Mis manos tiemblan levemente de nerviosismo debido a mi regreso, tengo un cierto miedo de volver a encontrarme con algunas personas de mi pasado. No digo que eso sea malo, de hecho estaría feliz de verlas, pero dudo que ellas estén feliz de verme a mi. Digamos que la última vez que estuvimos juntos no fue la mejor, y mi partida fue demasiado repentina como para poder siquiera despedirme. Además, nunca tuve el valor de escribir un mensaje, o explicar qué fue lo que sucedió, simplemente me esfume de la tierra sin dejar ni una pista. En ese momento pensé que era lo mejor para todos, evitar un dolor innecesario… Sigo creyendo eso.
Ahora, después de tres años, estoy de vuelta en el lugar en el que crecí. Algunas circunstancias han hecho que me quede en mi casa con mi padre, y que mi mejor amigo, Mick, nos acompañe desde unas cuadras más lejos. Su compañía llegó el primer día en el que me fui a otra ciudad, era el vecino de mi tía, y luego nos encontramos en una clínica. Desde ahí empezamos a hacer todo juntos, y rápidamente nos transformamos en mejores amigos. Su apariencia y su forma de ser nos ha causado grandes dolores de cabeza, pero aun así es una de las mejores personas que existe.
Trato de sacar mis nervios cuando veo a Mick montando una bicicleta y dirigiéndose a mi. Su cabello negro se mueve suavemente con la brisa, y su sonrisa dulce lo acompaña como siempre. Mirándolo desde aquí, se ve bastante guapo, y esas buenas vibras que tiene lo hacen aún más encantador.
-El uber ha llegado señorita.- Dice en el momento que llega a mi lado.
-¿Tu mamá te dejó tener una bicicleta?- Pregunto mientras me subo en la parte de atrás de la bicicleta.
-Bueno, ya sabes… Algunas cosas no es bueno decirlas.
-Tu madre me pidió explícitamente que te cuidara y que no te dejara hacer nada peligroso.- Mi amigo se pone pedalear y nos empezamos a mover.- Además vas a tener un cuarto en la universidad, ¿Para que quieres una bicicleta?- Frena repentinamente y me hace chocar con su espalda. Inmediatamente se da vuelta y me mira con rostro de niño pequeño enojado, lo que logra que se me escape una leve sonrisa.- Te va a salir un moretón en la espalda.
-Primero; necesito una bicicleta porque no me voy a quedar para siempre en el campus, segundo; tu eres mi amiga y debes estar de mi lado, no del lado de mi madre, y tercero; no es el primer moretón que me dejas.
-Bueno perdón, no es mi culpa que seas tan delicado.- Digo con falso enojo.
-Y me dices a mi frágil… Tu ni siquiera podrías llevarme en la bicicleta.- Murmura.
Lo golpeo suavemente a lo que él responde con una sonrisa y vuelve a ponerse en marcha. Me aferro al sillín de metal y miro el trayecto hacia la universidad. Es mi segundo día después de mi llegada, y al mirar a mi alrededor me doy cuenta de que todo sigue igual, las casas siguen siendo las mismas con el estilo antiguo, las calles bordeadas de árboles enormes, y un cielo limpio y celeste muy difícil de ver hoy en día. Extrañaba demasiado mi hogar, nunca pensé que volvería después de lo último que pasó estando aquí. Cuando me fui, creí que sería la última vez que lo vería, pero ahora estando aquí todo lo que pensé parece tan diferente.
Apoyo mi mentón en la espalda de Mick y veo cómo nos acercamos a la entrada de la universidad. Es nuestro primer día de clases en el campus. Mi amigo estudia enfermería y se encuentra en el tercer año, mientras que yo estudio medicina y también voy en tercer año. Los primeros dos años los cursamos en la misma universidad de la otra ciudad en la que nos encontrábamos, pero solicité una transferencia de universidad debido al trabajo de mi padre, y bueno, Mick quiso seguir mi camino por lo que terminamos por ambos ser transferidos a esta universidad. Esto es realmente bueno, ya que aunque este lugar es un pueblo pequeño, su universidad es demasiado conocida y tiene un gran prestigio, por lo que estudiar aquí es muy importante y beneficioso para el futuro… Pero bueno, con Mick no nos concentramos mucho en el futuro y nos preocupamos más en vivir el día a día como si fuera el último.
Mi conductor se detiene cuando llegamos a la entrada de la gran universidad para poder apreciar su hermosa infraestructura. Siento que suelta un suspiro y sé que está emocionado por encontrarse aquí. Cuando me dispongo a bajar. mi amigo vuelve a pedalear, esta vez con mucho más entusiasmo que antes, por lo que me tengo que aferrar de su cintura para no caer. Por alguna razón, me mantengo aferrada a él y río al sentir su felicidad. Veo como pasamos a los estudiantes que también hacen su ingreso a la universidad, muchos llevan maletas y equipaje hacia sus nuevos cuartos, y otros simplemente caminan buscando a sus amigos para un reencuentro de después de vacaciones de verano.
-Muy bien, hemos llegado.- Dice Mick cuando nos encontramos al frente de las habitaciones de hombres.- Vamos, baja.
-Estas nos son las habitaciones de mujeres. ¿Qué diablos hacemos aquí?
-Bueno… Pensé que podrías ayudarme con mi cuarto.- Su rostro se transforma en el de un niño pequeño queriendo conseguir un dulce.- Ya sabes que sería bastante malo si me golpeo sin querer o si me corto con algún borde que esté salido. Empezaría a sangrar y tendrías que llevarme al hospital y…
-Ya, ya, ya, ya entendí.- Bufo por lo bajo.- Estoy empezando a dudar si soy tu amiga o tu sirviente. Además tú deberías cuidar de mi, yo estoy en peores condiciones que tú así que cuando termines tendrás que…- Me quedo unos segundos congelada y recuerdo la investigación.- Ayudaré con la limpieza pero primero debes llevarme al departamento de medicina. Tengo que entregar la solicitud de investigación en el laboratorio.
-Está bien, está bien. Sé que no vendrás a limpiar de todas formas.- Le sonrío y me subo rápidamente a la bicicleta.
Nos movemos rápidamente entre los estudiantes hacia el departamento de medicina. En mi antigua universidad trabajaba con un profesor bastante conocido en una investigación sobre la fibrosis pulmonar, la enfermedad que le robó la vida a mi madre, y que amenaza constantemente la mía. Ahora que me transferí de universidad, busco conseguir un cupo en el laboratorio para poder seguir con la investigación. Para esto, el profesor Xian me dió una carta de recomendación, lo que es bastante bueno considerando la gran reputación de mi antiguo profesor. Seguir con este proyecto es algo demasiado importante para mi, y es la principal razón por la que entré a estudiar medicina, quiero poder mejorar la calidad de vida de personas como yo y poder darles una oportunidad de hacer una vida completamente normal. La mia era así, normal, hasta que me diagnosticaron con esta enfermedad, después de eso todo cambió, tuve que mudarme para encontrar tratamiento, tuve que dejar a todos mis amigos y cercanos, tuve que mentirles, tuve que hacer tantas cosas que no quería. Ahora que me encuentro un poco mejor, voy a tratar de hacer mi vida lo más normal posible, al mismo tiempo que investigo maneras para hacerles una vida normal al resto.
Cuando llegamos al departamento, mi amigo se va y yo entro con la carta en la mano. Lo primero que veo es una recepción bastante grande con un estilo antiguo, pero nadie se encuentra atendiendo, por lo que simplemente entro y me guío por unos pequeños carteles en las esquinas de cada pasillo. El edificio es bastante grande y hay varios salones donde se hacen las clases normalmente, pero hoy están completamente vacíos, esperando a mañana la llegada de los alumnos que han vuelto de las vacaciones. Al llegar al final del pasillo, doblo a la izquierda, y llego a una gran puerta de vidrio, la cual tiene en grandes letras la palabra “laboratorio”. Si, es aquí.
Toco la puerta y luego de unos segundos se asoma un viejito de unos sesenta años. Su manchado delantal, sus pipetas en las manos y su rostro poco amigable me hacen saber que llegué en un mal momento.
-¿Qué necesita, señorita?- Pregunta con un tono grave.
-Bueno… Yo soy una… soy una alumna transferida y quería postular para un cupo en el laboratorio.
-No hay cupos.- Dice mientras empieza a cerrar la puerta.
-Espere- Inconscientemente detengo el cierre, pero cuando me doy cuenta de mi acto impulsivo la suelto rápidamente-, tengo una carta del doctor Xian del hospital de Sagan.- El viejo profesor se vuelve a asomar, esta vez con una expresión mucho más amigable.
-¿Por qué no empezaste por eso? Ven, ven, pasa.
Sigo los pasos del profesor y nos adentramos al laboratorio. Es mucho más grande de lo que me imaginé, tiene largas mesas con artefactos de trabajo, una enorme pizarra y unos ventanales que dejan ver parte del campus. Verdaderamente hermoso.
-Déjame ver eso.- Dice el profesor mientras que toma la carta de recomendación de mis manos.- ¿En qué año vas?- Pregunta mientras ojea el papel.
-Estaré cursando el tercer año de medicina.
Asiente con la cabeza, y sigue leyendo la carta. La lee bastante concentrado y de vez en cuando arruga la nariz como si no estuviese de acuerdo, lo que me genera una leve inseguridad, pero recuerdo que mi profesor Xian me aseguró que me conseguiría un puesto, por lo que no me queda más que confiar en él y esperar la respuesta de este nuevo profesor. Sea cual sea la respuesta, conseguiré el cupo, ya sea por la carta de recomendación o por mis propios medios, y no me rendiré hasta poder entrar, esta investigación es demasiado importante como para dejarla a medias.
-¿Cómo es que una chica de tercer año ya está con una investigación?- Pregunta, y su tono me asusta un poco.
-Conocí al doctor Xian antes de entrar a la universidad, por lo que habíamos estado hablando acerca de la fibrosis pulmonar. Cuando entré a medicina, comenzamos una investigación de esta enfermedad juntos, pero por temas de trabajo él tuvo que dejarla y me la relevó a mi. Al inicio estuvo un poco dudoso de que una estudiante nueva como yo pudiera manejarlo, pero demostré buenos resultados, así que terminó por entregarme completamente la investigación, él solo me ayudaba en ciertas cosas que no manejaba.- Creo dar una gran explicación, pero aún así los nervios de no ser aceptada me inundan.
-Bien.- Respira hondo y luego me mira.- Mañana ven antes de tus primeras clases y te daré una respuesta, al fin y al cabo no necesito más ayudantes de laboratorio, pero no puedo ignorar la petición del doctor Xian.
-Muchas gracias, muchas gracias. Mañana estaré aquí. ¡Nos vemos!
Salgo del laboratorio bastante emocionada. Aunque esperaba ser aceptada al instante, aún no me han dicho que no completamente, por lo que todavía hay esperanza en mi. Mañana vendré a primera hora y al fin podré terminar con la mayor incertidumbre hasta ahora.
Al salir del departamento de medicina, me pongo a caminar hacia las habitaciones de mujeres. Mi padre ya debe de haber dejado mis maletas y las de Mick en la recepción de la universidad, por lo que después de encontrar mi habitación y de conocer a mis nuevas compañeras de cuarto, iré a buscarlas con mi amigo.
Camino de vuelta mientras que miro la cantidad de personas que van hacia mi misma dirección. Casi todos van caminando con unas cuantas cosas en las manos más sus maletas, además la mayoría lleva un rostro de felicidad, y otros pocos con expresión de asombro. Ellos deben estar en su primer año de universidad, y son asombrados por la bella arquitectura antigua de este lugar. Por lo menos así me encuentro yo en este momento, es una mezcla de ambas emociones que me inundan completamente, es una sensación increíble. Cuanto daría yo para poder compartir estas emociones con mis antiguos amigos, con mi antiguo novio. Recuerdo que hace un par de años habíamos soñado entrar a una universidad extranjera con una beca deportiva juntos, ya que en un evento deportivo habíamos sido vistos por un entrenador de una universidad que ya no recuerdo el nombre. Habíamos planeado casi todo juntos, pero debido a ciertas circunstancias, todos nuestros castillos de arena se derrumbaron con un simple soplido del viento. Tuve que irme, tuve que mudarme y tuve que dejarlo sin siquiera darle una razón, él nunca supo la verdadera razón por la que me fui, nunca supo por qué diablos me esfume de la tierra, él nunca supo nada, él nunca se enteró de mi enfermedad, por lo que creo que debe odiarme.
Me olvido de todos estos pensamientos cuando llego al frontis de las habitaciones. Entro un poco curiosa y me dirijo a mi respectiva habitación, y al llegar abro la puerta. Enseguida me topo con dos chicas más. Una de ellas se encuentra ordenando su cama mientras que la otra está sentada viendo su celular, pero cuando suben la vista hacia mí, ambas dejan de hacer lo que están haciendo.
-Hola, soy Jenna.- Dice la chica que veía su celular mientras que me estira su mano.
-Hola, hola, yo soy Lía.- Contesto su gesto gentilmente para luego llevar mi pequeña mochila a la única cama que se encuentra libre, la que está en la parte superior de un camarote.
-Yo soy Grace, encantada de conocerte.
La habitaciones suelen ser de tres personas, y en estas hay armarios, escritorios y un baño para todas. Además estos lugares, a diferencia de otras universidades, se ordenan por carrera universitarias, por lo que ambas compañeras que tengo estudian medicina, y lo más probable es que ellas se encuentren en el mismo curso, tal vez yo no coincida con su nivel ya que llegue después y simplemente se me dio una cama vacía.
-¿Y tus cosas?- Pregunta Grace.- ¿Necesitas ayuda para traerlas?
-Oh no, no, no te preocupes. De todas maneras gracias.- Respondo, y ellas continúan arreglando sus cosas.
Respiro hondo debido al cansancio, pero esto no detiene mi entusiasmo. Al fin estoy de nuevo aquí, quiero aprovechar cada momento al máximo con mis nuevos amigos y vivir una vida normal. No quiero que mi enfermedad me retenga, obviamente no haré muchas cosas que me gustaría hacer, pero trataré de vivir lo más normal posible. Quiero vivir lo más posible, y lo mejor posible, antes que esta enfermedad me quite lo más preciado que tengo: mi vida.