Se tiñeron de ocres y amarillo mi razón,
alejando como hojas que caen,
a quien me daño el corazón.
Más el viento,
por muy fuerte e insistente que fuera,
no doblegó mis ramas,
ni rompió mis ganas de que creciera.
Por más que cueste,
la esperanza de cumplir un sueño,
en Otoño floreceré.
Y si llegado el Invierno,
aún he de luchar,
porque mis hojas vuelen en libertad,
sacaré mis raíces avanzando despacio,
y cumpliré mi sueño
año tras año.