Javier quedó consternado tras el flash. Karol había desaparecido sin decir palabra.
El celular vibró y Karol se sintió como en casa.
—¿Dónde estás? —preguntó Javier preocupado.
—Bermudas. Tuve un laaargo viaje, pero todo salió bien. ¿Qué día es?
—El mismo en que te fuiste. Hace pocos segundos estabas en casa y ahora estás en las Bermudas…
—Sí, es raro. Más encima volví pelirroja. Luego te cuento.
—Bueno…
Karol llamó a Viaceslav, quien prometió enviar transporte.
—Jefe, preferiría que viniera rápido. Tengo un dispositivo Leviatán y una renuncia que presentar.
—En cuarenta minutos estaré allá. Vigila que no te estén buscando y piensa bien lo de renunciar, que no es fácil conseguir a otra persona que haga tu trabajo tan bien como tú. En fin, si al final decides irte, ya te haremos una despedida. Por tus años de servicio.
—Por mis años de servicio.
Cuando cortó, Karol se sintió aliviada. Esperó durante unos minutos sonriendo como una boba en el suelo y con la espalda apoyada una pequeña estructura de metal para la ventilación.
—¿Aló? ¿Darío?
—¿Karol?
—Sí, ¿nos tomamos un café?
—Suenas como si hubieras corrido una maratón.
—Ha sido un día larguísimo. Lo suficiente como para escribir una novela… Siempre quise ser una escritora, ¿sabes?
—Lo intuí por mucho tiempo, pero nunca te lo pregunté. Tal vez porque debes ser una mujer ocupada o algo por el estilo…
—Pronto dejará de ser así. Decidí que me retiraré del trabajo; tal vez me bonifiquen por lo de hoy. Como sea, nos vemos en dos horas más y te cuento. Ah, y ando con el pelo rojo. Larga historia —concluyó.
—Ehm… bueno.
«Por fin termina toda esta locura» pensó mucho más tranquila.
Y así fue: por fin terminó aquella locura.
(FIN)
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Hola, soy Alejandro Granada, y si estás leyendo esto es porque llegaste al final desde Litnet. Gracias por leer, y cualquier cosa, agradeceré tu comentario tanto como tu lectura.
Tengo otras cosas subidas a esta plataforma, y seguiré subiendo cosas por un buen tiempo, así que te invito a que le eches un vistazo a las otras cosas que tengo por aquí mismo, como Casa Roja: la triste historia del dueño de un bar engullido por la noche y sus sueños, o Sobre ciertas cosas, una breve historia de desamor, desencuentros, azar y una que otra sorpresa, con la mayoría de capítulos planteados sobre la esctructura de un cuento.
En fin, hasta la próxima ocasión. Nos leemos luego.