Al llegar a la mansión Thompson el guardia me recibe con una sonrisa.
—Bienvenida Madeline S. El dueño la espera en la recepción junto con los demás invitados— dice invitandola a pasar.
— Es usted muy amable caballero— Scarlet sonríe cálidamente al guardia y entra en la mansión.
Música clásica se escucha en el lugar además obviamente las voces de los invitados, Scarlet mira al rededor de la recepción buscando a su supuesto "prometido", Adam Thompson, el heredero de aquella magnífica mansión y dueño del mercado negro...
La trata de blancas era su especialidad, al perecer muchas personas compraban niñas para satisfacer sus más primitivos y asquerosos placeres.
Unas manos suavemente cubren sus ojos y siente como unos labios tocan su cuello delicadamente.
—¡¿Adam?!— Dice con sorpresa al recibir este gesto que para algunos es tierno pero para ella era simplemente asqueroso.
—acertaste mi reina— quita las manos de los ojos de Scarlet y está se voltea para mirarlo— me alegro que pudieras venir— sonríe.
—Y yo me alegro de estar aquí contigo— sonríe fingiendo ser las chicas mas enamorada del mundo.
—Ese vestido que traes se te ve hermoso— se acerca a su oído para decir unas palabras en él— pero creo que te verías mejor sin él— toca suavemente su espalda descubierta ya que el vestido lo permite.
—Sabes perfectamente que este tipo de demostraciones en público no me agradan— se retira suavemente de su cuerpo, sin que los demás sospechen.
—Cuando serás mía Madeline, sabes perfectamente que te amo— su expresión es de enojo.
—Si me amarás tanto como dices decirlo, no estarías con todas esas golfas— su papel de mujer celosa le quedaba a la perfección.
—Al menos ellas me dan lo que tú no, pareces monja— Su enojo crece cada vez más y era de esperarse ya que el nunca fue un hombre paciente, además siempre tenía lo que pedía.
—No soy monja cariño... Es solo que yo si se amarme a mi misma y además yo soy demasiada carne para ese poquito de caldo que tú me ofreces— dicho esto, se va con cara de triunfo a la mesa de los cócteles.
—Esto apenas está comenzando Adam Thompson, hoy será el día en que pierdas todo— dice mientras lo mira de lejos coqueteando con alguna de sus invitadas "especiales"
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Pasado...
Mi padre al parecer sigue con su amante en la habitación, no soporto un minuto más aquí.
Me visto rápido y salgo de la casa lo más rápido posible y comienzo a correr sin un rumbo fijo o tal vez si lo tengo... El parque donde solía venir con mi abuela Anette. Comienzo a llorar en una de las sillas mientras que tomó el collar que se encuentra en mi cuello el cual me dió ella.
—No quiero volver a casa... No lo soporto, quisiera morir ahora mismo, o cambiar de papel con otra persona, al final de cuentas nada puede ser peor que vivir este infierno sin fin, en donde me recuerdan día tras día que soy un error y que soy la causante de esto— mis lágrimas no paran y la verdad no hago el esfuerzo para que estás paren.
Un joven se percata de Scarlet llorando y se acerca a ella, aunque parecer sinceros su rostro no refleja emoción alguna ni un sentido de preocupación. Camina tranquilamente donde ella y se sienta a su lado.
—¿Cuál es la causa de tu llanto?— dice aquel chico mayor.
Scarlet alza su mira y se asusta ante su presencia.
—Perdón por molestarlo— dice Scarlet decidida a escapar para continuar con sus lágrimas en otra parte.
—No molestas en absoluto, solo quiero entender el porqué de esas lágrimas— dice sin ningún rasgo en su rostro... Ni una sonrisa, ninguna preocupación, sólo habla.
—No quiero volver a casa... Pueda que suene raro pero... Odió a mis padres y daría lo que fuera por cambiar de vida, cualquier destino es mucho mejor que el mío, lleno de peleas y constante sufrimiento— solo agacha su cabeza y mira al suelo.
—No creo que eso sea verdad, hay cosas peores que eso, como estar enfermo, ser huérfano o hasta estar en coma y no saber cuándo despertarás...— la expresión del chico cambia y se pueden notar lágrimas en sus ojos.
—se que hay cosas peores y no tengo derecho a quejarme pero hay situaciones que te llevan a tomar decisiones decisiones erradas— Scarlet lo abraza aunque no entiende porque un chico al parecer frío y sin corazón llora como si hubiera cometido un asecinató— ¿Cuál es tu problema?— dice confundida y secándose sus lágrimas.
—No tendrías tanta compasión por mí, si supieras lo que soy— intenta parar de llorar— no soy alguien que valga la pena, solo soy basura para la sociedad—
—Tal vez lo que digas sea cierto... Pero todos tenemos derecho a una segunda oportunidad— Scarlet sonríe para tratar de animar al joven.
—Espero que algún día pueda recibir esas cálidas palabras de alguien y que sea con un sentimiento genuino— trata de sonreír.
—Estoy muy segura de que así será...— Scarlet deja estás palabras en vuelo ya que no sabe cuál es el nombre del joven.
— Christopher y tengo 18 años— la mira con tristeza.
—Scarlet T, soy mucho menor que tú, tengo 14 años— lo mira confundida por su cambio tan repentino de Expresión—bueno me tengo que ir, ya son las 11 de la mañana y no he desayunado... Tal vez nos podremos ver luego—
—Si eso creo— baja la mirada.
—Adiós Christopher— se va caminando pero en ese momento escucha casi en susurros un...
—Perdoname—
Scarlet voltea confundida y se da cuenta que Christopher se ha ido... Pero como es posible si no camine ni 5 segundos. Con todo esto en mente decide continuar su camino y no perder su tiempo con estos dilemas tontos.
Mientras camina muy concentrada pensando en que será lo que preparará para desayunar y deseando que su padre no esté ya en casa, siente como si alguien la estuviera siguiendo.
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Editado: 13.08.2019