos, solo una cosa la diferenciaba, tenía una condición genética llamada heterocromía, significaba que ella tenía un ojo de cada color, en este caso uno de color café y el otro color verde. 

Alboroté el cabello de ambos y recibí una mala mirada de Adaly. — Mami no hagas eso, porque después la abuela me lo jalonea cuando me peina — Ella era de carácter duro, y esto se debía en parte a que en la escuela siempre recibía malos comentarios por sus ojos. Lo bueno fue actuar rápido, hablamos con la directora y maestra, pero esto también provocó que ella cambiara de carácter a uno más fuerte. Adaly se levantó de la cama se encaminó a la habitación 

Mientras tanto Harry se quedó a mi lado. Él era un niño muy amoroso y al no le importaba que le alborotara el cabello.

— ¡Ven! ¡Vamos a ayudarte a cambiar!  porque si en quince no estás listo, la abuela vendrá y nos dará tremenda reprimenda — Tomé en mis brazos a Harry y fuimos directo a su habitación.

Allí ya estaba Adaly tratando de ponerse su ropa. Ayudé a ambos y después regresé a mi habitación, para darme una ducha y prepararme para mi día de trabajo.

Bajé a la cocina y el desayuno ya estaba listo. Mis peques estaban sentados junto a su abuelo, mi padre. Mi hermano a la par de mi padre y mi madre sirviendo. Después de un desayuno familiar, cada quien tomó su caminos. Mi hermano llevaría a los mellizos a la escuela y yo me iría con mi papá. Trabajábamos en la misma empresa.

Esa era nuestra rutina, todos los días. 

Pensar que en un momento yo había decidido interrumpir ese embarazo. Esa fue la etapa más dura de mi vida. Aún recordaba la mirada de decepción de mi padre el día que le conté la verdad 

 

Estaba muy nerviosa, mi corazón palpitaba a mil. ¿Cómo iba a enfrentar a mis padres? sobre todo a mi padre. Decepcionarlos de esa manera. Sentía un nudo en mi estómago, tenía una gran náusea y estaba segura que no era por el embarazo. 

Me encontraba detrás de la puerta de la cocina. Mis padres platicaban al parecer de las cuentas de la casa 

 — Me encuentro preocupado. Este mes las cuentas apenas han salido, el próximo mes debo pagar el ingreso a la universidad de Isa, no estoy seguro de poderlo lograr — Mi padre mencionaba a mi madre 

— Todo estará bien, ahora que Michael tiene un trabajo. 

— Lo sé, pero eso servirá para el pago de la casa. Este siempre fue mi sueño tener nuestra propia casa, pero ahora no sé si hice lo correcto. 

— Claro que lo hicimos, yo voy apoyarte. Michael también lo hara. 

— Sabes, esta mañana me encontré con Miguel. La está pasando muy mal. Al parecer su hija tuvo un romance con el hijo del jefe. Al parecer no todo salió bien. Él lo despidió y logro que ninguna empresa lo contrate. El pobre se irá de la ciudad, tendrá que iniciar una vida nuevamente. 

— Pero a nosotros no nos pasará lo mismo. Tranquilo mi amor, saldremos de esto juntos.— Ahora me sentía más culpable. Si las cuentas apenas y alcanzaba en la casa ¿Cómo iba a traer a un bebé a ella? y la universidad ¿Qué iba hacer con eso? 




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