Ocho: Un Gran Dolor Que No Se Supera

Melek mira a Christian que estaba parado con su vaso de agua en su mano y su pijama. Ella se seca sus ojos y dice:

    —¿Qué haces aquí? — pregunta con la voz quebrada y tratando de secarse las lágrimas de su rostro y de sus ojos

    —Te oí llorar en el pasillo y quise entrar por curiosidad —dice Christian

    —¿Sólo por curiosidad entraste? — exclama Melek y Christian ve a las personas que están en el retrato, era un hombre muy alto, jovial y atractivo y una mujer muy hermosa que se parece mucho a Melek y que se aferra a las cosas que tiene en sus manos y Christian dice:

    —¿Por qué te aferras a las cosas que tienes en tus manos? — pregunta Christian de forma directa

    —Son las cosas de mis padres y me aferro a ellos y a mi pasado — dice Melek con lágrimas en sus ojos y en sus mejillas

    —¿Dónde están tus padres? — pregunta Christian de forma directa que la mira por algunos minutos y luego mira al frente

    —Ellos están muertos — llora Melek y se aferra a la ropa de sus padres y su fotografía

    —¿Ellos se fueron al cielo? — pregunta Christian y Melek asiente con la cabeza

    —Mis.. mis padres murieron en un accidente automovilístico en la que estaba yo y yo fui la única que sobreviví a ese accidente — cuenta Melek con su voz quebrada — cuando estaba en el hospital estaba mi hermano Klaus y él me contó la verdad de mis padres.. en ese momento sentí que mi corazón se partió en pedazos y desde ese momento dejé de sonreír y lo que más lamento es que el destino me arrebató mi inocencia y el sentido de vivir.. y la oscuridad me acecha desde ese momento hasta hoy día, en el funeral de mis padres sentí que estaba enterrando dos grandes pedazos de mi corazón en esa humeda tierra — sigue contando Melek y llora más, Christian la mira y comienza a entender un poco la realidad de Melek, de ese hermoso ángel de ojos marrones de mirada dura y firme, pero a la vez que esta quebrada por juegos del destino, es la primera vez que la ve frágil. Esa mujer ruda, fría en el trato con sus compañeros y a pesar de eso es educada, que casi nunca sonríe, fuerte, inteligente al nivel de genio, de emociones controladas, iracunda; sólo es una expresión hacía el exterior, pero en el fondo es una chica que carga con una pena y tiene el corazón roto. Christian todavía no entiende el significado de la muerte de sus padres y las consecuencias que desencadena en Melek ese episodio traumático y dice:

    —Mi padre fue cruel conmigo — cuenta Christian sin emoción — y mi madre era despreocupada y le daba lo mismo

    —Entiendo — dice Melek secándose las lágrimas y mirando a Christian con dulzura

    —Por lo menos recuerdas a tus padres, porque ellos te amaron y fueron buenos contigo,  Melek — dice Christian — sólo recuerdo que mi padre me golpeaba y un día me maldijo

    —¿Qué tipo de cosas te decía? — pregunta Melek con curiosidad

    —Una vez me dijo que jamás debí haber nacido otras veces me decía que era desgracia para la familia — confiesa Christian y Melek se queda sorprendida ante la perversidad y la maldad del ser humano y sobretodo de los padres de Christian al decir esas horribles palabras a su propio hijo y comenzó a indignarse:

    —Que horrible.. — dice Melek enojada — como puede existir personas que sean así de crueles y que además sigan vivos.. malditos infelices — en ese momento mira a Christian y se sienta al frente de él, le toma su rostro y él  piensa que ella lo iba a golpear y le dice — jamás pienses que eres una desgracia para el mundo, es lo contrario eres el ser más maravilloso que conocí en la vida, eres dulce, sincero y sin malas intenciones ni malicia y tú vas a ser más que ellos en todo los sentidos.. me entiendes

    —Entiendo — dice Christian, por algunos minutos mira a Melek que esta muy enojada y no se podía contener, en ese momento se acerca más y le da un beso en su frente con tanta dulzura, es la primera vez que siente que alguien lo quiere y eso lo hace sientir muy extraño, nadie lo había tratado con cariño y amor, siempre recibió golpes de diferentes personas, de su padre, sus compañeros de escuela, en ese momento Melek se vuelve a su posición inicial y dice:

    —¿Y sabes lo qué le pasó a ese par de  desgraciados? — pregunta Melek con indignación

    —No lo sé.. — exclama Christian

    —Bueno de todos modos no me interesa esos infelices — dice Melek enojada

    —Tengo que irme a acostar — dice Christian y se levanta con el vaso de agua

    —Te puedes ir.. — sonríe Melek con sinceridad — me siento mejor

    —Buenas noches, Melek — dice Christian y se retira de la habitación de Melek

    —Buenas noches — dice Melek en voz baja y  se acuesta en la cama e inmediatamente se queda dormida. Al otro día Azra y Christian se levantaron temprano, y fueron a preparar el desayuno para todos; Melek se levanta y va a la sala en donde esta el piano de su padre, es un gran piano de color negro y ella se acerca a tocar su lisa superficie; recordando gran parte de su historia y la de su padre en el pasado. Ella abre el panel y en el atril coloca una partitura clásica de su padre y comienza a tocar canciones clásicas de Beethoven "Für Elise" o "Moonlight Sonata " y comienza a recordar el último día que su padre tocó en la noche; les hizo un mini concierto de música clásica, estaban todos; su madre, su hermano Klaus de joven y su novia, Guadalupe, la pequeña Azra, don Manuel y su hijo más joven, todos estaban escuchando el talento de su padre y Melek estaba allí viendo y admirando a su padre a ese hombre de ojos grises  y de mirada dulce, de cabello castaño ligeramente desordenado de manos esquelética que toca de forma magistral el piano, de cuerpo enjuto y grácil y demostrando elegancia. Todos miran con admiración al delgado hombre que es muy atractivo y en su juventud fue el más guapo de todos los hombres. Al lado de la pequeña Melek esta su madre que es una mujer un poco más joven que su padre, de ojos marrones de rostro redondo, de cuerpo esbelto y femenino. Para ella y para su padre es la mujer más hermosa del mundo y Melek se parece a su madre, por eso su padre la ama tanto. Al terminar el concierto todos aplauden al hombre y la pequeña Melek se acerca y le dice: