He visto los relámpagos y con ello la tormenta nos arrasó.
Sentimientos encontrados y una herida se abrió
El dolor se expandió y eso nos bastó.
Una última caricia nos concedió el más hermoso final.
Mientras llorabas yo me moría con cada segundo.
Mis piernas temblaron al paso que tus ojos se cerrarón.
Donde las sonrisas se volvieron heridas.
Y todo comenzó a ser solo rayos y centellas.
El caluroso verano no volvió a ser el mismo desde esa tarde, donde te deje ir.